Las transnacionales: los bolsillos más beneficiados

Emad Mekay

Ejecutivos de las industrias Petrolera y de Defensa de Estados Unidos embolsan ganancias sin precedentes gracias a las guerras lanzadas por el Pesidente George W. Bush y al aumento de precios del crudo, calcularon dos instituciones académicas.

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Los ejecutivos de estos sectores ganaron una suerte de lotería con la escalada bélica y de los precios petroleros, según "Executive Excess 2006" ("Exceso ejecutivo 2006"), informe elaborado por el Instituto para los Estudios Políticos, de Washington, y por Unidos por una Economía Justa, de Boston.

Los autores del estudio de 60 páginas, presentado el miércoles, dicen que los contribuyentes financian buena parte de esta bonanza y acusan a legisladores y otros funcionarios políticos por no ejercer un control más minucioso del destino de esos fondos.

"Estadounidenses de todo el espectro político deberían escandalizarse de ver cómo los ejecutivos sacan tajada de los imprevistos de la guerra", opinó Sarah Anderson, coautora del informe.

"Desafortunadamente, la política partidaria hizo que el Congreso (legislativo) dejara de controlar efectivamente estos contratos de guerra", se lamentó.

El estudio pasa revista de todas las 100 contratistas de defensa que cotizan en bolsa y que obtuvieron, por lo menos, un margen de ganancia de 10 por ciento.

Los 34 principales directores de estas empresas sumaron una ganancia de casi 1.000 millones de dólares desde los atentados que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001.

Este dinero sería suficiente para emplear y brindar asistencia durante más de un año a más de un millón de iraquíes, según el estudio.

El ingreso anual promedio de los ejecutivos de esas compañías de defensa trepó de 3,6 millones de dólares entre 1998 y 2001, a 7,2 millones entre 2002 y 2005.

El informe indica que solamente en 2005 los presidentes de las firmas de la industria de defensa cobraron 44 veces más que generales con 20 años de experiencia militar, y 308 veces más que los soldados rasos.

La investigación identifica al presidente de United Technologies, George David, como el ejecutivo que obtuvo mayores ganancias. Desde los atentados de 2001 obtuvo más de 200 millones de dólares, a pesar de la controversia sobre la calidad de los helicópteros Black Hawk de su compañía, que es objeto de investigaciones oficiles.

El presidente de la firma de servicios médicos Health Net, Jay Gellert, logró el mayor aumento salarial tras el 11 de septiembre: su promedio de ingresos entre 1998 y 2001 dio un salto de 1.134 por ciento en los cuatro años anteriores.

"La compañía debe el crecimiento de sus ganancias a los contribuyentes estadounidenses, que tal vez no adviertan su aporte al sistema privatizado de atención a la salud de los militares, que tiene un costo excesivo", señala el informe.

El presidente de Halliburton, David Lesar, ganó unos modestos 26,6 millones de dólares el año pasado. Esta empresa fue criticada por sus vínculos con el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney.

"Aunque el futuro de la actividad de Halliburton en Iraq es incierto, Lesar disfrutará de los casi 50 millones de dólares que obtuvo desde que comenzó la 'guerra contra el terrorismo'", afirma el reporte.

Por su parte, los principales ejecutivos de las firmas petroleras cobran el triple que sus pares en empresas de dimensiones similares en otros sectores.

En 2005, el ingreso de los 15 principales ejecutivos de la industria petrolera estadounidense tuvo un aumento de 50 por ciento respecto de 2004. Ahora alcanzan un promedio de 32,7 millones de dólares, ante los 11,6 millones que obtuvieron en general los ejecutivos de todas las grandes compañías del país, según el informe.

Los tres ejecutivos petroleros mejor pagados del país en 2005 fueron William Greehey, de Valero Energy (95,2 millones de dólares), Ray R. Irani, de Occidental Petroleum (84 millones) y Lee Raymond, presidente saliente de ExxonMobil (69,7 millones).

El que logró un peor ingreso entre los 15 fue Chad Deaton, presidente de Baker Hughes, con 6,6 millones de dólares.

"Un obrero promedio de la construcción en una empresa de energía tendría que trabajar 4.279 años para igualar lo que Greehey juntó el año pasado", señala el informe.

El salario de los ejecutivos petroleros estadounidenses también superó, por lejos, a los de empresas extranjeras del sector, según el estudio.

En 2005, gigantes petroleras internacionales como la británica BP y la británico-holandesa Royal Dutch Shell, la segunda y la tercera del mundo, pagaron a sus máximos ejecutivos apenas un octavo de lo que recibieron sus contrapartes estadounidenses: 5,6 y 4,1 millones de dólares en cada caso.

Ambas firmas operan en el mismo mercado global que sus competidores estadounidenses.

El estudio fue difundido un día después que otra institución académica estadounidense, el Centro Phoenix de Estudios Legales Avanzados y de Políticas Económicas Públicas emitió un informe defendiendo las ganancias de la industria petrolera, comparando la rentabilidad general de las firmas petroleras estadounidenses con las de otras industrias.

Concluyó que "vender cerveza o lavandina es más redituable que vender gas y petróleo, incluso en épocas de ganancias récord para las empresas petroleras".

El Centro Phoenix, que promueve un enfoque de libre mercado, analizó las ganancias de compañías como ExxonMobil, Chevron-Texaco, ConocoPhillips, Shell, Marathon, Hess y Sunoco.

"Puede estar de moda atacar las ganancias de la industria petrolera, pero estas firmas soportan por lo menos parte de la carga de los elevados precios del petróleo", afirmó George S. Ford, principal economista del Centro Phoenix y autor del estudio.

"Nuestro análisis muestra que, cuando los precios del petróleo están en su punto más alto, la rentabilidad de la industria petrolera está en el más bajo", destacó.

Pero el Centro Phoenix podría ser la única voz que expone tal postura.

La británica BP, que opera algunos de los pozos petroleros más grandes de Estados Unidos, es investigada por el Departamento de Justicia y la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancía de los Estados Unidos por posible manipulación de los mercados del crudo y la gasolina.

Fuente: El economista de Cuba

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