Los atentados a las Torres Gemelas: guerra y globalización
Los atentados a las Torres Gemelas en el corazón de Nueva York, y al Pentágono en Washington, provocaron un verdadero terremoto en la agenda política internacional. Por haber sido atacada la primera potencia mundial; por la magnitud de los atentados y su secuela de muertos; por la compulsión de modificar la agenda de política exterior que tenía planificada el presidente George Bush(h); por las secuelas económicas, culturales y políticas que dejarán en la sociedad estadounidense, por las desconocidas implicancias que tendrán los bombardeos sobre Afganistán, y por lo que despertará en el resto del mundo. Si el historiador británico Eric Hobsbawm afirma que el siglo XX finalizó con la caída del Muro de Berlín, surgirán otros que plantearán que el siglo XX se extendió hasta el 11 de septiembre de 2001 y que -en realidad- ese día marca el comienzo del siglo XXI.
No cabe duda de que los atentados marcan “un antes y un después”, y que el proceso de globalización en curso ahora tendrá que tomar en cuenta nuevos múltiples factores que seguramente seguirán apareciendo como consecuencia de lo sucedido en Estados Unidos ese día. A su vez, esta nueva “guerra” no debe empañar el debate que se ha generado en la última década sobre los efectos de una globalización que hoy incluye solamente al 15 por ciento de la población mundial mientras el 60 por ciento nunca ha realizado una llamada telefónica. La violencia terrorista y los atentados del martes 11 no son una consecuencia directa de la globalización, pero para comprender de qué manera están imbricados es inevitable analizar qué vinculación existe entre ellos a comienzos del siglo XXI y qué rol le cabe a Estados Unidos, locomotora indiscutible de esta globalización.