Uruguay ante la necesidad de fomentar la natalidad

Mauricio Erramuspe*
Desde 2000, cada año nacen menos uruguayos. De unos 58.000 nacimientos anuales que se alcanzaron en la década de los noventa, actualmente la cifra ronda los 47.000. Los especialistas esperan que se concrete un cambio en los guarismos descendentes porque con las actuales tendencias en poco más de una década la población del país tendería a bajar. La emigración y los años de crisis económica tuvieron su impacto en los ya bajos índices de natalidad. Se fueran o se quedaran, los uruguayos decidían tener menos hijos. [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .Demografía y seguridad social en Uruguay: balance y perspectivas / Mariana Paredes .El país vaciado. Uruguay: sobre la necesidad de una revisión de las expectativas / Carlos Santiago .Emigración reciente: Dos años y tantas décadas / Álvaro Pérez García [/size]

En Uruguay la población crece poco desde hace décadas. La tasa de crecimiento anual estimada para 2006 fue de 0,46%. En Brasil, por ejemplo, es de 0,87% y en Argentina de 1,13%, según datos del sitio web Index Mundi.

En Uruguay, la novedad a partir de 2000 pasó a ser que el número de nacimientos comenzó a bajar. En 2006 por primer vez en el decenio el número de niños nacidos superó a los del año anterior pero en un número insignificante en términos estadísticas: 88.

Ahora los técnicos esperan nuevos datos para ver qué tendencia sigue la fecundidad de los uruguayos. Lo que es claro es que si lo que se confirma es lo anterior, es decir, si continúa la baja en la natalidad, aumentará la preocupación por la realidad poblacional del país. En lugar de crecer, aunque sea en tasas mínimas como ahora, la cantidad de uruguayos podría comenzar a bajar. Y esto podría pasar en una década.

El mayor número de nacimientos se da en los sectores carenciados con el consecuente efecto de reproducir la pobreza. Esto, como vamos a ver más adelante, podría estar teniendo cambios. Algunas cifras indican que algunos grupos de la población pobre estarían teniendo menos hijos, estadísticamente.

Cifras globales de nacimientos
En 2006 nacieron 47.422 uruguayos, es decir 88 más que los 47.334 de 2005. Un año antes, en 2004, los nacimientos fueron 50.052. Según los datos proporcionados por el Departamento de Información Poblacional del Ministerio de Salud Pública, desde 1999 hasta 2005, inclusive, cada año mostró una baja en el número de nacimientos.

Entonces, hasta ahora la tendencia parece confirmar una baja en la tasa de natalidad en Uruguay. Con un máximo histórico de unos 58.000 nacimientos anuales, registrado en los 90, ahora se pasó a cifras del orden de los 47.000. Es decir, que la tasa de natalidad viene registrando una caída sistemática. Al menos podría esperarse que esos 88 nacimientos más de 2006 configuren una estabilización del número total de niños nacidos en Uruguay.

“En primer lugar 88 nacimientos como incremento del número de nacimientos no es significativo en absoluto. Como signo de carácter interesante es que en volumen, el total de nacimientos se estabiliza por un año. De todas formas un año es absolutamente insuficiente para inferir si hay un cambio de tendencia o no lo hay. Es necesario observar lo que ocurra en el próximo y, por lo menos, en el siguiente. En tercer lugar, si bien el volumen de nacimientos es prácticamente el mismo, es incorrecto afirmar que se incrementó la natalidad porque el indicador de tasa bruta de natalidad tiene en su denominador la población media total que se incrementó mucho más que el numerador que es el total de nacimientos. Por tanto, en realidad la tasa bruta de natalidad continuó cayendo”, explicó el demógrafo Juan José Calvo.

Es decir que hay una caída pero por primer año la cifra se estabilizó, no fue menor que el guarismo anterior. Esa es la primera lectura de los datos. Sin embargo, se está lejos de aquellos 58.000 nacimientos anuales y la pregunta está en por qué se da esa baja sostenida. Los expertos aclaran que el fenómeno sin dudas es multicausal.

