Niger: Gobierno de la Junta

Es típico de Occidente que se las arregle para hacer suyos los problemas de los demás. En el Sahel, puede tener alguna excusa. Esta región tan periférica, que hasta hace una década sólo preocupaba a los trabajadores humanitarios y a los departamentos menores de las organizaciones de ayuda, se ha convertido rápidamente en el centro de las preocupaciones occidentales. Primero fue la migración, luego el terrorismo, ahora Rusia; de hecho, los tres juntos en este momento.

Por una agenda estratégica de América Latina

La Conferencia de Bandung celebrada en abril de 1955 significó uno de los momentos más importantes de afirmación de los países del Tercer Mundo y la emergencia del Movimiento de Países No Alineados. Esta reunión, en la que participaron 23 países asiáticos y 5 africanos, se sustentó en los principios de la lucha anti-colonial y antiimperialista, elaborando un amplio llamado de autodeterminación y desarrollo de los pueblos basado en la solidaridad, la cooperación económica y cultural y la paz mundial.

Fuera de control: cómo el mundo dejó que el ébola se propagara

Tom Frieden recuerda a la joven de cabellos teñidos de un dorado cobrizo y meticulosamente trenzados, tal vez por alguien que la amaba mucho. La joven yacía boca abajo, con medio cuerpo fuera del colchón. Estaba muerta desde hacía horas, y las moscas ya habían descubierto la carne desnuda de las piernas.

Cerca de ella, yacían otros dos cuerpos. Los pacientes postrados que todavía no habían sucumbido ante la enfermedad decían: "Por favor, llévenselos de acá", en referencia a los cadáveres.

Ébola, una radiografía política

No es cuestión de dimitir o no, sino de autocrítica política y desaparecer de la vida pública: ¿en qué manos estamos?

Bastaría la desapacible historia de Teresa, su marido y el perro para convertir la llegada del ébola a España en un brutal retrato de época. Lo que estamos viviendo y contemplando son una serie de secuencias que confluyen en una pregunta: ¿en qué manos estamos? No se trata tan sólo de haber superado el nivel de incompetencia que suelen practicar los poderes públicos, lo que ya sería mucho, sino la desvergüenza con la que se muestra, se ejerce y hasta se exhibe, con impunidad absoluta.

“En 1976 descubrí el ébola. Hoy temo una tragedia inimaginable”

En declaraciones recogidas por Rafaela von Bredow y Veronika Hackenbroch, periodistas de Der Spiegel, y reproducida por el dominical londinense The Observer, Peter Piot, microbiólogo pionero en la lucha contra el ébola, analiza la historia del virus y la situación actual.

Profesor Piot, como científico joven que trabajaba en Amberes, formó usted parte del equipo que descubrió el virus del ébola en 1976. ¿Cómo sucedió?

Lo recuerdo todavía con exactitud. Un día de septiembre, un piloto de las líneas aéreas [belgas] de Sabena nos trajo un termo azul brillante y una carta de un médico de Kinsasa, en lo que entonces era Zaire. En el termo, escribía, había una muestra de sangre de una monja belga que había enfermado recientemente de una misteriosa dolencia en Yambuku, una remota aldea en la parte norte del país. Nos pidió que examináramos la muestra en busca de fiebre amarilla.

El presente sombrío y el futuro misterioso

Lo que recorre este trabajo es el tema complejo de la fenomenología de la incertidumbre humana. La cuestión de la incertidumbre humana en este siglo es obvia, incluso, para los historiadores que suelen sentirse más cómodos con la familiaridad de los pasados de la humanidad que con el presente sombrío y el futuro misterioso. Becker (1994: xii-xiv) explicó que la “fenomenología de la incertidumbre” está caracterizada por manifestaciones de convergencia e intersección de épocas que causan inestabilidades y dudas acerca de las adecuaciones del orden normativo existente de la vida, falta de confianza en las cosmovisiones existentes, fragmentación de identidades, ruptura de los valores conocidos de sociabilidad y civilidad, y signos visibles de la vacuidad de las nociones sobre el Estado nación.