El fortín sitiado: progreso y racismo en Argentina

En Argentina conviven discursos racistas con la imagen de un país homogéneo. El mito del «crisol de razas… europeas» fue resultado de un proyecto de construcción nacional que identificó el progreso con lo europeo, y el atraso, con poblaciones originarias, africanas y mestizas. Algunas imágenes sobre la «frontera» en el siglo XIX han condensado una forma de pensar la identidad nacional. El desplazamiento parcial en la eficacia histórica de este mito subyacente, tanto en sus dimensiones inclusivas como en las excluyentes, permite entrever su reconfiguración a futuro. 

Ratas

Como el sartenazo a una rata censurado en la película Sangre negra, la violencia durante las protestas que sucedieron al asesinato de George Floyd en Minneapolis genera reacciones encontradas. Pero al mismo tiempo denuncia la sensación de asfixia de amplios sectores de la comunidad negra en Estados Unidos. Se trata de las primeras manifestaciones que se producen bajo el consenso extendido de que la movilidad social ascendente es cosa del pasado y de que una mayoría de negros y blancos tendrá un futuro aún peor que el presente.

El pus

 

“Pedazo de h de p!!! Deberías morirte como un perro. Traidor a la Patria!! Si no te gusta que te atiendan los médicos argentinos, reventá, es lo menos que merecés. Lakra inmunda!!”. Otro: “Esas cara de moishes que están en la foto, dan asco!!!!!!!!!! cuánta razón tienen cuando les llaman raza inferior...”. Otro cuelga en su FB el himno de las SS hitlerianas y su colega, cuando un amigo le pregunta a qué se dedica, responde: “mato terroristas villeros”.

Matanza en Carolina del Sur

Decir que el racismo está flor de piel en los Estados Unidos es llover sobre mojado. Permanentemente, la comunidad afroamericana viene siendo agredida de las formas más brutales. Algunas de ellas han sido documentadas, sobre todo las que involucran a las fuerzas policiales, y circulan profusamente por internet. Hay protestas e indignación, es cierto, pero no lo suficiente. Se trata de un problema nacional que debería ser abordado con mucho mayor ímpetu.

La matanza de Charleston: necesitamos oraciones, pero también acabar con este genocidio político

De un modo que no es distinto al de cuando cuatro niñas fueron asesinadas en un atentado con bomba en una iglesia de Birmingham, en el estado de Alabama, en 1963, nuestro país y el mundo se sienten apenados y escandalizados por el odio y la matanza sin sentido de nueve afroamericanos en la histórica iglesia Emanuel AME (Africana Metodista Episcopal) de Charleston, en Carolina del Sur. Entre los muertos se cuentan su pastor y un senador del estado. Hace tres décadas Operación Empuje (Operation Push), la organización que fundé en 1971 para mejorar el estatus económico de los afroamericanos, celebró su convención nacional en esta iglesia.

“La socialdemocracia se alineó con la economía neoliberal”

Decenas de personas hacen fila para verlo. Algunos quedarán afuera. Las entradas para escucharlo se agotaron en tiempo record. No se trata de una estrella de rock, pero casi. Es que la visita a Buenos Aires de Etienne Balibar, que coincide con el 50º aniversario de la publicación de Para leer El Capital, el célebre libro que coescribió junto a su maestro Louis Althusser, despierta mucho interés entre quienes buscan respuestas a la crisis de representación y al auge del racismo en Europa. Y no son pocos.

En la conferencia que dio en la sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación, con su capacidad colmada, el filósofo francés se sinceró: “Soy un federalista europeo. Y la razón de mi pesimismo es que este federalismo está fracasando y tiene menos justificaciones y posibilidades de realización. Hay fuerzas de diversos tipos, invenciones a la hora de hacer política en parte de la población europea. Existen buenas razones para pensar eso en las iniciativas del tipo de Podemos, en España, aunque están muy localizadas en estos momentos. O en la victoria de Syriza”, se ilusiona. Balibar alertó sobre los estragos que está causando la desigualdad en Europa, que amenaza con dividir virtualmente al continente. El filósofo francés habló con Página/12 sobre el crecimiento de la ultraderecha en Francia, el terrorismo islamista, la islamofobia, la crisis de la socialdemocracia europea y los desafíos del gobierno de Alexis Tsipras en Grecia.

Las calles de Baltimore y el racismo

Una meditación histórica a cuenta de la protesta ante los juzgados de Ann Arbor

Edgar Allan Poe murió en las calles de Baltimore en 1849. Unos años antes había sido procesado por un tribunal militar de West Point, en una época en que los licenciados por esta escuela militar se convirtieron en oficiales del Ejército estadounidense al mando de harapientos pobres blancos empleados para matar indios o apoyar a propietarios de plantaciones, terratenientes y especuladores cuando se expandía el Reino del Algodón y los esclavos se insubordinaban. Poe no podía tragar eso, así que se envolvió en el asunto antes de escribir obras de ficción e inventar historias de detectives y misterios policíacos, los ancestros literarios de series televisivas como The Wire, ahora tan vista en Baltimore.

No escribió directamente sobre la esclavitud, pero todo su misterio, todo el horror macabro y gótico de su poesía y de su prosa refleja su realidad circundante: el terror y la inhumanidad de los campos de trabajo, de las violaciones, de la cría forzosa, de la forzada separación de padres e hijos y del inevitable destino del trabajo forzado.