La demógrafa Carmen Varela explicó cuáles son los riesgos si se mantiene la tendencia actual: “Donde estas tendencias se mantengan, si el promedio de hijos sigue bajando, si el número de nacimientos totales siguen bajando, entonces vamos a ir a disminuir la población. Además el flujo migratorio tampoco pasó a ser nulo o casi nulo, sino que hay una cierta corriente que se mantiene. (...) Es una cuestión de cuentas. Si se mantiene la tasa de mortalidad normal en el país que es baja y no se repone con los nacimientos necesarios y, a su vez, hay una cierta salida de población, vamos a disminuir. Si el escenario se mantiene, vamos camino a disminuir la población”.

Actualmente varios equipos técnicos están trabajando en la interpretación de los distintos indicadores que están detrás de esta baja en la tasa de natalidad. En un mes, la Fundación Rumbos junto al Fondo de Población de Naciones Unidas y el Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales presentarán un avance de esas investigaciones. Varela es una de las profesionales de la Universidad que están en ese trabajo y adelantó las ideas que están analizando en el plano de hipótesis. Según explicó, la tasa de natalidad no parece disminuir en los sectores medios de la población. En cambio, el descenso podría constatarse en algunas franjas de la población carenciada del país.

“Algunos elementos que hemos manejado y que en ese trabajo van a salir publicados ahora, que trabajamos sólo mirando haciendo un análisis a partir del registro de nacido vivo, nos dan algunos indicadores de que podría ser, que lo podemos atribuir a que los estratos carenciados están bajando el promedio de hijos que tienen. En términos globales, si uno abre los estratos carenciados, hay diferencias y habrá algunos que están bajando mucho y promedian a otros que menos bajan. También hay que confirmarlo, (lo podemos) relacionar, vincular a que los programas de salud sexual y reproductiva que se inician en el 96, en el 2000 se profundizan desde el MSP y la Intendencia Municipal de Montevideo, específicamente además dirigidos a los sectores carenciados, pueden haber operado de alguna manera allí y derivado en un control mayor de la reproducción”, indicó Varela.

Desde hace décadas los demógrafos uruguayos hablan de una doble insatisfacción respecto a los nacimientos. Entre otros, un estudio de Andrés Peri e Ignacio Pardo mostró que mientras los sectores bajos tienen más hijos de los que desean tener, los sectores medios tienen menos hijos de los que desean tener. Está doble insatisfacción aparece como una de las claves para analizar estos indicadores en Uruguay.
Las políticas de planificación familiar impulsadas desde el Estado a través de métodos anticonceptivos, como los condones y la píldora, son resistidas desde algunos actores de la sociedad. Pero esos indicios de mayor planificación familiar que estarían apareciendo en las clases más desfavorecidas podrían considerarse un éxito teniendo en cuenta que efectivamente en esos sectores se constataba la imposibilidad de criar a los hijos de un modo satisfactorio para madres y padres.

Hay que esperar a la publicación de ese estudio y de otros en los que se está trabajando para ver si se confirma esa mayor planificación familiar en los sectores más humildes. Además no se trata de un fenómeno general sino que es una realidad que aparece en determinadas franjas de la población carenciada, como explicaba Varela.

Al consultar a distintos especialistas en población, hablaron básicamente de dos problemas en Uruguay. Uno es el bajo crecimiento de la población. El otro, que los nacimientos en los sectores pobres tienen un peso relativo mayor, lo que contribuye a una reproducción de la pobreza.

Esto último podría estar cambiando al menos levemente. Siempre en el plano de las hipótesis, con muchas chances de ser comprobadas, los pobres promedialmente estarían teniendo menos hijos. Eso, junto a la emigración que afecta fundamentalmente a mujeres y hombres en edad reproductiva, explicaría la baja en la tasa de natalidad que se viene registrando en Uruguay.

