La crisis venezolana catapultó a una virtual junta militar en Brasil, con Bolsonaro como jarrón chino

Menos de dos meses duró el gobierno de Jair Bolsonaro: el posicionamiento de Brasil ante la crisis venezolana y su alianza incondicional con EEUU e Israel, presionaron para que los ministros militares asumieran el poder que monitoreaban desde el golpe de 2016 contra la presidenta Dilma Rousseff.

Bolsonaro y el fascismo

Se ha vuelto un lugar común caracterizar al nuevo gobierno de Jair Bolsonaro como “fascista”.  Esto, a mi juicio, constituye un grave error. El fascismo no se deriva de las características de un líder político por más que en los tests de personalidad –o en las actitudes de su vida cotidiana, como en el caso de Bolsonaro- se compruebe un aplastante predominio de actitudes reaccionarias, fanáticas, sexistas, xenofóbicas y racistas.

El plan económico y social del gobierno Bolsonaro

El capitán Bolsonaro ya se comprometió con el “Mercado” a entregar todas las decisiones del área económica al gran Capital, bajo hegemonía del capital financiero y de las empresas extranjeras (personificado en Paulo Guedes y sus Chicago boys, que ponen a Lewy en el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social). Por las declaraciones del presidente electo, será un gobierno comandado directamente por hombres de negocio comprometidos con la reducción del “costo Brasil”, o sea, con el aumento de la ganancia privada. Un gobierno con ese perfil no solo continuaría, sino que radicalizaría la agenda de Temer, a fin de implantar:

¿Por qué crece el evangelismo en Brasil y qué consecuencias políticas tiene?

Entrevista con Lamia Oualalou. Brasil pasó de ser un centro de la Teología de la Liberación a un enorme crecimiento de lo que los estudiosos denominan la «teología de la prosperidad» promovida por el evangelismo pentecostal. Estas iglesias favorecieron formas de recomunitarización popular frente a las ausencias estatales. El desborde político desde las iglesias -especialmente las evangélicas conservadoras- a la política da cuenta de mucho de lo que ocurre hoy en un Brasil, cerca de experimentar un gobierno conservador y autoritario de imprevisibles consencuencias.

¡Ay Manuela!

La desaparición de la derecha democrática en Brasil. Y el campo que se abre entre quienes defienden el sistema democrático y los que no. Manuela D Avila habla de uno de resultados que dejó la elección de Brasil, lo repite y lo recomienda. “El pecado original de nosotros, lo mas importante, es que no estuvimos unidos. La unidad es lo mas importante que podríamos haber hecho y no hicimos”, dice. “Si uno hace la evaluación correcta de lo que estamos viviendo en el mundo, no podés permitirte que la gente se divida. No creo que los partidos de Brasil hayan estado divididos por mala onda. Creo que no teníamos noción de la fuerza del enemigo”.

Moro se quita la careta

La decisión de Sergio Moro de aceptar la cartera de Justicia en el futuro gobierno del ultraderechista Jair Bolsonaro exige un análisis retrospectivo de sus acciones, examen del que el superjuez, percibido como el campeón nacional de la ley en Brasil en los últimos años, no sale bien parado.