Atender demasiado a los demás, maldición de la clase trabajadora

David Graeber
"Lo que no llego a entender es por qué no anda la gente sublevada por las calles?" Oigo esto aquí y allá, dicho por gente opulenta y con poder. Hay una especie de incredulidad. "Al fin y al cabo", parece querer decir el subtexto, "ponemos el grito en el cielo cuando alguien se atreve siquiera a a amenazar nuestras exenciones tributarias; si alguien pusiera en peligro mis posibilidades de tener comida o techo, yo andaría quemando bancos y asaltando el Parlamento. ¿Qué le pasa a esta gente?". Es una buena pregunta. Pensaríamos que un gobierno que le ha infligido ese sufrimiento a quienes tienen menos recursos para resistir, sin darle un giro a la economía, se habría arriesgado a un suicidio político. Por el contrario, la lógica básica de la austeridad la ha aceptado casi todo el mundo.

Sinpermiso - 27 de abril de 2014

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