El desarrollo ayer y hoy: idea y utopía

La crisis de la globalización ha actualizado la reivindicación por el desarrollo como un complejo proceso que involucra cambios sociales e institucionales, así como formas diversas de aprendizaje democrático. Puesta en los márgenes de la discusión académica y política internacional, la economía política del desarrollo puede volver por sus fueros en la medida que la academia y los propios comandos políticos de la economía se vean impelidos a reflexionar sobre el largo plazo. La economía política del desarrollo debe hermanarse con la política para reconfigurar el significado del interés general, alineándolos tras objetivos de libertad, justicia y democracia. Tales pueden ser las coordenadas cuyo fin consista en hacer de la globalización, que es apertura e interdependencia, un vector activo en el cultivo de la densidad nacional como elemento indispensable para pensar críticamente la realidad y, como lo enseñó y practicó Prebisch, darle a la historia un curso creador de futuro.

Más armas, menos niños

Uno quisiera navegar con artículos sobre arte, sobre paisajes, sobre confraternidad de los pueblos, pero encuentra en un solo día, en la tapa de todos los diarios de distinta ideología, dos informaciones que a uno lo devuelven a la realidad de toda la vida y no de los sueños: “Alemania: disminuye el número de nacimientos” y “Este año se vendieron armas por 14.000 millones de euros”. Menos niños, más armas.

La paranoia de los riquísimos y poderosísimos. El dilema de Washington ante la “pérdida” del planeta

¿Tiene actualmente Estados Unidos el mismo control que tenía en otras épocas sobre los recursos energéticos del Oriente Medio?

Los países productores de energía más importantes del mundo siguen estando aún bajo el control de las dictaduras que Occidente apoya. Eso hace que los progresos conseguidos por la Primavera Árabe sean en realidad limitados, aunque no insignificantes.

Pistas y desafios en la geopolitica latinoamericana

¿Construyendo la economía-mundo del Pacífico?

El teatro de operaciones de Estados Unidos en la zona del Medio Oriente y Asia Central, ya de suyo complejo, ha multiplicado sus aristas geopolíticas y ha diversificado los frentes. Extendido hasta el África mediterránea, y en una ofensiva voraz hacia los territorios que hacen la bisagra entre los tres continentes que colindan con este mar (Siria y Gaza sobre todo), ha obligado a medir fuerzas y equilibrios con todas las potencias regionales en disputa.