La triste historia de nuestro petróleo / José Castillo*

José Castillo*
El 13 de diciembre de 1907, mientras se perforaba en busca de agua en el entonces pequeño pueblo de Comodoro Rivadavia, se produce el primer hallazgo de petróleo en territorio argentino. A 100 años de este descubrimiento, conviene repasar la historia de la extracción gasífero-petrolera en la Argentina y al mismo tiempo replantearse el rol que juega en la economía nacional. [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] . 100 años del petróleo argentino / MORENO . Jorge Newbery, un hombre de la energía / Fernando Pino Solanas - Félix Herrero . Día del Petróleo argentino: ¿celebración o velatorio? / Adolfo Dorfman [/size]

"Resulta inexplicable la existencia de ciudadanos que quieren enajenar nuestros depósitos de petróleo acordando concesiones de exploración y explotación al capital extranjero para favorecer a éste, con las crecidas ganancias que de tal actividad se obtiene, en lugar de reservar en absoluto tales beneficios para acrecentar el bienestar moral y material del pueblo argentino. Porque entregar nuestro petróleo es como entregar nuestra bandera." (Coronel Enrique Mosconi, primer presidente de YPF).

Al día siguiente de aquel descubrimiento en Comodoro Rivadavia el gobierno emite un decreto tomando posesión del yacimiento. En 1911 se crea la Dirección General de la Explotación de Petróleo de Comodoro Rivadavia y en 1922 la Dirección Nacional de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, asumiendo como su primer director el coronel Enrique Mosconi. Ahí comienza una extensa y rica historia, donde YPF se transformó en símbolo de nuestro país. Desde esa empresa se exploró, extrajo, destiló, refinó, transportó y comercializó el petróleo y sus derivados en nuestro país por décadas. Ahí donde llegaba YPF se fundaban pueblos, hospitales, escuelas, llegaba el ferrocarril. Centenares de miles de argentinos de varias generaciones constituyeron su identidad como orgullosos trabajadores de YPF, "los ypefianos", sea como ingenieros, técnicos, obreros o empleados. En el ya citado Comodoro Rivadavia, pero también en Neuquén, Santa Cruz, Salta, Mendoza, Tierra del Fuego, en la plataforma continental del Mar Argentino, en cualquier océano del mundo a través de alguno de sus 16 buques-tanque, en todas y cada una de las ciudades o rutas del país con su extendida red de estaciones de servicio -que llegaban ahí donde no llegaba nadie-, o en su edificio de Buenos Aires, el símbolo de YPF, rodeado como si fuera una escarapela por los colores celeste y blanco, mostraba a la empresa más grande del país. Llegó a ser la octava petrolera estatal del mundo. En 1946 va a nacer su "hermanita menor", Gas del Estado.

[i]Al acecho[/i]

No toda su historia fue color rosa. Ya desde el comienzo las grandes petroleras mundiales vieron el negocio en la Argentina y salieron en su búsqueda. Por algo el primer golpe militar del siglo XX, en 1930, fue repetidamente citado como "con olor a petróleo". Luego empezó el lobby, bajo el argumento de que "no éramos capaces" de extraer nuestro crudo. Y aparecieron los contratos de concesión, que llegaron a su máxima expresión con el espectacular giro de Frondizi, que pasó de defensor del recurso en su libro "Petróleo y política", a ser el impulsor de la entrada de todos los pulpos mundiales del sector.

Parte de esta historia negra fue también el desguace de la época de la dictadura militar.
En la época previa a la privatización de los '90, los publicistas de la derecha se regodeaban diciendo que YPF era la "única petrolera del mundo que daba pérdida". Mentían descaradamente. Lo que había sucedido era que el gobierno más genocida de nuestra historia había usado las ganancias y los activos de YPF como "garantía" para pedir préstamos al exterior que después se giraban a otros rumbos, descapitalizando la empresa, lo que está registrado como parte del origen de nuestra todavía pendiente deuda externa.

Finalmente, en 1993, se produjo la entrega mayor: desaparecía un pedazo importante de nuestra historia. Lo que sigue es historia reciente. Centenares de miles de "ypefianos" despedidos, pueblos fantasmas y miseria en comunidades otrora pujantes, como Tartagal o Cutral-Có. Pero el petróleo se siguió extrayendo, ahora para beneficio exclusivo de los pulpos mundiales. Y hoy, que todos los diarios del mundo anuncian que el barril alcanzó valores récord de 100 dólares, el saqueo se torna aún más patente.

[i]La renta petrolera[/i]

El valor anual de la renta petrolera argentina es de 30.000 millones de dólares. Esto es exactamente lo que estamos perdiendo por culpa de la privatización. Por hacer algunas comparaciones: México y Venezuela, con las estatales PEMEX y PDVSA se quedan con el 100% de su renta petrolera. Lo mismo Brasil, aunque ahí Petrobrás es sólo un 60% estatal, quedando entonces una importante "tajada" en manos de los monopolios internacionales. En Bolivia, donde participan del negocio tanto el Estado a través de YPFB como los privados, queda en manos públicas el 82% de la renta. En Ecuador, con un esquema similar al boliviano, el Estado se apropia del 68% de la renta. Mientras tanto, en nuestro país, donde el negocio es realizado exclusivamente por privados, la apropiación de renta por parte del Estado (vía retenciones y regalías de las provincias) apenas si alcanza al 32%. Y lo más vergonzoso es que el cálculo se hace en base a la simple declaración jurada de las empresas, sin ninguna verificación in-situ. Para ser claros: el costo de producción del barril de petróleo en nuestro país es de entre 8 y 10 dólares. Tomando el "mix" de valores a los que se vende el petróleo argentino en el mercado mundial, a las petroleras le quedan alrededor de 42 dólares limpios por barril.

[i]*Economista. Profesor de Economía Política y Sociología Política en la UBA. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda).[/i]

Fuente: [color=336600]La Arena – 07.12.2007[/color]

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