In extremum vivendi

La geografía de algunas ciudades de Estados Unidos y Canadá ha cambiado en los últimos días: las calles pasaron a ser pistas de patinaje, los edificios se uniformaron en blanco nieve y los faros y costaneras se convirtieron en increíbles esculturas de hielo. Mientras tanto y casi al mismo tiempo, la ciudad de Buenos Aires tomó un color rojo fuego y sus habitantes, boqueando en busca de un poquito de aire no quemante, apelaron a cualquier fuente de agua para aplacar el calor. Los termómetros, allá y aquí, alcanzaron sus picos máximos, hacia arriba y hacia abajo. En el norte de América marcaron 50º bajo cero, en el sur la misma cifra pero sobre cero.