El mapa se completó

El Partido Socialista Brasileño (PSB), con apoyo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), ganó la gobernación del distrito federal de Brasilia, en tanto el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del Partido de los Trabajadores (PT), ganaba los estados Río de Janeiro y Rio Grande do Sul, según datos oficiales. En Brasilia, con 94 por ciento del escrutinio cumplido, el senador Rodrigo Rollemberg obtenía un triunfo irreversible con 55,57 por ciento de los votos contra 44,43 por ciento del conservador Jofran Freijat. Rollemberg –que tuvo el apoyo del candidato presidencial del PSDB, Aécio Neves, y de la ex candidata extrapartidaria del PSB, Marina Silva– sucederá en el cargo a Agnelo Queiroz, del PT, que aspiraba a ser reelecto pero quedó fuera de carrera en la primera vuelta. En Río de Janeiro, con 81 por ciento del escrutinio realizado, era reelecto Luiz Fernando Pezao con 56,41 por ciento de los votos, contra 43,59 por ciento de Marcelo Crivella, del Partido Republicano Brasileño (PRB). En Rio Grande do Sul, con 86 por ciento del recuento cumplido, José Ivo Sartori obtenía 61,23 por ciento de los votos contra 38,77 por ciento del actual gobernador, Tarso Genro, del PT.

Las claves de la alegría y el alivio

La victoria en segunda vuelta de Dilma Rousseff, el triunfo del Frente Amplio y, si se confirman las encuestas en boca de urna, la derrota en referéndum de la propuesta inhumana de bajar la imputabilidad de 18 a 16 años, tienen un mismo significado: cuando las construcciones son colectivas y generan candidatos, las alternativas nacionales, populares, democráticas y reformistas siguen convocando a las mayorías de Sudamérica. Es un significado de profunda legitimidad política que, en el caso de Brasil, puede leerse a partir de las claves que siguen.

1 Con el 51,64 por ciento, Dilma Rousseff se convirtió en la política de izquierda más votada del mundo. Obtuvo nada menos que 54.499.901 votos. El Partido de los Trabajadores y sus aliados ganaron el gobierno por cuarta vez consecutiva. El primer gobierno lo inició Luiz Inácio Lula da Silva el 1º de enero de 2003. El segundo el propio Lula, tras ser reelecto, cuatro años después. El tercer turno fue de Dilma, que asumió el 1º de enero de 2011. Y el cuarto lo empezará la misma Dilma desde el primer día de 2015. Cuando llegue el 1º de enero de 2019, el PT habrá cumplido un ciclo de 16 años en la presidencia del país más grande de Sudamérica.

2 El Partido de la Socialdemocracia Brasileña, el PSDB, sufrió su cuarta derrota seguida, aunque consiguió su mejor porcentaje en segunda vuelta desde 2002. Con el 48,36 por ciento, Aécio obtuvo el apoyo de 51.041.010 votos. Neves quedó posicionado en el primer nivel de los candidatos del PSDB. Los otros son el electo senador José Serra, con dos derrotas en su haber, y el gobernador paulista Gerardo Alckmin, con una derrota presidencial y a la vez imbatible en su Estado.

3 Los grandes medios de comunicación fueron otra vez protagonistas muy activos, pero apostaron a Neves y perdieron. Dilma tuvo la oposición decidida de la poderosa Red Globo, de televisión abierta, y de revistas como Veja, que alteró su día de salida y lo cambió de sábado a viernes para influir durante más tiempo cuando ya la campaña estaba cerrada. Veja traía en tapa el título “Ellos sabían todo”, con foto de Dilma y Lula. Aludía a las denuncias del cambista Alberto Yousseff por desvío de fondos de la estatal Petrobras. La nota interior no demostraba que el ex presidente y la actual presidenta supieran algo. Como en el resto de Sudamérica, los megamedios decidieron jugar un rol electoral. Y como viene ocurriendo desde 1998, por tomar el año de la primera victoria de Hugo Chávez, influyen en la vida cotidiana y pueden imponer temas de agenda pública, pero no determinan las percepciones populares, ni el voto.

