El berlusconismo social. Entrevista

Marco Revelli

"Es justo que hoy estemos de fiesta porque el Berlusconi político se va. Pero el problema consiste en entender qué queda como lastre para el país: no sólo y no tanto en la política, cuanto en el carácter nacional del que Berlusconi ha sido espejo, máscara y supremo contrabandista"
Roberta Carlini entrevista a Marco Revelli sobre la pesada herencia de Berlusconi.

Marco Revelli
Fuente: Sin permiso
En el último día del gobierno Berlusconi, hablamos con Marco Revelli, historiador y sociólogo, de lo que queda y de lo que ha cambiado en la Italia del Caimán. En un lapso de tiempo que Revelli divide en dos períodos: el de la apología de la riqueza como valor, y el del miedo a perderla.

- Cuando dices que Berlusconi es un trozo del carácter de la nación, y no sólo un paréntesis político, ¿trazas un paralelo con los juicios históricos sobre el fascismo?

Sí, pienso en la definición que dio Gobetti del fascismo como autobiografía y antropología de cerca de la mitad de la nación, como una de las formas asumidas por las taras históricas del carácter de los italianos. Partamos del momento de ascenso del berlusconismo, el 94; recordemos el choc que todos experimentamos cuando ese partido instantáneo, apenas cotizado en el mercado político de valores, se reveló subitáneamente como partido mayoritario. Aquí se ve claramente que Berlusconi no ha producido una nueva antropología; la ha pasado de contrabando. Ha prestado su rostro a una parte de Italia que se creía impresentable, y la ha legitimado.

- No estás hablando de Fini y de los neofascistas del ex-MSI, creo...

No. El primer mensaje de Berlusconi fue muy simple: lo rico es bello, la riqueza es un valor sin pero ni pega. Es la medida del propio valor. No hay de qué avergonzarse, como quiera que haya sido ganada. Muy otras habían sido las culturas políticas de la primera República. -Al menos, las públicas, más allá de los vicios privados.- De golpe, esa Italia bárbara ve sus instintos animales exaltados como virtud pública. Recuerdo haber leído con sorpresa un artículo en el Corriere della Sera, en el que Angelo Panebianco sostenía que el mérito de Berlusconi radicaba en haber legitimado el capitalismo en Italia, al contrario de lo ocurrido en la primera República: me impresionó, porque el capitalismo, el de las grandes fábricas y de la empresa pública, lo había constituido la primera República. En realidad, lo que Berlusconi venía a legitimar era la riqueza, no el capitalismo. Era un espejo, el espejo del gran rico, en el que también el pequeño rico puede hallar la justificación del propio privilegio. Y el que no es rico, puede aspirar a serlo, como tantos que van a los muelles de Porto Cervo a ver pasar a los ricos.

- ¿Cuánto dura el sueño?

Termina cuando entran en quiebra las promesas del turbo-capitalismo, cuando se descubre que el "enriqueceos" no vale para todos. Pero sobre la crisis de aquel sueño se levanta el segundo Berlusconi, el de la mors tua vita mea. El mensaje cambia, trueca en el "sálvese quien pueda, o sea: tus pedacitos de riqueza, puedes salvarlos, si no pones reparos a quien los defiende.

- ¿Se da esto, cuando llega la fase de recesiva de la economía?

Cierto, una fase en la que aumenta la incertidumbre para todos, y con ella, el miedo de una parte de Italia insegura respecto de su riqueza, que teme volver atrás, retroceder por debajo de la línea de flotación, pero que no se resigna a emprender un esfuerzo colectivo de salvación. Al contrario; individualmente, cada quién puede arreglárselas, en una lucha cruel por la supervivencia. La popularidad del discurso sobre los impuestos está en esa lógica de supervivencia individual. En el escenario político, el "sálvese quien pueda" conduce al empleo de cualesquiera medios, también a la guerra contra los propios aliados. En el escenario social, muestra una lucha entre átomos predadores, que no toleran ya ningún "nosotros": cualquier proceso colectivo es vivido como límite a la libertad personal.

- En ambas fases, ¿crees que la operación de Berlusconi se ha reducido a "dar la cara"? ¿Sólo secundó una tendencia?

Desde los cargos del poder, también ha sido un formidable acelerador. Como decía antes, ha logrado pasar por la aduana una Italia que antes no salía a la luz. Ha sido su contrabandista, y la ha hecho conquistar piezas de inserción social que antes le resultaban ajenas: ha habido una Italia pobre seducida por ese discurso.

- La conquista, iniciada en el Norte, ha sido mantenida, como lo prueban los votos. ¿Cómo te explicas el enrocamiento del Norte en torno del berlusconismo?

Porque el proceso de individuación ha llegado más lejos, con las transformaciones de la producción típicas de la modernidad, en donde conviven residuos del fordismo con capitalismos personales y deslocalizaciones. En donde los "instintos animales" del capitalismo han entrado en la realidad de las relaciones interpersonales.

- ¿Cómo incidirá en este escenario el cambio político? En otras palabras: con la caída de Berlusconi, ¿entra en crisis también la mitad del país, de la que él es espejo?

La transformación se ha cumplido ya, y es profunda. Es una mutación antropológica y no política. El cambio de gestión torna más respirable el aire del espacio público, pero la autobiografía sigue su curso, porque la crisis de la dimensión del "nosotros" no tiene que ver sólo con los Caimanes, sino también con la buena sociedad del centroizquierda y un buen trozo de su capa política, tentada de usar los mismos códigos, de apelar a las mismas pulsiones. Lo que ha ocurrido es el síntoma de una sociedad completamente enferma: e Italia no es una novata en esas enfermedades; en el pasado, desgraciadamente, las curas y los anticuerpos han venido siempre de catástrofes. Si queremos pensar y esperar en una vía de salida menos trágica, en una nueva reconstrucción ética, no queda sino un trabajo en los territorios, con una alternativa de práctica y de estilo de vida. Salir del Gran Hermano, para reencontrar un poco de realidad. Y de sobriedad.

Marco Revelli es un politólogo, historiador y sociólogo turinés de gran reputación académica internacional. Se ha publicado recientemente en España su importante libro Más allá del siglo XX (Barcelona, Viejo Topo, 2004).

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