Base y punto de partida

Horacio Rovelli
“Al mismo tiempo que procuraría una tasa de inversión controlada socialmente con vista a la baja progresiva de la eficiencia marginal del capital, abogaría por toda clase de medidas para aumentar la propensión a consumir, porque es improbable que pueda sostenerse la ocupación plena, con la propensión marginal existente, sea lo que fuera lo que hiciéramos respecto a la inversión. Cabe, por tanto, que ambas políticas funcionen juntas – promover la inversión y al mismo tiempo, el consumo, no simplemente hasta el nivel que correspondería al aumento de la inversión con la propensión existente del consumo, sino a una altura todavía mayor” John M. Keynes – “La Teoría General de la Ocupación, el Interés, y el Dinero” Fondo de Cultura Económica. Ed.2008 La frase pertenece al libro citado que se publicó en enero de 1936 como respuesta a la crisis del año 1929. El mérito innegable del autor es que, en lugar de analizar la economía desde la tasa de ganancia de las empresas, volvió al origen de la ciencia que consiste en ver la economía como un todo, y con ello, John M. Keynes se da cuenta de la imperiosa necesidad de la intervención estatal que permita igualar la demanda con el producto.

Volver a plantear la importancia de la producción y de la distribución y definir que no lo resuelve el “mercado”, lo obliga a pensar en un Estado que sea el que procure y garantice el crecimiento sostenido, basándose en que es la demanda global la que impulsa la producción, y por ende se debe garantizar que sea la demanda la que crezca, a la par que se toman los recaudos para que la oferta la acompañe.

Keynes es consciente que el principal problema es generar trabajo y que solo se consigue con un crecimiento sostenido, en lugar de priorizar, como lo hacían sus pares en la primera parte del siglo XX, un supuesto equilibrio. Es más, como lo explica en el prologo del libro de John M. Keynes referenciado, tratar de llevar a la práctica las formulaciones del pensamiento marginalista , no podía tener otro resultado que el desastre, la caída del producto, de la inversión, el desempleo y la exclusión social, como fueron todas las experiencias en todo ese período, y como continuó siendo cada vez que se aplicó, como fue el caso de nuestro país desde 1976 hasta la crisis terminal en diciembre de 2001, con la honrosa excepción del intento de una política económica distinta en la gestión encabezada por Bernardo Grinspun del 10 de diciembre de 1983 al 19 de febrero de 1985. O como sucede actualmente en los países de la Comunidad Económica Europea

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