“Eramos un obstáculo”

Estuvo seis meses detenido en el penal de Gorriti. Dice que “los treinta mil habitantes de Libertador saben cuál fue el comportamiento de la empresa durante la última dictadura” y que “la apoyatura de transporte (para los militares) es sólo una parte”.

Hugo Condorí es el único dirigente gremial de la empresa Ledesma que sobrevivió a la dictadura. Era el presidente de la obra social del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del ingenio cuando fue secuestrado, en 1975. Hace pocos días dio su testimonio durante cuatro horas en la causa que investiga la desaparición del ex intendente de Libertador General San Martín, Luis Arédez, con quien había trabajado cuando era asesor de salud del gremio. Junto al vicepresidente de la obra social, el desaparecido Jorge Weisz, ejercían el control del cumplimiento de la Ley de Salubridad, un asunto que considera clave para entender la impunidad con que se manejan los Blaquier desde hace décadas. Condorí –que aún no se jubiló, está casado, tiene seis hijos, 25 nietos y dos bisnietos– hoy lucha por conseguir una indemnización desde la Asociación de Ex Presos Políticos. Y planea impulsar candidaturas para las próximas elecciones desde el Partido Solidario, que preside a nivel provincial. “Hubo 30 mil desaparecidos que querían un país mejor, que soñaban con un proyecto de independencia económica; hoy está cambiando el país grande, que es América latina, por eso trato de ser un orientador y facilitador con los jóvenes”, dice.

"Los gremialistas eran un obstáculo para el plan de Ledesma"

El ex detenido Hugo Condorí declaró y apuntó al Ingenio por el secuestro de ex dirigentes de la obra social durante la dictadura. El papel del ex intendente de Libertador San Martín.

Citado como testigo por el juez subrogante Fernando Poviña, el ex detenido Hugo Condorí se sentó durante cuatro horas en el Juzgado Federal 2 de Jujuy para declarar en la instrucción de la causa que investiga la responsabilidad de Ledesma y su presidente, Carlos Pedro Blaquier, en la desaparición del intendente de Libertador San Martín, Luis Arédez. Secuestrado poco antes del golpe de Estado de 1976, Condorí es el único sobreviviente de la dirigencia gremial de la empresa en los años previos a la dictadura y testigo fundamental en la causa que busca probar la responsabilidad de Blaquier en la represión a sus trabajadores.

El principio del cambio en Ledesma

Una parte de las pruebas que activaron la adormecida investigación sobre la desaparición de Luis Arédez, ex dirigentes sindicales, obreros y estudiantes jujeños estaban intactas, guardadas en cajas que aparecieron cuando la Justicia decidió, luego de décadas de mirar hacia otro lado, allanar las propiedades de Ledesma. Incluso algunos papeles habrían estado enterrados en el predio del ingenio. No es la primera vez que aparecen documentos que acreditan las prácticas del terrorismo de Estado, pero la constante de los represores fue la destrucción de todo indicio. La dictadura incluso estableció por decreto la garantía de su propia protección. Sin embargo, los dueños de la tierra, de la vida y de la muerte en Libertador General San Martín confiaron en que nadie jamás los tocaría, y no los incineraron. Es la esencia de la impunidad con la que dominan intocables en ese pueblo, que hasta pierde su nombre cuando lo llaman Ledesma. ¿Cómo se explica si no que ni Olga Márquez de Arédez ni los demás pobladores que se enferman de dolencias respiratorias causadas por el bagazo (desecho de la caña de azúcar) nunca hayan podido obtener en el hospital local un diagnóstico que diga “bagazosis”? Libertador-Ledesma es la localidad de América con el promedio de vida más bajo: 43 años. Durante décadas, los Blaquier cosecharon denuncias –que tampoco prosperaron– de miles de empleados enfermos por trabajo insalubre que fueron despedidos. La mayoría no completaban los 30 años de aportes para obtener la jubilación, y tampoco podían acceder a ella por no tener 65 años de edad. Los Arédez no fueron los únicos pero sí de los primeros y más visibles que resistieron a los Blaquier. Eran las ovejas negras en medio del miedo y el silencio, junto a dirigentes como Jorge Weisz, Carlos Patrignani y Hugo Condorí. A fines de los años ’50, el médico pediatra Luis Arédez era “un mediquito zurdo” que tenía el “gesto demagógico” de recetar remedios caros para los obreros del ingenio, según lo definió el capataz Mario Paz en la película Sol de Noche, de Eduardo Aliverti. “Nosotros coimeamos a todos pero no dejamos las impresiones digitales”, fue la confesión que se le escapó a Paz ante cámara. “Mi marido sacó la estadística de que entre agosto y octubre morían de diez a quince chicos de los trabajadores del ingenio por día, llevaba las denuncias a los ministerios y todas las cajoneaban”, contaba la esposa de Arédez, que era odontóloga.

