La Historia no absolverá a George W. Bush

Joseph Nye
A diez años de la guerra de Irak, la ocupación que decidió EE.UU. da balance negativo. Se cumple el décimo aniversario de la polémica invasión a Irak, encabezada por los Estados Unidos.

¿Qué consecuencias ha tenido esa decisión a lo largo del último decenio? ¿Fue una decisión correcta invadir Irak?

En el lado positivo, los analistas señalan el derrocamiento de Saddam Hussein, la creación de un gobierno democráticamente elegido y una economía que crece al 9 % al año, con exportaciones de petróleo que superan el nivel anterior a la guerra. Fueran cuales fuesen los beneficios de la guerra, son, según los escépticos, demasiado escasos para justificar los costos: más de 150.000 iraquíes y 4.488 soldados norteamericanos muertos y un costo de casi un billón de dólares (sin incluir los costos de salud e invalidez a largo plazo correspondientes a 32.000 soldados de los EE.UU. heridos).

Tal vez ese balance parezca diferente dentro de un decenio, pero en este momento la mayoría de los norteamericanos han llegado a la conclusión de que los escépticos tienen razón, cosa que ha influido en la actual política exterior de los EE.UU.

En el próximo decenio, es muy improbable que los EE.UU. intenten otra ocupación y transformación prolongadas de otro país.

Como dijo el ex secretario de Defensa Robert Gates poco después de dimitir, cualquier asesor que recomendara semejantes acciones “debería hacerse examinar la cabeza”.

Algunos lo llaman aislacionismo, pero sería mejor llamarlo prudencia o pragmatismo. Al fin y al cabo, el presidente Dwight D. Eisenhower se negó en 1954 a enviar tropas de los EE.UU. para salvar a los franceses en Dien Bien Phu, porque temía que fueran “tragados por las divisiones” de Vietnam y Ike no era un aislacionista precisamente.

Si bien un decenio puede no ser suficiente para emitir un veredicto sobre las consecuencias de la guerra de Irak, lo es para juzgar el proceso mediante el cual el gobierno de George W. Bush adoptó sus decisiones. Bush ha dicho que la Historia lo absolverá y se compara con el presidente Harry S. Truman, quien dejó el cargo con calificaciones bajas en las encuestas de opinión por culpa de la guerra de Corea. Sin embargo, hoy se tiene buen concepto de él.

¿Será la Historia tan benévola con George Bush?

El biógrafo de Truman, David McCullough, explica que antes de que los historiadores puedan evaluar una presidencia deben transcurrir 50 años, pero, un decenio después de que Truman abandonara su cargo, el Plan Marshall y la alianza de la OTAN ya estaban considerados logros sólidos.

Bush no cuenta con éxitos comparables para compensar su mala gestión en Irak.

Aun cuando acontecimientos fortuitos propicien un Oriente Medio mejor dentro de diez años, los historiadores futuros criticarán la forma como Bush adoptó sus decisiones y distribuyó los riesgos y los costos de sus acciones. Una cosa es guiar a personas montaña arriba y otra muy distinta conducirlas al borde de un precipicio.

Página/12 - 23 de marzo de 2013

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