No es el Rugby, es el patriarcado

Antes que todo, quiero manifestar el profundo dolor que siento por Fernando Báez Sosa. No es solo un pibe de 19 años a quien buscaron dentro de un boliche y le rompieron la cabeza a patadas, no es solo una familia destrozada. No es solo eso porque no se trata de un caso aislado. Vivimos en una sociedad que mata a una piba cada 30 horas y donde se naturalizan microviolencias cotidianas, incluso por las familias.

Para ellas, ni Justicia

A pesar de que las mujeres son mayoría dentro del Poder Judicial, donde ocupan un 55 por ciento de los puestos, siguen sin poder llegar a los cargos más altos. La cultura patriarcal y los estereotipos de género son dominantes y mantienen el límite que impone el llamado “techo de cristal” que dificulta el ascenso. Las trabajadoras judiciales se concentran en los cargos de secretaria y son cada vez más a medida que se baja en el escalafón, hasta las funciones administrativas. En las Cortes y Superiores Tribunales de todo el país acceden al 22 por ciento de los lugares, 33 por ciento llegan al cargo de camaristas y hay 44 por ciento de juezas de primera instancia. En el fuero federal –de alcance nacional y, a veces, de gravitación política– la proporción es más baja, con 24 por ciento de camaristas y 34 por ciento de juezas. Estos son algunos de los datos que surgen del Mapa de Género, un relevamiento que desde 2009 repite todos los años la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema. En base a este y otros estudios se diseñan estrategias en busca de cambios y una mayor inserción de mujeres en los niveles jerárquicos.