“El número de nacimientos bajó, eso es objetivo. Que el número de nacimientos haya bajado no tiene por qué decir que las mujeres están teniendo menos hijos. Puede pasar que hay menos mujeres que han entrado en unión o que hay menos mujeres en edad reproductiva en el país porque la emigración nos afectó y entonces baja el número de nacimientos y no quiere decir que las que tienen, tienen menos hijos. Pero nosotros sabemos a partir del dato de nacimiento y a partir del recuento poblacional de 2004, que el promedio de hijos o sea la tasa global de fecundidad, el promedio de hijos y eso es un dato del Instituto Nacional de Estadística, bajó. Está por debajo de lo que se necesita para reemplazar a la población, está por debajo del 2,1, está en 2,04. Eso no alcanza para tener un reemplazo efectivo de una mujer por sí misma. Eso es real. Entonces, si bajó y a su vez bajaron los nacimientos, dónde está la explicación. Aparentemente no está la explicación en que los estratos medios hayan bajado más sino que algunos indicios tenemos y las hipótesis que tenemos es que el descenso es por allí. Habrá que verlo ahora a partir de la Encuesta de Hogares Ampliada” dijo Varela.

En los próximos meses habrá más novedades sobre estos temas de reproducción, natalidad y población. Varios sociólogos hablaron de muchos estudios que se están realizando para analizar indicadores, buscar nuevos datos y sugerir políticas, además de evaluar las que ya se vienen aplicando. Muchos de estos profesionales hablan de la necesidad de comenzar a pensar en términos de políticas de población en Uruguay.

Si bien aclararon que es difícil establecer cuál es el número de habitantes óptimo y que no necesariamente crecer en la población implica mayor desarrollo, al menos para Varela una cosa es clara. “Es muy discutible si el país pequeño en términos poblacionales es bueno o es malo. Hay siempre límites. (...) Si seguimos disminuyendo sin duda que va a ser malo porque si seguimos disminuyendo la población está la viabilidad misma del país en términos demográficos”.

En Uruguay se observaba y observa una doble insatisfacción en estos temas de natalidad. Mientras los sectores medios tienen menos hijos que los deseados, la población carenciada tiene más. La clave para mejorar las formas en que nos reproducimos los uruguayos está, sin duda, en nivelar esa balanza. No porque unos niños sean más bienvenidos que otros, sino porque la meta, según todos los especialistas, debe ser que las personas puedan decidir tener los hijos que deseen tener.

Buscando conocer si había políticas para atender o estimular los nacimientos en los sectores medios, consulté a Julio Bango, director de Infamilia en el Ministerio de Desarrollo Social (Mides).

Actualmente, el Mides junto al Ministerio de Salud Pública tienen un programa de seguimiento de unas 3.000 madres de entre 13 y 19 años para acompañarlas en la crianza de los hijos y obtener datos para nuevas políticas.

Según Bango, la atención de las urgencias sociales del país hasta el momento no ha permitido pensar en la población de aquí a 20 años. Para él, el momento de hacer ese análisis está llegando: “Muchas veces en los grandes problemas con los que nosotros tenemos que hacer frente, que son los problemas del presente, que son los problemas de cómo incluir a la gente que quedó absolutamente radiada de todo acceso a servicios sociales de calidad nos están haciendo plantear las metas en términos de acceso de la gente a los servicios sociales básicos, la gente que está ahora. Pero también es indispensable que empecemos a pensar en el país de los próximos 20 años y eso supone empezar a tener políticas de población. Yo creo que estos dos años los hemos invertido mucho más en lidiar con el presente duro que tenemos pero tenemos que empezar a proyectar los próximos 20 años. Y por supuesto ahí hay experiencia internacional sobre formas, acciones de políticas que han desarrollados países para invertir la curva de fecundidad, para tratar de lograr que los sectores medios por ejemplo tengan una mayor tasa de fecundidad. Son cuestiones que hay que empezar a debatir”.

