Honrar la deuda
Como tampoco es casualidad que el día miércoles 9 de julio, paradójicamente día en que celebramos ser una Nación independiente, hayan arribado a la Argentina el ex funcionario norteamericano Robert Schapiro, acompañado por Nancy Soderberg, ambos copresidentes de AFTA (American Task Force Argentina), que es la organización financiada por el fondo NML Elliot, principal litigante contra nosotros, para obtener el cobro de la deuda a como dé lugar. Que incluso publicaron el jueves 10 de julio en los medios de mayor difusión del país una solicitada de toda una página donde repiten la misma mentira que a su vez presentan como la lógica elemental del sistema capitalista los economistas “mediáticos” de estas pampas. Anatole France diría: Cuando mayor es el conocimiento, menor es la casualidad.
El gobierno se equivocó de rumbo, en sólo seis meses compensó cinco juicios en el Ciadi, indemnizó a Repsol, y reconoció una deuda de US$ 9.700 millones y acordó un plan de pagos con el Club de París. Para ello, y reforzando la lógica del nuevo sesgo, emitió deuda externa (lo que no hacía desde el año 2008) por US$ 15.600 millones, convencido de que la normalización de la deuda en default, el retorno a los mercados de capitales, y los acuerdos con empresas extranjeras para explotar Vaca Muerta permitirían que la Argentina logre financiamiento internacional a largo plazo y a tasas, como, por ejemplo, la de Bolivia, del 5,5% anual, y con ello podía financiar el creciente déficit en la cuenta corriente y las cuentas públicas.
Pero “son muchos los llamados y pocos los elegidos”, máxime cuando con mucho dinero en juego, y la posibilidad cierta de influir sobre los estrados judiciales, los fondos buitre generan un negocio de no menos de US$ 15.000 millones de los holdouts, y el potencial reclamo del 92,4% de los acreedores que entraron en los dos canjes realizados en los años 2005 y 2010 por la Argentina, con lo que se pierde el logro kirchnerista de la quita del 65% del capital adeudado y con ello de fuerte desendeudamiento argentino.
Pero ya lo decía Maquiavelo refiriéndose a Escipión el Africano, vencedor de Aníbal el Cartaginense en Zama, “A muchos hombres les es dado errar, pero aprenden de sus errores”, el gobierno asume que no se puede ceder ante la presión de los fondos buitre y lo proclama en los discursos de la Presidenta de la Nación, y en los comunicados de su Ministerio de Economía: “Así funcionan los Buitres: para realizar una ganancia escandalosa, obstaculizan el pago del 92,4% de los acreedores de Argentina que aceptaron la reestructuración. Pero Argentina no se dejará extorsionar por estos profesionales de la especulación. Argentina continuará honrando sus compromisos con el 92,4% de sus acreedores, tal como lo hizo el pasado 30 de junio de conformidad con la Ley Argentina, pagando 832 millones de dólares”.
Aprender de los errores significa tener en claro que a los especuladores lo único que les interesa –en el marco legal que les es propicio, sin ley de quiebra internacional, con una Justicia adicta– es cobrar lo más que puedan. Además, saben que la Argentina no puede ni debe pagar, sino que debe esperar para cualquier tratativa hasta el 2 de enero de 2015 en que deja de regir la cláusula RUFO. Quieren lo que ellos denominan un default técnico. Dice textualmente el mismo comunicado del Ministerio de Economía de la Nación del 9 de julio 2014: “…el accionar conjunto de los Fondos Buitre y el juez Griesa, que pretenden redefinir el significado de la palabra default. Default es no pagar. Ese es el escenario que ellos quieren. Los Fondos Buitre y el juez Griesa pretenden que un acreedor solvente y líquido como la República Argentina, que cumple sistemáticamente con sus compromisos financieros, ingrese en cesación de pagos. El sistema financiero internacional debería encontrar un nuevo término para definir la imposibilidad de cobrar por parte de un acreedor lo que legítima y legalmente le corresponde por acciones o interferencias de terceros”.
Pero mientras esperamos o no, que se defina cómo se denomina cuando a un país no lo dejan pagar su deuda, debemos prepararnos para saber que no va haber cautelar (stay), que la Justicia norteamericana va a librar embargos contra nuestras cuentas en el exterior y contra nuestro comercio internacional, del mismo modo que las marinas de guerra del Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia bloquearon las costas venezolanas entre fines de 1902 y principios de 1903 exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por el gobierno a las compañías de sus connacionales. Paradójicamente, el bloqueo naval tuvo su fin con el Protocolo de Washington, el cual fue firmado en esa ciudad el 13 de febrero de 1903 ya que Estados Unidos fue el mediador y se acordó que Venezuela pagaría a plazos sus deudas con el 30% de sus ingresos de aduana.
Este “bloqueo” que nos hacen los fondos buitre y la Justicia norteamericana tiene plazo, va del 31 de julio de 2014 al 1º de enero de 2015, y nosotros, cuando incurrimos en cesación de pagos porque no podíamos pagar los servicios de una monstruosa deuda externa que superaba ampliamente el PIB anual (todos los bienes y servicios finales que producimos en un año), declarando nuestro “default” el último día hábil del año 2001, hasta marzo del año 2005 en que se realizó el primer canje de deuda vieja por nuevos títulos de deuda reestructurándola, la pasamos muy mal en el año 2002 y entramos a recuperar fuertemente desde el 25 de mayo de 2003 en que Néstor Kirchner asumió la presidencia de la República. Pero no la pasamos mal por no pagar la deuda, la pasamos mal porque los “buitres” de acá adentro, esos mismos que tienen fuera del circuito económico argentino los US$ 183.753 millones que mencionamos al principio de esta nota, especularon con el trabajo y el hambre del pueblo argentino, valorizando sus dólares, pretendiendo comprar por la mitad lo que vale el doble.
El Estado tiene la obligación de promover el bienestar general, como lo manda la Constitución Argentina, y para ello debe prever la conducta y la actitud de los especuladores de acá y de allá, sin dudar en castigar con la máxima pena que nuestra legislación abarca como la ley penal financiera, contra el agio, en defensa de la competencia, etc., etc., por un lado. Y por el otro, se cuenta con la ventaja de que a los grandes comercializadores de granos y a los principales mercados y socios comerciales de la Argentina, les interesa lo que producimos y no están dispuestos a perder esa relación para favorecer a los fondos buitre.
Que la situación no va a ser fácil, seguro, pero lo afirmaba el gran Simón Bolivar en la “Proclama a los ilustres hijos de Cauca” (7 de noviembre de 1819): “El pueblo que combate, al fin triunfa”.
Miradas al Sur - 13 de julio de 2014