La ley que reivindica el papel positivo del colonialismo subleva a las Antillas francesas

Francia: El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, anula una visita oficial a Martinica y Guadalupe debido a las protestas Por Lluís Uría Corresponsal en París La Vanguardia Fuente: Socialismo o barbarie

Al Gobierno francés le está empezando a salir caro el capricho chovinista de los diputados de su partido, la UMP, de reivindicar por ley "el papel positivo" de la presencia colonial de Francia en ultramar y el norte de África. A los roces con Argelia, que mantiene bloqueada por este motivo la firma de un tratado de amistad y cooperación entre ambos países, se ha sumado ahora la irritación de los territorios franceses de las Antillas. La protesta ha subido tanto de tono que el ministro del Interior y líder de la UMP, Nicolas Sarkozy, decidió a última hora posponer un viaje oficial que debía realizar ayer y hoy a las islas de Martinica y Guadalupe.

Las fuerzas vivas antillanas - desde políticos a sindicalistas, pasando por personalidades de la sociedad civil- se habían movilizado para expresar su protesta y malestar a Sarkozy, cuya popularidad en las islas pasa por horas bajas después de haberse referido despectivamente con el calificativo de racaille (chusma) a los jóvenes de las banlieues,la mayoría de origen negro y árabe. El emblemático escritor Aimé Césaire había anunciado su negativa a reunirse con al ministro. Pese a la anulación del viaje, más de un millar de personas se manifestaron el miércoles en Fort-de-France (Martinica) contra la "ley de la vergüenza".

El origen del problema es un controvertido artículo de la ley, aprobada el 23 de febrero de este año, para compensar moral y económicamente a los argelinos repatriados a Francia tras la guerra de Argelia por haber colaborado con el ejército colonial (ver La Vanguardia del 18 de octubre y el 30 de noviembre). El artículo 4 establece que los programas escolares deben recoger "el papel positivo de la presencia francesa" en las colonias. Los profesores de historia se han opuesto a aplicar este precepto y el Gobierno - ajeno y disconforme con la iniciativa- no ha hecho nada por hacerlo cumplir.

El presidente de la República, Jacques Chirac, ha expresado privadamente en reiteradas ocasiones su rechazo a este artículo, así como la conveniencia de derogarlo. Pero sus sugerencias han caído en el vacío. La UMP tuvo oportunidad de hacerlo el pasado 29 de noviembre, cuando se votó una proposición de ley del Partido Socialista en este sentido. Pero la propuesta fue totalmente rechazada, en lo que constituye un tremendo desaire al presidente.

El Gobierno tiene la intención de intentar superar el problema por la vía del desarrollo reglamentario de la ley, que dejaría desactivado el artículo 4. Y el primer ministro, Dominique de Villepin, intentó ayer calmar los ánimos en una entrevista en radio France Inter. "No le toca al parlamento escribir la historia, ni dictar la memoria - dijo-. No hay una memoria francesa, sino memorias (...) Está la memoria de quienes fueron arrojados al antro de los galeones". En el polo opuesto, Sarkozy afirmó el miércoles: "Hay que acabar con el arrepentimiento permanente (...) que a veces roza la frontera de lo ridículo".

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