Los nacimientos de hoy serán los padres, madres, novios, tías, abogados, ingenieras, carpinteros, investigadores y el largo etcétera que Uruguay tenga en las próximas décadas. De allí la importancia de pensar en estos temas como señalaba Bango.

En términos de teoría demográfica, Uruguay está hace décadas en los que se llama una “transición demográfica avanzada”. Esto quiere decir que la evolución histórica de las curvas de mortalidad y fecundidad tienden a bajar. Básicamente, la gente vive más y planifica mejor su descendencia. Bango invitó a mirar hacia ese punto: “Ya que tenemos una transición demográfica avanzada tenemos que reequilibrar los sectores sociales donde nacen los niños y niñas uruguayos. Ese es el punto que hay que mirar. Hay un fenómeno de contexto demográfico que hace que uno no puede pensar que va haber un espectacular crecimiento de la natalidad en los próximos años. Lo que hay que ver es el equilibrio de los nacimientos en el Uruguay, cómo se lo puede afectar positivamente, obviamente sin entrar en lo que es la decisión de la gente, de lo que es el ámbito de la vida privada”, indicó.

Es muy importante este último punto que señalaba Bango. Todos los profesionales consultados siempre se refirieron a políticas que acompañen o respalden la decisión informada que tomen las parejas o madres a la hora de tener o no tener hijos. Es claro que cualquier medida se movería en ese parámetro de no invadir esos espacios de la vida privada.

Bango, el director de Infamilia, dice que es tiempo de comenzar a pensar en términos de política de población y trazar esas políticas y llevarlas a la práctica requiere de la intervención de la Universidad y de los distintos actores involucrados en la temática, para trabajar sobre fundamentos técnicos: “Creo que hay que pensarlo en términos de una política de Estado porque el desafío por lo menos es de mediano y largo plazo. Entonces, es una política de Estado que va a tener que atravesar sucesivas administraciones cualquiera sea su signo para adelante. Hay que empezar a sentar bases para plantearse por lo menos en ese campo con una mirada que supere la coyuntura”.

El Mides trabaja en este tema junto al Ministerio de Salud Pública (MSP). Otras oficinas del Estado como el Banco de Previsión Social y los ministerios de Trabajo y de Economía, además de la Administración Nacional de Educación Pública, también están involucrados.

Según la directora de la División de Salud a la Población, del MSP, Liliana Echebarne, el abordaje de este tema debe ser global: “Cuando uno encara problemas de este tipo las políticas públicas deben apuntar no exclusivamente a decir mejoramos una canasta, mejoramos la accesibilidad a los servicios de salud, hacemos talleres para que la mujer se prepare para su parto porque luego es que empiezan los problemas. Entonces, sí las políticas públicas que es eso –todas las políticas que están orientadas a mejorar la calidad de vida de la gente independientemente del sector del cual surjan- implica que para este tema concreto es un tema de política pública saludable donde tenemos que estar pensando el ámbito del trabajo, el ámbito de la educación. Nosotros tenemos un porcentaje bastante alto en relación a lo que sería ideal de mujeres jóvenes que tienen sus hijos en su adolescencia o su adultez temprana y también está todo el tema de qué pasa con el sistema educativo con respecto a estos aspectos”.

Echebarne reconoció que existe preocupación en el gobierno por las bajas tasas de crecimiento poblacional e incluso por esa perspectiva de que la cantidad de uruguayos comience a decrecer. Sin embargo, aún no hay una política específica, sino que la coordinación está en una fase inicial. Recordemos que Bango señalaba que primero hubo que atender la emergencia de los uruguayos que ya nacieron. Esa tarea continúa y está lejos de terminar pero ahora sería el momento de comenzar a pensar también en los uruguayos que vendrán.

