La política exterior multidireccional de India
El continuo ascenso de la India en las últimas décadas ha sido uno de los fenómenos más destacados de la política internacional. La naturaleza multidireccional de su estrategia global, unido al alto nivel profesional de sus diplomáticos, han dado lugar a una considerable expansión de su influencia a nivel internacional, como también claridad al perfil de su política exterior.
Un protagonista de este proceso, durante la última década, ha sido su actual ministro de relaciones exteriores S. Jaishankar, un agudo observador del escenario internacional, y valiente defensor de los intereses indios. Al ejercer su cargo, este brillante diplomático de carrera no es ingenuo y se refiere a la competencia entre las naciones —sea militar, económica, tecnológica o geográfica—, como a los “juegos que las naciones siempre han jugado”. Su pensamiento puede ser relevante para la política exterior argentina.
Jaishankar considera que la política exterior tiene mucho que ver con analizar en forma clínica el panorama global, y dimensionar las posibilidades de una nación. Así, afirma que nos dirigimos hacia un período de alta volatilidad y ruptura, donde la navegación debe realizarse en paralelo a la mitigación de riesgos y amenazas. Que la interdependencia entre naciones, por sí misma, no puede siempre considerarse como una base segura para la paz y seguridad internacional. Y que el rebalanceo de poder a nivel mundial —con el rol prominente de Asia— llevará naturalmente a la multipolaridad. Agrega que, si bien las potencias en ascenso prefieren la estabilidad, India deberá planear su ascenso en medio de una gran impredecibilidad.
En cuanto a la complejidad de la implementación de su política exterior, Jaishankar la ilustra aludiendo a su diplomacia como a una mandala—multidireccional, radial, modelada—, pero que está siempre expuesta a sufrir modificaciones en algunos elementos o patrones, pero sin perder de vista los intereses nacionales. Así en 2020, el ministro señalaba que era el momento de interactuar con EE.UU., manejar a China, cultivar a Europa, reasegurar a Rusia, incorporar a Japón en el juego, atraer a los vecinos, y extender la vecindad.
Sin embargo, una demostración de fuerza china en la frontera con India en mayo del 2021 —en plena pandemia del Covid—, obligó a Nueva Delhi a replantear su relación con Beijing, y a alterar ciertos patrones de su mandala diplomática multidireccional. Como primera medida se enviaron decenas de miles de soldados con el correspondiente equipamiento a la frontera común. Luego se fortaleció el compromiso de India con el Diálogo Cuadrilateral de Seguridad (Quad) —con Australia, EE.UU. y Japón—, para coordinar el planeamiento y acciones navales en el Indo-Pacífico. A su vez, se decidió no integrar el RCEP, un acuerdo regional de comercio para el Asia-Pacifico, impulsado por China. Este cambio de postura ante China aumentaría la interacción con EE.UU., al que se acercaría en temas estratégico-militares, y con el cual procura acordar un tratado bilateral para duplicar el comercio mutuo para 2030.
La invasión rusa de Ucrania afectaría el cultivo de las relaciones con Europa, y serviría como oportunidad para reasegurar a Rusia. En efecto, India se mantuvo ambivalente ante el conflicto, y compró petróleo ruso en pleno embargo europeo. A pesar de esto, la relación con Francia —su segundo proveedor militar— llevó a un acuerdo para la compra de aviones militares Rafale, y la adquisición de 3 submarinos Scorpène. En el caso de Alemania, se acordó la venta de seis submarinos de la empresa Thyssen-Krupp. A su vez, la mencionada compra de petróleo ruso por parte de India, reaseguraría a Moscú. También las compras de armamento a Rusia, el primer proveedor de armas de Nueva Delhi. Así, una muestra de lo multidireccional de la política exterior India es estar comprando simultáneamente misiles S-400 a Rusia, helicópteros MH-60 y aviones P-8 a EE.UU., aviones Rafale a Francia, y bombas Spice a Israel.
En cuanto a atraer a los vecinos, esta misión no ha sido siempre exitosa. India ayudó a Sri Lanka durante su delicada crisis económica de 2022, y acordó una serie de límites fronterizos con Bangladesh. En cuanto a Pakistán, el foco está puesto en condenar y responder a los actos de terrorismo en tierra india, como el reciente ataque a turistas en Kashmir. Luego de un bombardeo indio a bases de tres grupos terroristas en Pakistán, Islamabad ha respondido con ataques a instalaciones militares indias, argumentando ataques indios a tres bases aéreas paquistaníes. Pero no ha habido hasta ahora movilización de tropas. Y la mediación de EE.UU. ha sido efectiva en enfriar el conflicto. Otro hecho traumático ha sido el bloqueo informal del comercio proveniente de India a Nepal en 2015, por considerar que la nueva constitución de Nepal no satisfacía los intereses indios. Este bloqueo es recordado con mucho dolor en Katmandú, ya que se efectivizó justo después del terremoto que azotó a Nepal en 2015, dejando a este país prácticamente sin alimentos ni medicamentos.
Lo nuevo es el comenzar a hablar de un “vecindario extendido”, que va de Medio Oriente hasta el Asia-Pacífico. Esta nueva geografía de acción se define informalmente como a los lugares al este y al oeste de India donde se llega en 6 horas de avión. En este contexto, India se ha manifestado enérgicamente contra los actos terroristas de Hamas a Israel, pero apoya la existencia de un estado palestino.
Jaishankar observa que a la distancia, esta política exterior integrada puede a veces verse como a un cisne que avanza en forma elegante, sin notarse el febril pataleo que ocurre debajo de la superficie. Este consiste, en general, de grandes debates internos y de complejas interacciones con funcionarios extranjeros, con quienes se deben cultivar sólidos vínculos profesionales y/o personales. En estas críticas relaciones, y estando en un continente donde los sistemas autocráticos no son pocos, la diplomacia india debe tratar tanto con políticos democráticos como con aquellos “menos cíclicos”, en forma racional y pragmática.
El ministro afirma además que como resultado de la dinámica política actual de la India—con el Baratiya Janata Party en el poder—una visión nacionalista producirá naturalmente una política exterior nacionalista, y que el mundo debe acostumbrarse a ello.
Según Jaishankar, habrá que extraer fortalezas de su herencia histórico/cultural y enfrentar los desafíos con el optimismo de la democracia y la tecnología. Pero observaremos a una nueva India, que es capaz de definir sus propios intereses, articular sus propias posiciones, encontrar sus propias soluciones y avanzar su propio modelo. Estas características potenciarán sin duda la implementación de su política exterior multidireccional.
Fuente: Foro del Sur - Mayo 2025