Sola en la plaza

Ahora que el dueño del poderoso Ingenio Ledesma, Carlos Blaquier, tiene pedido de captura internacional y empieza a revelarse con fuerza la complicidad empresaria con el terrorismo de Estado, la figura de Olga Márquez de Arédez se agiganta. Ella dio vueltas en soledad durante años en la plaza de Libertador General San Martín, enfrentando el miedo, la indiferencia y el hostigamiento de una empresa que decidió sobre la vida y la muerte de los pobladores de ese pueblo en el extremo noroeste del país. Hoy son poco más de 50 mil los habitantes de esa localidad. En los ’70, sólo el ingenio empleaba 12 mil trabajadores. En la actualidad, todo el complejo tiene poco más de 7300.

Olga se ponía su pañuelo blanco, llevaba una pancarta con la foto de su esposo Luis Arédez, desaparecido desde 1977, y daba vueltas. Durante años, nadie se acercaba ni siquiera a hablarle. En ese pueblo, la dictadura continuó aun cuando ya había terminado el gobierno dictatorial en Buenos Aires. Allí, la opresión del ingenio sigue vigente como terror económico. El terrorismo de Estado disciplinó, la desocupación mantuvo la amenaza latente.

Esperando a Blaquier en Ledesma

Las vinculaciones políticas, económicas y judiciales que permitieron al empresario huir a Europa para esquivar a la Justicia. El primer juicio por violaciones a los DD.HH. en Jujuy comenzará en julio, con cuatro ex militares acusados.

"Nosotros somos la principal garantía para que Carlos Pedro Blaquier comparezca ante el juez. Esperamos 36 años para que se haga justicia y no vamos a ser tan tontos como para malograr esta oportunidad generando disturbios o agrediéndolo." Con estas palabras indignadas Hugo Condorí, el único sobreviviente de los dirigentes gremiales de la empresa Ledesma secuestrados en vísperas del golpe de marzo de 1976, responde en Miradas al Sur a las palabras de Horacio Aguilar, el abogado defensor de Blaquier, que sostuvo que su defendido se presentaría ante el juez “sólo cuando estén dadas las condiciones de seguridad”. Mientras el empresario está de viaje por Europa, organizaciones sociales y de derechos humanos siguen movilizándose y reclamando en Jujuy su detención, para que sea investigado a raíz de su complicidad en torturas, desapariciones y asesinatos de obreros en el ingenio Ledesma durante la última dictadura militar. Para Aguilar, esas manifestaciones populares son una muestra de las escasas condiciones de seguridad para su defendido.

Los dinosaurios andan sueltos

Rita declaró durante el Juicio a las Juntas. Fue una de las mujeres secuestradas durante la semana del 20 al 27 de julio de 1976, en lo que se recuerda como la Noche del Apagón. Su marido Agustín Donato Garnica era el fundador del sindicato de zafreros de Ledesma y a esa altura estaba preso. El 20 de julio, los carros que levantaron a 200 personas en esa noche la levantaron a ella de su casa y con ella se llevaron a dos de sus hijos: Miguel Angel y Domingo Horacio, que siguen desaparecidos. Rita estuvo secuestrada seis meses. Su marido pasó siete años en la cárcel. Ella perdió su casa, y la vida en ese momento. Hoy está casi ciega, se sostiene con una vara de madera y apenas ve sólo por el costado de uno de los ojos. Allí, en la casa de una de sus hijas, en este pueblo de Ledesma que todavía está paralizado por el poderoso efecto de opresión que genera la compañía, ella había conseguido ganarse unos pesos en los últimos meses cuando un vecino decidió estacionar su auto en el patio de entrada de la casa. La semana pasada, cuando empezaron a escucharse las últimas noticias sobre el pedido de indagatoria a Blaquier y su salida del país, en el pueblo comenzaron nuevamente a agitarse los fantasmas que señalan a los ex detenidos como subversivos; y aquel vecino nunca volvió a estacionar el auto en la casa.

Intentaron secuestrar al nieto de un dirigente de APYME Jujuy

La Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME) informa que padeció un intento de secuestro el nieto de ocho años del presidente de APYME Jujuy Hugo Condorí, quien es uno de los testigos clave en la causa que investiga la complicidad de los directivos del Ingenio Ledesma con el terrorismo de Estado.

