El sistema jubilatorio argentino empobrece al trabajador

Orlando Ferreres
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La idea que subyace detrás de los sistemas jubilatorios consiste en suponer que los trabajadores son poco previsores y no van a ahorrar para el momento en que no puedan trabajar. Por eso el Estado, que se considera muy previsor, aunque está en duda si realmente lo es, les retira una parte de la capacidad actual de gasto mensual (en Argentina 2010, el 28 % del sueldo bruto sujeto a aportes) para devolvérselo en la vejez, a partir de los 60 años para la mujer y los 65 para el hombre.

Un empleado, con un aporte de sólo 11% de su sueldo mensual se puede jubilar con el 82% móvil de su salario promedio de los últimos 10 años de trabajo, considerando que haya aportado desde los 18 hasta los 65 años, y cuyo sueldo haya mejorando desde cadete a jefe de sección, es decir, con una mejora o por productividad en su categoría o por ascenso de categoría a lo largo de esos años, que implique una mejora anual en términos reales del 2% (es menor al crecimiento del PBI).

El dinero que le fue retenido mensualmente, se asume que puede tener un rendimiento igual al del crecimiento del PBI, que se considera de 4% en términos reales. Se incluye en el 11% un 0,8% para el seguro de vida y por invalidez, para cubrir estos hechos eventuales en la vida de un trabajador, por lo que el fondo sólo se constituye con el 10,2% de los aportes.

En 2010 en Argentina se descuenta para el sistema jubilatorio el 11% al empleado, además del 10 al 13 % de lo que gana el empleado como aporte patronal (según actividad) y el 4,5% para el INSSJP (empleado más empleador). O sea que la quita mensual del salario del trabajador (lo que él podría gastar si el estado no retuviera ese poder de compra) es de 28 por ciento. Como con 11% alcanza para pagar el 82 % móvil, el resto debe considerarse directamente una exacción o un impuesto disfrazado de 18 puntos de sus ingresos. ¿Se le puede seguir sacando el 28 % de la capacidad de compra mensual al trabajador, todos los meses para que sea mejor a los 65 años, y encima cuando llega el momento de cobrar, quitarle una gran parte?

Como el jubilado medio cobra sólo el 36% del salario medio de la economía, (antes de Massa cobraba mucho mas, casi el 46% del salario) para cubrir ese monto solo haría falta descontarle el 5% de sus ingresos. Como se le retiene el 28% y sólo hace falta el 5%, luego el 23 % restante es lisa y llanamente un impuesto disfrazado de aporte jubilatorio. Por otro lado, al encarecer innecesariamente el costo salarial, este impuesto afecta la ocupación y genera desempleo y pobreza. También, al encarecer el costo con un impuesto encubierto, hace menos competitiva a la industria argentina. Este es impuesto que no se devuelve al exportar.

Es fundamental revisar estas cifras con detenimiento. Hemos efectuado un trabajo actuarial con Marta Barros, que se puede pedir en la Fundación Norte y Sur, en el que se analizan estas cifras. Habrá que efectuar los cambios que se consideren necesarios para no expropiar el salario de la gente para otros fines que no sean los de su jubilación. Para los demás fines, el Estado tiene impuestos como el IVA y Ganancias y otros 76 impuestos entre nacionales, provinciales y municipales, que también pagan en gran medida los trabajadores. Es necesario racionalizar las grandes políticas de Estado, con un análisis cuantitativo de las medidas, pero en este caso es mas urgente, pues se les esta robando gran parte del valor de lo que producen los trabajadores ya que se les retira dinero y al final de su vida no se les devuelve todo lo que es suyo. Es necesario corregirlo.

Fuente:">http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1325022]Fuente: La Nación - 15.11.2010

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