El camino elegido

El merito indudable de la política económica fue generar un modelo de producción y distribución en base al mercado interno, con lo que por un lado se supera el modelo de valorización financiera del capital e integración a los mercados internacionales (en desmedro del mercado y la producción interna), y por el otro, concibe un patrón de crecimiento que permite que se pueda profundizar a favor de las economías regionales, de las PYMES, y del empleo y de los salarios. Esto es posible porque se crearon las condiciones macroeconómicas para hacerlo, demostrando que con más intervención del Estado, y recuperando la capacidad de planificación y de control, se crean las circunstancias para cumplir con esos objetivos.

“La variable central es continuar creciendo, lo demás se acomoda”

Entrevista. Héctor Valle. Titular de FIDE. El economista destacó la importancia del mercado interno, relativizó las críticas de la ortodoxia, subrayó el rol indelegable del Estado, y enfatizó la necesidad de planificar y comunicar los grandes objetivos del Gobierno.

“Sin duda no se va a cumplir la pauta presupuestaria, la economía no va a crecer un cinco por ciento, pero no ha ocurrido ninguna de las catástrofes que se anunciaban”, señala Héctor Valle. Según su visión, el desequilibrio fiscal que registran las cuentas públicas es muy manejable. En este sentido, su análisis destaca que el país ha atendido sus deudas y lo seguirá haciendo. Un panorama que en el plano externo no duda en calificar como “muy alentador hacia el futuro” y que se completa con “la importancia y el efecto dinamizador de la demanda interna”. La visión, sin embargo, está lejos de caer en ingenuidades y trasciende las fronteras para colocar al país en el contexto global: “La crisis en la cual está metido el sistema capitalista, tal y como lo conocimos hasta ahora, es sistémica. No es una crisis que se resuelva modificando algunas regulaciones. No le encuentran la vuelta. Ya se está hablando de una desaceleración fuerte de Alemania, y el impacto sobre China es inevitable. Pretender que la Argentina esté ajena sería demasiado sesgado”