Por los caminos de la soberanía alimentaria

Cinco décadas de revoluciones verdes y agricultura industrial no han resuelto el problema del hambre en el mundo; mientras tanto, proliferan las enfermedades debido a una alimentación malsana. Como alternativa, las organizaciones campesinas impulsan la soberanía alimentaria, que significa el derecho de la población a producir y consumir comida saludable y culturalmente adecuada, con métodos ecológicamente sostenibles.

Agricultura Campesina para la Soberanía Alimentaria

Uno de los réditos del Año Internacional de la Agricultura Familiar que propició la ONU en el 2014, con el trasfondo de la crisis alimentaria, es haber contribuido de alguna forma a visibilizar el debate entre el agronegocio y la agricultura campesina, que se mantenía en sordina por la simbiosis establecida entre el primero y el poder mediático.

En el plano oficial, por decir algo, el Director general de la FAO, José Graziano da Silva, en su discurso de apertura del 24 período de sesiones del Comité de Agricultura (COAG) en Roma, expresó: “Los responsables políticos deben apoyar una amplia gama de enfoques para reformar los sistemas alimentarios mundiales, haciéndolos más saludables y sostenibles y reconocer que ‘no podemos confiar en un modelo intensivo de entrada para aumentar la producción y que las soluciones del pasado han mostrado sus límites’… (y) solicitando un ‘cambio de paradigma’, dijo que los principales desafíos de hoy en día son reducir el uso de insumos agrícolas, especialmente el agua y los productos químicos, con el fin de lograr una agricultura, una silvicultura y una pesca más sostenibles y productivas a largo plazo”1.

Surge la Alianza por la Soberanía Alimentaria

La Soberanía Alimentaria está socavada por las instituciones multilaterales y por el capital especulativo. El control cada vez mayor de las empresas multinacionales sobre las políticas agrícolas ha sido facilitado por las políticas económicas de las organizaciones multilaterales tales como la Organización Mundial del Comercio -OMC-. Frente a esto y desde hace más de una década, los movimientos sociales de pequeños productores de alimentos, han comenzado un proceso de articulación en todos los continentes para defender la Soberanía Alimentaria frente al capitalismo que renueva y recrea formas para condenar a los alimentos a la mera etiqueta de mercancía, sometiendo de esta forma a los pueblos. En este contexto nace, en este proceso de articulación, el Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP) como espacio internacional para articular políticamente estas fuerzas.

Soberanía alimentaria y agricultura familiar. Oportunidades y desafíos del caso argentino

En la actualidad el mundo atraviesa una crisis alimentaria de grandes proporciones. El informe 2009 sobre el estado de la inseguridad alimentaria de FAO estima que “hay 1.020 millones de personas subnutridas en todo el mundo. Esta es la mayor cifra de personas hambrientas desde 1970 y significa un empeoramiento de las tendencias insatisfactorias presentes ya antes de la crisis económica” (FAO, 2009).

Para el caso de la Argentina, este trabajo plantea algunas disyuntivas e hipótesis acerca de la posibilidad de una relación virtuosa entre soberanía alimentaria y agricultura familiar. Se vislumbra en esta cuestión
un futuro con amplias y diversificadas demandas sociales, económicas, políticas, culturales e institucionales resultantes de: (a) la crisis alimentaria en el nivel mundial; (b) el mayor reconocimiento que la agricultura familiar (AF) está adquiriendo; (c) la presencia de un Mercosur con potencialidad en la producción de alimentos y con predominio de agricultores familiares; y (d) la existencia de realidades nacionales frecuentemente surcadas por conflictos internos resultantes de demandas insatisfechas, muchas de ellas provenientes, precisamente, del ámbito de la AF y asimismo de población con riesgo alimentario.

En el ámbito del Mercosur se está dando con mayor intensidad un proceso de discusión y conformación de políticas públicas, nacionales e internacionales que vinculan AF, seguridad y soberanía alimentaria. Por ello consideramos importante contribuir con nuevas reflexiones a esta discusión, más aún en un contexto de crisis alimentaria, en un marco de perspectivas conflictivas en el campo agroalimentario (tanto mundial, como nacional) y dada la marginalidad de la AF frente al avance del agronegocio.