Los campesinos santiagueños y su lucha por una sociedad diferente.

Rubén de Dios.
A continuación reproducimos un artículo de Rubén de Dios, autor que ya publicó un trabajo sobre el mismo tema en el [url=http://www.iade.org.ar/uploads/beaee573-e749-5ade.pdf]número 199 de Realidad Económica.[/url] En la provincia de Santiago del Estero el sector campesino está conformado por unas 15.000 familias que representan a cerca de 100.000 personas desperdigadas en una vasta geografía rural. Su modo de vida es sencillo. Por lo general habitan en viviendas rancho, con pisos de tierra y amplias galerías. Habitualmente son construidos por los propios pobladores que se transmiten de padres a hijos la forma de hacerlos. Algunos de estos ranchos son sólidos y espaciosos, frescos durante el verano y con capacidad de conservar el calor durante la época invernal.

Muchos otros, en cambio, son precarios y soportan filtraciones de agua por los techos de paja en la época de las lluvias de primavera-verano, además de actuar como refugio de la vinchuca, vector de contagio del mal de chagas.

Su estrategia productiva es variada y se adapta a las diferentes zonas agroecológicas de la provincia. En las áreas de secano, predomina la cría de animales bovinos y caprinos; y en menor medida porcinos y ovinos, lo que constituye una de sus fuentes de trabajo e ingreso predial mas o menos importante según los casos. El rasgo cultural destacado es que el pastoreo de los animales se hace en espacios abiertos, o “campos comuneros”, sin alambrado perimetral, donde cada campesino comparte el espacio con sus vecinos. Se trata de un usufructo compartido de la tierra que constituye una práctica ancestral. Otra fuente de ingreso importante es la explotación del monte para la extracción de postes, leña y carbón. Acopiadores locales adquieren estos productos que luego revenden a compradores provenientes de Buenos Aires principalmente. En cuanto a la producción agrícola se destaca el maíz, anco, zapallo, y la sandia, destinados principalmente al autoconsumo; y para el mercado, el cultivo de algodón (tanto en áreas de secano como de riego), y la producción de alfalfa para fardos y semilla, además de la horticultura (acelga, remolacha, cebolla, anquin, batata, etc.) desarrollada en el cordón próximo a las ciudades de Santiago y La Banda.

Noticias relacionadas

Noelia Barral Grigera. Las villas y las cárceles siguen siendo un foco de desesperación al que los gobiernos llegan tarde...
Marco Aurélio Garcia.   El retroceso de las políticas populares que atravesaron América Latina en los comienzos del siglo...

Compartir en