Echebarne explica por dónde pasa esa preocupación: “Es preocupante porque si nosotros seguimos con estas cifras está previsto que para dentro de pocos años, una decena de años o poco más, estaríamos revirtiendo lo que es el balance natalidad - mortalidad, con lo cual nosotros que ya crecemos muy poco como país, estaríamos decreciendo. (...) A nivel del país hay una preocupación por la baja tasa de crecimiento que tiene nuestra población. Y que seguramente el estímulo de mejorar estas tasas de crecimiento, es decir que nazcan más niños, va por diferentes lugares. En los aspectos estrictamente de responsabilidad de nuestro ministerio, están muy relacionados con por ejemplo los servicios de salud. Qué es lo que lo que nosotros le estamos brindando a la gente como servicios de atención a la salud en cuanto a por ejemplo la accesibilidad no sólo económica sino cultural y geográfica. Poner al servicio de la gente los servicios de salud para que se sientan respaldados en poder tener mejores embarazos, mejor controlados y partos mejor asistidos. Pero hay todo un contexto que va por lo económico, por lo cultural que termina en apoyo y que es parte de las políticas que se están pensando y que se están conversando sobre todo este tema”.

¿Por dónde deberían pasar estas medidas? Seguramente es un complejo de instrumentos que debería incluir reformas legales y cambios culturales. La referencia general de los técnicos es a que las medidas deberían acompañar la criaza. Es allí donde aparecen los mayores problemas o impedimentos sobre todo de las mujeres para tener el primer hijo o decidir agrandar la familia.

La demógrafa Carmen Varela, del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales, explicó por dónde debería pasar ese apoyo para que se dé un mayor número de nacimientos: “En los países nórdicos, en Francia, en Italia, en España cuando intentan sólo por el lado de las medidas económicas no cambian sustancialmente los hijos que tienen los sectores medios (...) Pasan por medidas que tengan que ver con medidas que acompañen la crianza tanto con guarderías, las licencias para la madre y para el padre. Pasa no sólo por una cuestión económica sino por medidas de acompañamiento de la crianza. Entonces yo creo que es una de las cuestiones a las que se debería apuntar. No sólo a dar algunas ventajas que sin duda pueden pasar por abaratar determinados costos para las familias que tengan tres hijos o lo que sea sino por esa medidas también. Además eso es válido para todos los estratos de la sociedad”.

Por su parte, la doctora Echebarne explicó esa aparente contradicción entre pensar en que debe incrementarse la tasa de crecimiento de la población y al mismo tiempo persistir en las políticas de planificación familiar. En la base está esa insatisfacción a dos puntas de la que hablábamos y que la meta debe ser que cada pareja pueda tener los hijos que desea tener.

“Las críticas que a veces se han recibido y se siguen recibiendo de las políticas de planificación familiar porque la gente dice en un país donde somos tan pocos y crecemos tan poco qué es esto de andar... Es justamente eso. Uno de los aspectos de esto es asegurarle la libertad de elección a la gente. Que la gente elija libremente el momento y el número de tener sus hijos apoyados por políticas de planificación familiar pero también por políticas de trabajo, por políticas de educación, por políticas sociales. O sea que es interesante ver cómo una política que en un primer momento podría estar en contra de lo que se busca, seguramente no está en contra de lo que se busca porque lo que apoya es la libertad de elección de la gente que puede libremente elegir y estar amparado por una política pública en relación a eso”, dijo Echebarne.

Sin duda que hay mucho para pensar entorno a un tema que parece ganar terreno entre quienes promueven políticas sociales en Uruguay. Cuando se logre superar la emergencia social, que afecta a tantos uruguayos hoy, sobre todo niños, habría que comenzar a pensar en qué y cuántos uruguayos seremos dentro de un par de décadas.

*Periodista del programa “En perspectiva” de la radio El Espectador, Montevideo, Uruguay.

Fuente: [color=336600]El Espectador – marzo 2007[/color]

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