Argentina y sus estilos de hacer política

La idea central de este ensayo es que hay en Argentina dos mundos políticos bastante consistentes en sus dimensiones, y que el anhelo de que los mismos puedan concretar acuerdos comprensivos y de largo plazo entre sí, como motor de reformas, es ingenuo, porque esos mundos no son conmensurables, sino más bien tienen muy poco en común, y peor, son profundamente hostiles entre sí. Lo que tienen en común, en gran medida, lo tienen de peor. Las piezas del rompecabezas que se examina aquí probablemente no sean nuevas, pero se encastran de un modo quizás diferente. Sobre todo, de un modo que no es fácil de digerir ni para tirios ni para troyanos.

Elogio de la imaginación

En la Argentina actual, el discurso contra las grietas mutó hacia un relato rígido sobre la necesidad del fin de las grandes aspiraciones en política. Inspirado por un texto de José Carlos Mariátegui, Fernando Rosso propone recuperar la imaginación en la política para dejar de ser prisioneros de la realidad existente.

Posdemocracia

El banquero David Rockefeller declaró lo siguiente a Newsweek International en febrero de 1999: “En los últimos años existe una tendencia a la democracia y a la economía de mercado en muchas partes del mundo. Eso ha reducido el papel de los gobiernos, lo que resulta favorable para los hombres de negocios (…) Pero la otra cara de la moneda es que alguien tiene que ocupar el lugar de los gobiernos, y el business me parece la institución lógica para hacerlo.”

Idióticos

 

“El peor analfabeto es el analfabeto político. El que no ve, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. El que no sabe que el costo de la vida, el precio de los garbanzos, del pescado, de la harina, del alquiler, del calzado o de las medicinas, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece e hincha el pecho diciendo que odia la política. No sabe el imbécil, que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, el asaltante y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”.

Bertolt Brecht (1898-1955)