4 El PT consiguió repetir el esquema de gobernar evitando la polarización y concurrir a elecciones polarizando. La polarización sacó de juego a Marina Silva en la primera vuelta y fortaleció la figura de Aécio como la gran esperanza del establishment brasileño. En la segunda vuelta, la polarización volvió a favorecer al PT porque logró aumentar su caudal en 11 millones de votos. Dilma pasó del 41,59 por ciento al 51,63 por ciento. Si se tiene en cuenta que los blancos y nulos bajaron del 9,64 por ciento al 6,34 por ciento, tal vez allí esté el origen de una parte de los sufragios de ayer. Otro origen, sin duda, es la cantera de los 22 millones de votos que formaron el 21,32 por ciento de Marina. Es obvio que no fueron en masa a Neves, como sugerían en las últimas tres semanas algunos análisis apresurados, porque de otro modo hoy Aécio y no Dilma sería el presidente electo para el próximo mandato.

5 El gigantesco Brasil quedó geográficamente partido. Dilma ganó por un margen muy amplio en todos los estados del nordeste. Alcanzó diferencias de hasta un 40 por ciento en Pernambuco y Bahía, que antes de Lula no votaban al PT. También triunfó en Río de Janeiro y volvió a ganar en el estado natal de los dos candidatos, Minas Gerais, donde el PT obtuvo la gobernación en la primera vuelta. San Pablo sigue siendo difícil de perforar: ganó Aécio por 65 a 35 por ciento.

6 Los sectores beneficiados por la reforma social votaron a Dilma en su mayoría. Será más sencillo refinar el análisis con nuevas y más amplias encuestas, pero el voto por el PT en el nordeste indica por sí mismo que tener luz por primera vez, y también agua, crédito, trabajo, heladera y aire acondicionado, fidelizó el voto de buena parte de los 40 millones de brasileños que dejaron de ser lo que el ultraderechista Jorge Bornhausen bautizó una vez como “raza maldita”.

7 Por séptima ocasión, Lula fue otra vez gran figura en una elección presidencial. El dirigente metalúrgico que hoy cumple 69 años volvió a ser protagonista. Lo había sido cuando perdió sus tres primeras presidenciales con Fernando Collor de Mello y con Fernando Henrique Cardoso (dos veces), cuando ganó dos veces y cuando impulsó la candidatura de su ministra y luego jefa de ministros Dilma Rousseff. Esta séptima aparición en una campaña presidencial mostró las diferentes aristas del líder sindical y político. Se destacó el jefe del PT, el político que coloca los temas de gobierno sin tomar prestada una agenda no propia; el que ataca a los adversarios sólo cuando corresponde, pero es capaz tanto de dosificar como de ir a fondo; el que quisiera mayoría parlamentaria propia, pero al no tenerla consolida las alianzas no sólo a izquierda sino a centroderecha, con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño. También el Lula que a esta altura no sólo puede contar su vida de nordestino con futuro de muerte, de hambre y de sed, sino su historia como el presidente que logró la mayor incorporación de habitantes a la ciudadanía política y social. El Lula que, además, cuando narra sigue siendo creíble.

8 El PT mantuvo las alianzas, pero reforzó su perfil. En cualquier alianza, una fuerza siempre es hegemónica. El PT no sólo sigue teniendo la presidencia y tendrá la mayoría de los ministros sino que no vaciló en combinar el realismo político con una reafirmación de identidad incluso estética. Lula habló en los últimos actos con la camiseta roja del PT. Para confirmar esa identidad, tanto él como los otros dirigentes usaron también la camiseta con el estampado de una cara de Dilma joven y anteojuda. La foto de Dilma cuando fue presa y torturada por la dictadura.

9 El desafío del PT será enorme en lo político y en economía. Los dirigentes oficialistas decían en las últimas semanas que tenían por delante la obligación de reflexionar sobre su relación con la sociedad, sobre el aletargamiento de la militancia y sobre políticas de gobierno, pero que sin duda pensarían más tranquilos habiendo ganado. Anoche mismo, Dilma insistió en su bandera del último año, una reforma política que entre otras cosas termine con el financiamiento electoral privado y evite así toda fuente de corrupción. Otro desafío evidente será la construcción de un candidato o candidata, porque Dilma no podrá ser reelecta en las elecciones de 2018 y Lula estará por cumplir 73 y hasta ahora su idea es ser carta de reserva. Y está el desafío inminente de una economía que no crece.

10 Dilma y Lula consiguieron la victoria electoral más importante de los proyectos de reforma con inclusión en Sudamérica. El triunfo en Brasil fue recibido como propio en la Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Chile, y con satisfacción por el colombiano Juan Manuel Santos, que por Twitter felicitó y dijo que espera “seguir trabajando por el bien de nuestros dos países y la región”. La derrota de Aécio Neves, que pregonaba un cambio externo para Brasil, consolida la chance de fortalecer el Mercosur, de afirmar Unasur como cruce de políticas diversas e integración energética y de infraestructura, y de extender la alianza hasta Cuba con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la Celac. Anoche fue palpable que las fuerzas afines al PT en Sudamérica sintieron lo mismo que los votantes de Dilma. No sólo alegría. También un enorme y placentero alivio.

