Canje de deuda y desactivación de bomba financiera auspiciada por la oposición

El acuerdo al que llegó el Ministerio de Economía con los principales tenedores de títulos de más de 7 billones de pesos de deuda pública, que vencían entre marzo y junio del 2023, para canjearlos por nuevos títulos con vencimientos durante los años 2024 y 2025, con aceptación del 64%, desactiva la posibilidad de una crisis financiera que podía provocar la incertidumbre de que el Estado no pudiera pagar y/o refinanciar esa deuda, posibilidad muy fogoneada por economistas de una oposición más interesada en provocar crisis económica y política, para mejorar sus chances electorales, que en pensar en el bien del país y mucho menos del sector popular mayoritario.

La estafa del endeudamiento (saqueo) macrista: odioso, ilegítimo e insostenible

 

Las políticas de ajuste conducen a una Argentina atrasada, atrofiada y dependiente. En esta Argentina, el déficit de sus cuentas y una balanza de pagos negativa son objetivos de la política económica neoliberal. ¿Por qué? La administración nacional responsable del ajuste emitirá deuda para cubrir los desbalances, desbalances que se irán acumulando al ritmo de mayores servicios de la deuda (intereses más amortizaciones). La rosca del endeudamiento seguirá así retroalimentándose, hasta que el país esté fundido y todo explote por los aires, como en 2001.

Sin la RUFO

Rights Upon Future Offers es el nombre completo de la que tal vez haya sido la sigla más mencionada en la economía argentina durante 2014, la RUFO, cuya traducción castellana significa “derechos sobre mejor oferta futura”. Se trata, en efecto, del derecho que tenían los bonistas que aceptaron la reestructuración de la deuda –caída en cesación de pagos en 2001– a reclamar por una compensación en caso de que el país hiciera una mejor oferta de reestructuración a otro grupo de bonistas.

Sin la RUFO

Argentina no pisó el palito de la cláusula Rights Upon Future Offers (RUFO) contenida en los contratos del canje de deuda en default de 2005 y 2010. Esa autoexigencia incluida en esas dos operaciones financieras expiró el último día del año que acaba de terminar. No hubo negociación oficial luego de la convalidación por parte del Poder Judicial estadounidense del fallo del juez Thomas Griesa, sentencia con una interpretación inédita y extrema del principio pari passu (igual trato a los acreedores).

No es un default II

La Argentina no declaró el default de su deuda y, por lo tanto, no está en default. Para comprobarlo es necesario leer el contenido y el espíritu de las condiciones establecidas en el contrato (indenture) del prospecto de la emisión de los bonos del canje de deuda. Al conocer las cinco situaciones consideradas como “eventos de incumplimiento” en ese contrato, y descubrir también la advertencia incluidas sobre los “riesgos de participar” de la oferta de canje, que no significa una categoría adicional para definir un default, permite precisar cuál es el estado en que se encuentra la deuda argentina regularizada en 2005 y 2010. Es una tarea técnica-jurídica, con una jerga propia de letrados, pero necesaria para navegar sin ahogarse en el mar de confusiones que deliberadamente han agitado, por razones inconfesables, especulación política, por confundir deseos con realidad o simplemente por escasa vocación por el rigor analítico, una influyente tropa de editorialistas de medios, líderes empresarios conservadores, abogados y economistas. Reiteran que Argentina está en default pese a que diariamente surgen evidencias de que ese acontecimiento no se produjo.