Indispensable flexibilidad para enfrentar situaciones complejas

Carlos Heller
La Argentina está avanzado en un acuerdo 2014-2016 con el Banco Mundial, que aún debe ser aprobado por su directorio, habilitando futuros créditos de fomento, sin condicionamientos macroeconómicos, por cerca de U$S 3000 millones, para mejorar el acceso a servicios públicos en las áreas de salud y educación para las poblaciones más pobres, y para promover el desarrollo rural con inversiones en infraestructura.

A esta etapa en la relación con el Banco Mundial se llegó conjuntamente con el acuerdo al que arribó Argentina con empresas que la demandaron en el CIADI y obtuvieron sentencias a su favor; se pagarían U$S 500 millones, importe que implica una interesante quita sobre los cerca de U$S 1300 millones de las sentencias originales, mientras que el pago se realizaría con Boden 2015 y Bonar 2017, de la misma forma que no se descarta que se les solicite que inviertan en el país un porcentaje de lo obtenido, posiblemente suscribiendo BAADE.

Las deudas con estas empresas (que no se cancelaron porque las mismas no aceptaban que los pagos se realizaran según la ley argentina) eran utilizadas como argumento por el gobierno norteamericano para frenar el financiamiento a nuestro país en los organismos internacionales; a partir de estos acuerdos, esa excusa ya no debería existir.

A nadie le gusta pagar a estas empresas que se beneficiaron largamente en los noventa y que exigen compensaciones por las medidas que el país tomó en medio de la crisis de 2001 para evitar saltar de la sartén al fuego. Pero la falta de cancelación de los juicios pendientes era una situación que trababa gran cantidad de financiamientos y relaciones internacionales. Además, junto con la nueva reapertura del canje, mejora la posición argentina en el juicio con los fondos buitre. De allí que la decisión que se ha tomado es adecuada, especialmente teniendo en cuenta la quita obtenida y las condiciones de pago. Pero esta situación también pone de relieve la necesidad de examinar la pertenencia de Argentina al CIADI, un tribunal del Banco Mundial en donde las empresas privadas litigan con los gobiernos, principalmente de los países emergentes, y la mayoría de los pleitos son ganados por las primeras. Brasil posee grado de inversión (un reconocimiento de seguridad para las inversiones por parte del establishment financiero internacional) y no está adherido al CIADI, un argumento más para ir desarmando la adhesión de nuestro país a dicho tribunal, que debería estar acompañada por la denuncia de los más de 52 tratados de inversión firmados durante los noventa, y que condicionan severamente nuestra soberanía.

Proyecciones favorables de crecimiento

Resulta interesante evaluar los datos sobre el crecimiento de Argentina brindados por parte de organismos internacionales.

En el caso del FMI, queda claro que es un institución que no comulga con la política heterodoxa que se está aplicando desde 2003 en nuestro país, y no concede, como no lo ha hecho nunca, el más mínimo beneficio de inventario. El organismo pronosticó un crecimiento para Argentina de 3,5% para este año y de 2,8% para el año que viene, significativamente inferiores a los estimados por el gobierno. Pero analizando el entorno, se puede observar que en los dos años, y según las estimaciones del FMI, Argentina va a crecer más que Brasil, que estaría en 2013 y 2014 en un 1,5 por ciento. Sin avalar las cifras mencionadas, esta evolución muestra un dinamismo interno interesante para nuestro país, dado que en gran medida parte de nuestra actividad depende de la demanda de la nación hermana.

En el mismo sentido abonan las cifras y comentarios del Banco Mundial, que comparte similares enfoques teóricos que el FMI. El economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre, expresó que la proyección de crecimiento para Argentina del 4% para 2013 es "bastante favorable, en comparación con el promedio de la región" estimado en torno al 2,5 por ciento. De la Torre, incluso, evaluó que Argentina "no tiene un desajuste macroeconómico" (Ámbito Financiero, 10.10.13) para desazón de muchos consultores económicos locales que profetizan grandes problemas económicos, y que presentan estimaciones menores al 3% de crecimiento para 2013, a partir de las cuales afirman que el gobierno pagaría injustificadamente el cupón PIB 2013; estas teorías ya no son sostenibles a la luz de los datos expuestos.

Los datos del Banco Mundial surgen de un estudio sobre América Latina que sostiene que "una mayor volatilidad en los flujos de capital y en el precio de los activos también está llevando a las economías emergentes a una desaceleración". Debe comentarse que esa mayor volatilidad está dada por las noticias sobre el destino de las compras mensuales de bonos de la Reserva Federal (FED), denominado "alivio cuantitativo", un eufemismo de la magnífica expansión monetaria realizada desde finales de 2008 por EE UU, y que ha colaborado para la apreciación de la mayoría de las monedas de los países de América Latina.

Con relación a este tema, cabe comentar que el presidente estadounidense Barack Obama propuso como futura presidenta de la FED a Janet Yellen, quien sería la primera mujer en ocupar ese cargo. "Yellen ha expresado una gran preocupación por las consecuencias económicas del desempleo, una gran convicción en la capacidad de la FED para estimular el crecimiento del empleo y una mayor predisposición a aceptar una tasa un poco más alta de inflación para reducir más rápidamente el desempleo" (NY Times en La Nación, 10.10.13) algo que está en consonancia con los objetivos establecidos por ley y que guían el accionar de la FED. El anuncio parece garantizar la continuidad de la actual política monetaria de bajas tasas y un sesgo gradualista en torno al retiro de los estímulos monetarios implementados para reflotar la economía estadounidense. Esta situación debe seguirse de cerca por los países de América Latina, que desde mayo han sufrido fuertes desvalorizaciones monetarias como producto del "vuelo hacia la calidad" de los capitales de corto plazo.

En la misma semana, aparecieron declaraciones del economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, quien opinó que "la independencia (de los bancos centrales) debería ser separada en niveles. La política monetaria clásica debe permanecer independiente. Sin embargo, el control de los mercados financieros por parte del banco central debería ser puesto bajo alguna clase de supervisión política" (Ambitoweb, 11.10.13).

Son parches realizados a la teoría neoliberal, tratando de eliminar las aristas más ortodoxas de la misma, a partir de las nefastas consecuencias que ha tenido, y que si bien no alteran en absoluto el corpus esencial de estas teorías, brindan elementos a quienes proponemos políticas heterodoxas.

Las noticias analizadas también son interesantes para contrastar con las propuestas de ciertos políticos y analistas locales, los mismos que aún hoy hablan de un Banco Central esclavo y rechazan la reforma a su Carta Orgánica que desde 2012 incorpora, además de la estabilidad monetaria, otros objetivos como son la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social, funciones que debe desarrollar "en el marco de las políticas establecidas por el gobierno nacional".

Dentro del absoluto disciplinamiento neoliberal que se impone en la mayoría de los países desarrollados, además de la dura realidad que evidencia las consecuencias nefastas de su aplicación, se cuelan algunos estudios y evaluaciones que permiten valorar positivamente las políticas implementadas en nuestro país, como la flotación administrada del tipo de cambio, y la mayor intervención del Estado en la economía, junto con la necesaria flexibilidad para encarar temas complejos como el juicio de los fondos buitre o las sentencias del CIADI.

Tiempo Argentino - 13 de octubre de 2013

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