El G-20. Multilateralismo, poder, insubordinación y realismo

 

En ejercicio de la presidencia del G-20, Alemania ofició su rol de anfitriona del encuentro celebrado en Hamburgo que tuvo como consigna “Conformar un mundo interconectado”. El logo elegido resume los deseos y valores de personalidades como Angela Merkel, Justin Trudeau y Emmanuel Macron, pero está alejado de los pronunciamientos de Donald Trump, Vladímir Vladímirovich Putin, y de la decisión adoptada por el Reino Unido presidido por Theresa May para apartarse del comando de Bruselas.

Epoca de malas noticias para el futuro de la unidad europea

Estados Unidos se salió de curso y es ahora un gigante imprevisible y hasta peligroso, con un liderazgo al que la justicia ha debido ponerle límites. Pero antes, y de modo menos estridente, fue Europa la que anduvo ese mismo sendero. Los costos de ese derrape se miden en que el viejo continente es hoy una presa más vulnerable para las ideas corrosivas de Donald Trump y su troupe de admiradores en el otro lado del Atlántico.

La alemanización de la Unión Europea, incluyendo Grecia

En el discurso que dio el entonces Ministro de Finanzas griego el 15 de julio, el Sr. Yanis Varoufakis, se refirió a las reformas impuestas a Grecia por el Eurogrupo (en el que el Ministro de Finanzas alemán, el Sr. Wolfgang Schäuble, era una figura dominante en tal grupo) como comparables a lo que “ocurrió en Versalles”, cuando los vencedores de la I Guerra Mundial impusieron a Alemania unas medidas de tal dureza que fueron la causa, más tarde, de la aparición de la II Guerra Mundial.

“Hemos traicionado a la gran mayoría del pueblo griego”

Pavlos Kapantais se encontró con el ex ministro de Finanzas griego un día antes de que Alexis Tsipras anunciara la convocatoria de elecciones anticipadas. Varoufakis será invitado de honor este domingo a la fiesta de la rosa organizada, por Arnaud Montebourg /1. En la entrevista Varoufakis se refirió a su renuncia y a su relación con el primer ministro griego Tsipras. Varoufakis es un hombre sonriente, aparentemente tranquilo, que nos recibe en su residencia de verano en la isla de Egina. Su esposa, Danaé y un amigo están sentados en la terraza con vista al mar.

El diktado de Alemania

El escarnio impuesto a Grecia funciona como un mensaje para las fuerzas de izquierda en Europa y evidencia los límites de los Estados frente al avance irrefrenable del neoliberalismo.

Sólo en las películas de terror se ven escenas tan sádicas como las que vimos el 13 de julio pasado en Bruselas, cuando el primer ministro griego Alexis Tsipras, herido, derrotado, humillado, tuvo que acatar en público, cabizbajo, el diktado de la canciller de Alemania, Angela Merkel. Y renunciar a su programa de liberación, con el que había sido elegido, y que su pueblo acababa precisamente de ratificar en referéndum.

Alemania Vs. Grecia: mucho más que una disputa por fondos y modelos

En la mesa de negociación de los ministros de Finanzas importa tanto lo dicho como lo imaginado. Finlandia imagina que su deber es educar a Grecia, ese incorregible defaulteador del Mediterráneo. Irlanda imagina que sus ciudadanos no perdonarán a un gobierno que los mató a ajustes si Grecia triunfa en su desafío y los votantes descubren que había otra manera.

Cuatro años más de ajuste

A Angela Merkel le disgusta que la comparen con Margaret Thatcher, pero ella suscribe su famosa máxima “la dama no da marcha atrás” (“The lady’s not for turning”). La canciller alemana no ha retrocedido un ápice en su exigencia a los países en crisis del sur europeo para que ajusten. Esa es su forma de manejar la crisis del euro, no importa si el costo resultante es más desocupación, pobreza y miseria para Portugal, Italia, Grecia y España, los llamados PIGS –acrónimo que significa “cerdos” usado peyorativamente por medios económicos anglosajones– víctimas de la desindustrialización, la burbuja inmobiliaria y la especulación financiera.

Alemania se estanca y va a una recesión

El gobierno de Angela Merkel admitió ayer que su economía corre "riesgos significativos"; cayeron varios indicadores decisivos

Parecía blindada contra la crisis que somete al resto del mundo desarrollado, en especial a las otras potencias europeas. Pero en los últimos días, Alemania sintió el derrumbe a su alrededor y entró en riesgo de recesión, al conocerse indicadores que mostraron caídas en la producción industrial, las importaciones, exportaciones e incluso el hasta ahora invulnerable mercado laboral.

En una advertencia inusualmente dura, el Ministerio de Economía admitió ayer que esas cifras y una fuerte caída en la confianza empresarial apuntan a "riesgos significativos" para el panorama del país.