En el nombre de los monopolios

La embestida de Paolo Rocca pone en escena las pretensiones de los sectores concentrados. Su alianza con el Grupo Clarín y La Nación. Detrás del telón, la tendencia a maximizar beneficios y la sobreexplotación del trabajo.

La embestida de Paolo Rocca en simultáneo con el discurso presidencial por el Día de la Industria tiene un trasfondo que habla de la nostalgia del factótum del Grupo Techint por los años ’90, década que le permitió capturar activos públicos a precios irrisorios y reducir costos mediante la integración vertical de sus negocios. Todo esto tras haberse beneficiado con los cuantiosos sobreprecios pagados por el Estado nacional a sus empresas durante la dictadura cívico-militar que silenció, con la complicidad de sus actuales socios La Nación y el Grupo Clarín, cualquier intento de oposición. Rocca es apenas uno de los nombres que animaron una patria contratista que, travestida con ropajes democráticos, acrecentó un poder de lobby que se tradujo en prácticas coactivas que intentan prolongar hoy de espaldas a la sociedad. ¿De qué otra forma podría interpretarse su afirmación sobre la supuesta pérdida de rumbo del Gobierno Nacional si no es suponiendo el desprecio al apoyo alcanzado por la presidenta en la última elección?