El hecho, que repudiamos y condenamos enérgicamente, se produce en el marco de las investigaciones sobre el papel de los Blaquier durante la última dictadura militar en relación con el secuestro, encarcelamiento y desaparición de trabajadores integrantes del sindicato que actuaba en el Ingenio (Condorí, entre ellos) y de otros militantes sociales de la zona.

¿POR QUÉ? Algo está cambiando…

Por favor difundir.

Javier Hugo Condorí tiene 8 años y va a la escuela en el turno tarde. El miércoles pasado intentaron raptarlo. El hecho no sólo es sensible en sí mismo, sino que se agrava porque Javier es nieto de Hugo José Condorí, un testigo clave (el único con vida) en el juicio por lesa humanidad que se está llevando a cabo contra la empresa Ledesma; y porque sucedió un día antes de la..citación a Lemos y Blaquier; y porque Hugo Condorí es dirigente nacional de la Asociación de Ex Presos Políticos de la Argentina

¿Por qué pasa todo esto?, se pregunta.

En 1972, siendo empleado de Ledesma (y por enfermedad de su hijo) crea la Obra Social OSPAIL (ley 18610). A la comisión directiva la componían: Hugo Condorí (presidente); Jorge Weizz, vicepresidente (desaparecido); Luis Arédez, asesor médico (desaparecido); Carlos Patrignani, asesor jurídico (desaparecido); Miguel Llanos, prestaciones (fallecido); Roberto Domínguez, asesor legal (fallecido), y Crecencio Vargas, tesorero (desaparecido); todos víctimas de los apagones de Ledesma (que fueron varios; la usina de luz era de Ledesma; los vehículos en los que secuestraban gente también eran de la empresa).

La dulce dignidad

“Lo que hemos hecho en este pueblo es resistir con el derecho humano que tenemos de saber qué ha pasado con nuestros desaparecidos. Yo quiero hacerles una pregunta a los poderosos de esta zona, a los dueños del Ingenio Ledesma que nos contamina el aire que respiramos, los ríos, la tierra. Estamos enfermos. Nuestros pulmones están tapados de carbonilla. Por eso me comprometo a seguir luchando y denunciándolos, porque estos que están matando a la gente tienen que tener un castigo”, dijo Olga Márquez de Arédez en un audio que atesora Liliana Daunes.

APYME repudia la represión en Jujuy

COMUNICADO DE PRENSA

Nuevamente la represión ante los reclamos de sectores populares, para construir sus viviendas, terminó con un hecho sangriento. Ocurrió en Jujuy y, en el mismo lugar donde en la época de plomo se desató un operativo represivo masivo, con asesinados y desaparecidos a instancias del mismo poder económico

La corporación Ingenio Ledesma, posee en la zona más de 120.000 hectáreas y en constante expansión, por lo cual prácticamente no quedan terrenos fiscales o privados para construir viviendas. Desde hace casi cuatro años un grupo de familias vienen solicitando a la empresa la cesión de 15 hectáreas para construir sus hogares (cabe destacar que muchas de estas familias pertenecen a trabajadores de la zona e incluso del mismo gigante azucarero).

El día miércoles pasado mientras se estaba negociando la cesión de estas hectáreas, o una salida armónica entre las partes, el Juez Penal Dr. Jorge Samman, a instancias de la firma Ledesma, ordenó el desalojo el cual, desde horas tempranas del día jueves 28 de julio, sin que mediara ningún tipo de diálogo previo o la formal intimación correspondiente, cerca de 500 efectivos de infantería y caballería, entre los que también se sindican a integrantes de la seguridad privada de la empresa iniciaron, la barbarie.

Hechos de esta naturaleza, nos remiten a las páginas mas desgraciadas de nuestra historia y que en democracia (pese a que Carlos Blaquier, dueño del ingenio, la desprecia llamándola “votocracia”), hay una decisión inequívoca del Gobierno Nacional de no reprimir la protesta social, pero si embargo el poder existente en algunos sectores – que son en general los que atentan contra la profundización de las transformaciones progresistas, la justa distribución de la riqueza y la estabilidad institucional y que cuentan con el beneplácito de fiscales, jueces y policías de gatillo fácil- dejan como saldo muertos y heridos de gravedad.

Sugestivamente estos acontecimientos se dan en vísperas de consultas electorales.

En este marco APYME (Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios) manifiesta su más enérgico repudio a la brutal represión perpetrada en el Departamento General San Martín conocido como Ledesma, lugar donde se asienta el ingenio azucarero del mismo nombre propiedad de la familia Blaquier.

Buenos Aires, 29 de julio de 2011