El buen marxista

Un auditorio lleno en el Teatro San Martín. Unas mil personas. En su mayoría, jóvenes. Fines de los noventa. Más precisamente, 1998. Eric Hobsbawm arranca la conferencia contando su sorpresa: le llama la atención ver a tantos chicos interesados en lo que tenga para decir un viejo historiador inglés de visita en Argentina. Rápido de reflejos analíticos, no tarda en encuadrar esa aparente anomalía en un relato histórico: América latina, dice, es unos de los lugares donde todavía la izquierda existe, aún cuando en el resto del mundo -caída del Muro de Berlín mediante- los partidos y movimientos revolucionarios desaparecieron o se transformaron en intentos socialdemócratas cada vez más imperceptibles en su distancia respecto a las fuerzas conservadoras.