Los nuevos paraísos de la evasión

Silvia Naishtat

Preste atención a estas cifras. En el mundo hay casi 9 millones de personas con fortunas individuales que superan el millón de dólares. Son apenas el 6,5% de la población, pero concentran US$ 33,3 trillones. Se trata de un volumen gigantesco que equivale al 75% del PBI mundial, al 95% de lo que producen los países más ricos agrupados en la OCDE, y 13 veces lo que corresponde a América latina y el Caribe. Decididamente, la distribución es cada vez más injusta: el 20% de los más ricos del planeta se queda con el 75% de la torta y al 20% de los más pobres le toca una ínfima tajada de 1,5%.

Estos datos no sólo dan trabajo a los asistentes sociales. También nutren la agenda de los recaudadores de impuestos que sospechan que sus sabuesos ni llegan a oler esos billetes. Hay un nuevo consenso: en materia de evasión, las grandes fortunas también deben rendir cuentas.

El Senado de EE.UU. hace rato que sigue la pista de los paraísos fiscales, donde miles de compañías estadounidenses desvían unos US$ 70 billones anuales mediante maniobras offshore. Se calcula que los ciudadanos norteamericanos poseen más de un trillón de dólares en los paraísos fiscales, conocidos como jurisdicciones offshore y no alcanzadas por las regulaciones impositivas. Hay otros 500.000 contribuyentes con cuentas en bancos offshore.

Solo las diminutas Islas Caimán contabilizan 500 bancos, 71.000 fondos de inversión y 727 aseguradoras. Las Islas Vírgenes baten récord en sociedades offshore: registran unas 500.000. Y aquí nomás, nuestro vecino Uruguay, tiene en su inventario 40.000 sociedades anónimas financieras y de zona franca.

Alberto Abad, el jefe de la AFIP, suele bromear que su reputación no depende de cazar al ladrón de gallinas. En su escritorio hay un informe contundente: en 2005 el 55% de las divisas producidas por las exportaciones argentinas quedó reposando en los paraísos fiscales. Alcanza a 18.288 millones de dólares.

Fuente: Clarín

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