Los tres febreros: crónica de un cerco

“Expandir la OTAN sería el error más fatídico de la política estadounidense en toda la era posterior a la Guerra Fría. Se puede esperar que tal decisión estimule las tendencias nacionalistas, antioccidentales y militaristas en la opinión rusa; tener un efecto adverso en el desarrollo de la democracia rusa; restaurar la atmósfera de la Guerra Fría en las relaciones Este-Oeste e impulsar la política exterior rusa en direcciones que decididamente no son de nuestro agrado.” El que escribe esta advertencia es George Kennan, en un artículo publicado por el New York Times en febrero de 1997.

Unión Europea, Estados Unidos y la pugna por mantener la hegemonía mundial

En Grecia es el modelo económico lo que está en juego; en Ucrania el geoestratégico. Se trata de salvaguardar y expandir el modelo de libre mercado en su expresión neoliberal, bregando contra sus principales amenazas: un eventual modelo alternativo que tome en cuenta la situación e intereses de los sectores mayoritarios de la población en Grecia, y una Rusia rica en recursos naturales, eventualmente aliada de China, en su frontera oriental.

¿Una tercera guerra mundial?

Todo indica que se está preparando una tercera guerra mundial, si entendemos por “mundial” una guerra que tiene su principal teatro de operaciones en Europa y repercute en diferentes partes del planeta. Es una guerra provocada unilateralmente por los Estados Unidos, con la complicidad activa de Europa. Su blanco principal es Rusia y, en forma indirecta, China. El pretexto es Ucrania.

El modelo Putin: de la normalización política a la crisis de Ucrania

Se suele considerar a Rusia como un país que ha sufrido la crisis económica mundial menos que otros. En verdad, en 2008 el país sobrevivió a una violenta depresión, en la cual la caída de la producción resultó más significativa que en la mayoría de las economías desarrolladas. Sin embargo, ya al año siguiente comenzó un periodo de crecimiento, aunque bastante limitado. A esta recomposición contribuyeron las moderadas medidas keynesianas, destinadas a estimular la demanda. Estas medidas, además, fueron dictadas o solo por la tendencia del gobierno a alejarse de la habitual ortodoxia neoliberal, sino por el temor a la insatisfacción de la población que se reveló a fines de 2011.