Los "ypfianos"

Están nucleados en una asociación que agrupa en el país a unas 22 mil personas. Son los que quedaron afuera de YPF en el proceso de venta. Aquí cuentan cómo sobrevivieron. Y qué siguen reclamando.

Desde Cutral-Có y Plaza Huincul

Humberto López y Miguel Montt pertenecen a la raza de los “ypfianos” –así se llaman y los llaman en las “comarcas petroleras” de Cutral-Có y Plaza Huincul–, esos quijotes que en lugar de combatir contra molinos de viento, se trepaban a las torres petroleras, a 27 metros del suelo, para llegar a lo profundo de la tierra en busca de “leche”, nombre familiar que le daban al oro negro, porque sabían que era vital y nutritivo para el crecimiento del país y para darles a ellos todo lo necesario para vivir: trabajo, vivienda, salud, educación. Eso que se llama bienestar. Desde 1991, cuando comenzó el proceso privatizador de YPF comandado por el gobierno de Carlos Menem, los 36 mil “ypfianos” que había en todo el país se redujeron a menos de 7 mil. López y Montt, junto con otros compañeros de ruta, tuvieron que salir a cortar los caminos para tratar de frenar el desbande privatizador. No lo lograron y aún hoy se sienten culpables, aunque no tienen culpa, de no haber “luchado más” para defender sus torres en un juego de ajedrez que venía mal parido y con un ganador puesto a dedo. “Por suerte –se alegran hoy– nuestra Presidenta resolvió recuperar YPF para bien del país y nosotros podemos recuperar la alegría.”