Un espacio de explotación económica

 

La superficialidad con la que el presidente Mauricio Macri y su gabinete abordaron el tema Malvinas, con anuncios sobre la discusión de la soberanía y sus desmentidas posteriores, es una consecuencia de su matriz neoliberal: allí la soberanía es un tema menor, no prioritario, casi una molestia ante temas más relevantes como la “inserción en el mundo” y los estímulos a los grandes jugadores económicos locales y mundiales para que elijan a nuestro país como territorio para sus inversiones.

El sueño de Rivadavia

Bernardino Rivadavia fue el administrador de la subordinación de las clases acomodadas post independencia (criadores de ganados y grandes comerciantes) a los intereses de Inglaterra, potencia dominante en pleno proceso de revolución industrial. No solo abrió de par en par nuestra aduana a los productos británicos destruyendo nuestras precarias industrias de tejidos, alimentos, muebles, carros, embarcaciones, etc., sino que lo hizo endeudándonos con la banca inglesa en general, y con la Baring Brothers en particular, por un millón de libras esterlinas, y dio como garantía los ingresos fiscales y la tierra pública (la pampa húmeda y hasta las sierras de Famatina en la provincia de La Rioja), y, como demuestra la historia de esa deuda, una parte menor llegó al país para financiar las importaciones, pero se terminó pagando más de veinte veces esa suma hasta saldarla en la presidencia de Manuel Quintana (quien antes y después de ser Presidente fue abogado principal del Banco de Londres en el Río de la Plata).

De Pinochet a Assange

Para que vamos a ir con engaños y confusiones, a Julián Assange, el máximo responsable de Wikileaks, no lo quieren detener las “autoridades” británicas por la presunta violación de cuatro mujeres en Suecia, por cierto en un primer momento se habló de dos mujeres, al parecer su estancia en Suecia Assange se dedicó a violar mujeres a diestro y siniestro. La verdad es que resulta “emotivo” el hecho de que las “autoridades” inglesas se preocupen tanto de un presunto violador, que de ser cierto se merece un serio correctivo, y no se preocuparan en su día de entregar a los tribunales internacionales de justicia a Augusto Pinochet responsable de miles de muertes violentas y morales por motivos políticos y por tanto de ataque a los más elementales y sagrados derechos humanos. A Pinochet le entregaron el salvoconducto para que pudiera salir de Inglaterra sin ningún problema y a Julián Assange se lo niegan, yo no sé qué diferencia puede haber entre un presunto violador y un individuo que ha cometido asesinatos en masa, en esta cuestión esta apreciación escapa a mi capacidad de comparar y establecer la desemejanza entre un asesino y un violador, para eso está justicia, pero creo que si en el caso de Assange es merecedor de que no se le entregue el salvoconducto para salir de la pérfida Albión, Pinochet tampoco lo era y sin embargo se le entregó.

Colonialismo ayer y hoy

Pocos ignoran ya que el capitalismo nace de manos del asalto colonial. Habría así una globalización (término usado en los últimos años pero vigente desde la expedición colombina) que tiene su expresión fáctica en 1492. La filosofía cartesiana le añade el componente subjetivo a esta empresa de la modernidad capitalista y occidental. Desde un principio es Inglaterra la nación que domina la conquista de los territorios periféricos, marginales o subalternos. Incluso los piratas tienen una relevante importancia. La llamada Rubia Albión sabe utilizarlos con sagacidad. La leyenda de piratas ahorcados por las autoridades inglesas es sólo eso: una leyenda. Sir Francis Drake, Henry Morgan –centralmente– despojaban a los galeones españoles y llevaban el oro a Inglaterra. Ese oro se convertía en la materia prima del capital comercial y luego industrial británico. Así, en el siglo XIX, Inglaterra se proclama “el taller del mundo” y decide extraer materias primas baratas de los territorios periféricos. En muchos de ellos elige no instalarse: los dominará por medio de la economía. Esto sucede con la Argentina. Por jacobinos que fueran Moreno y Castelli habían desentrañado exquisitamente el rumbo de la historia (que, en ese momento, era transparente) en que les convenía incluirse: el de la modernidad occidental capitalista. Al que el llamado “descubrimiento de América”, la subjetividad cartesiana y luego la voluntad de poder nietzscheana le entregan su orden fáctico y filosófico.