Dilma vs. Aécio, dos proyectos antagónicos de país se enfrentan

El primer turno de las elecciones presidenciales brasileñas del domingo 5 de octubre dio un resultado “lógico”: la presidenta Dilma Roussef (Partido de los Trabajadores) candidata a la reelección enfrentará al ex-gobernador de Minas Gerais Aécio Neves (Partido de la Social Democracia Brasileña) en la segunda vuelta el 26 de octubre. Fue 42% del electorado (más 43 millones de votos) contra 34% (casi 35 millones), respectivamente. Son los dos partidos que se enfrentan desde 1994 (con victorias del PSDB ese año y 1998, y del PT en 2002, 2006 y 2010).

El esfuerzo del PT en diez claves

Tenía razón Dilma Rousseff cuando decía que su escenario deseable era ganar en el ballottage y que era un error ilusionarse con una victoria en primera vuelta. No sólo tenía razón porque los hechos se la dieron: efectivamente la coalición dirigida por el Partido de los Trabajadores no llegó ayer al 50 por ciento más un voto que le ahorraría una segunda vuelta. Tenía razón, sobre todo porque el PT estaba obligado a mantener la conciencia de que todavía le quedaba un descomunal esfuerzo hasta el domingo 26. Un esfuerzo que puede analizarse a partir de las claves que siguen:

La especulación desenfrenada

Desde Río de Janeiro

Tan pronto se supo que la presidenta Dilma Rousseff no sólo aseguró su ventaja sobre la evangélica y ambientalista Marina Silva, sino que también logró abrir una ventaja firme y cómoda, los agentes del mercado financiero se lanzaron a su deporte favorito, la especulación desenfrenada.

Lo que está en juego en Brasil

Desde que, como una de sus primeras posturas internacionales, el gobierno de Brasil -encargado, junto con EUA, de concluir las negociaciones del ALCA-, ha bloqueado el proyecto norteamericano de un área de libre comercio, las posiciones de los dos países han comenzado a distanciarse. Desde entonces, las diferencias solo han aumentado.

“En Brasil no hay ningún periódico que tenga una orientación progresista”

Los gobiernos de Lula y Dilma han tenido en contra a los medios de comunicación. En estas elecciones, Marina Silva fue elegida por los medios para evitar la reelección de Dilma. La nueva candidata no tiene equipo ni un programa claro.

Se acercan las elecciones en Brasil y el debate se ubica entre la presidenta y candidata por el PT, Dilma Rousseff, y la candidata por el PSB, Marina Silva. En un escenario electoral complejo, que se vio modificado tras la muerte de Eduardo Campos, está en juego la continuidad de todas las conquistas del PT.

Silva tiene una fachada seductora por ser mujer, zamba, con una militancia histórica, proveniente de los sectores populares, pero la falta de estructura y su impulso por disolver todo lo que construye la convirtieron en la candidata de los medios hegemónicos y de los poderes económicos brasileños. Pablo Gentili describe el panorama electoral y el futuro de nuestro socio fundamental en la región.

La sorpresa más grande

"Los medios de comunicación atraviesan una profunda crisis: global, porque la difusión de las nuevas tecnologías afecta a la prensa tradicional; regional, porque el ascenso de líderes de izquierda en América Latina tensionó la relación con los medios más cercanos al establishment; y en el caso de Argentina, local, por el conflicto entre el gobierno y el Grupo Clarín y la sanción de una ley regulatoria. Pese a ello, los medios de comunicación siguen siendo uno de los actores más valorados por la sociedad y un espacio crucial para la política."José Natanson

A partir de esta coyuntura, compartimos un artículo de Emir Sader publicado en Página/12 sobre el Mundial que SÍ ganó Brasil.

¿Se desindustrializa Brasil?

Este estudio pretende retomar algunos temas específicos del debate sobre la desindustrialización en Brasil, así como también, apunta a recordar algunos aspectos del debate teórico-histórico sobre la desindustrialización, presente en la literatura sobre desarrollo económico. En la primera parte, se destacan algunos elementos del referido debate presentes en la literatura especializada, discutiendo aspectos teóricos de la formulación kaldoriana que destacan el papel del crecimiento industrial y de la mudanza estructural en el crecimiento de las economías capitalistas.