El "Club de Energía" de Putin y el Pacto de Shanghai

Alfredo Jalife-Rahme

Alfredo Jalife-Rahme
Fuente: La Jornada

A los estrategas del centro de pensamiento europeo De Defensa (19-06-06) no se les podía escapar la "dimensión energética" del Pacto de Shanghai, mejor conocido como la hexapartita Organización de Cooperación de Shanghai (OSC-6), que encabezan Rusia y China junto a cuatro países centroasiáticos (tres medianas potencias petroleras y gaseras, Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán, y una potencia hidráulica, Kirguizistán), y a la que se pueden adherir Irán, India, Pakistán, Mongolia y hasta Afganistán, en un trueque regional azorante de petróleo y gas entre pudientes e indigentes energéticos, susceptible de transformar la cartografía geopolítica de Eurasia.
Según De Defensa, el concepto de "comunidad energética de la OCS", bautizado por el zar ruso Putin como el Club de Energía, confiere la "dimensión energética de la potencia (sic) de sus miembros".

Ya decíamos que llamaba poderosamente la atención tanto la representación de India por el ministro del petróleo y el gas natural, Murli Deora, como el lanzamiento del Club de Energía por Putin durante la estratégica cumbre del Pacto de Shanghai, encaminado a contener la ofensiva militar del régimen bushiano en Asia Central (ver Bajo la Lupa; 18-06-06).

La agencia rusa de noticias Regnum (18-06-06) profundiza los alcances del Club de Energía euroasiático que se puede convertir en la "alternativa de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP)" y transcribe una larga entrevista a Rashid Gulov (RG), ingeniero técnico de la empresa eléctrica de Tayikistán (Open Stock Holding Barki Tojik), quien expresó que la idea de crear el citado Club de Energía de la OCS es benéfica para los intereses económicos de Tayikistán.

Agregó que los miembros de la OCS, en particular Rusia, Kazajistán y Uzbekistán, poseen vastos recursos energéticos, así como pletóricos hidrocarburos; además, "Tayikistán y Kirguizistán poseen inmensos recursos hidráulicos que, en caso de ser explorados conjuntamente y usados racionalmente, pudieran mejorar tangiblemente la seguridad energética de todos (¡super sic!) los países de la región".

Remató con una estocada perfecta: "si todos los países miembros de la OCS y quienes desean adherirse -Irán, Pakistán e India- unen sus esfuerzos para crear la comunidad de energía de la OCS, ésta se convertiría en la alianza energética más poderosa del mundo".

Luego lanza el equivalente de una bomba atómica: "lo más probable es que esta comunidad de energía sea vista como una alternativa de la OPEP". ¡Cómo han de estar tiritando las trasnacionales petroleras anglosajonas, ya no se diga el cuarteto fracasado de Cheney-Rumsfeld-Bush-Blair! (en ese orden de importancia).

No tiene desperdicio la primicia visionaria de RG, quien comentó que el Club de Energía euroasiático deberá "resolver ante todo los temas de uso de recursos energéticos que poseen sus estados miembros: hoy cada uno tiene su propia política energética, carece de un abordaje racional a la producción de petróleo y gas natural, sin pensar que en 10 o 15 años, estos recursos estarán agotados; si tuviésemos una unión de energía visiblemente actuante, entonces pudiéramos sacar a colación el tema de por qué hemos quemado tanto gas natural para producir energía eléctrica si poseemos inmensas fuentes de energía renovable en el vecino Tayikistán".

Tanto Tayikistán como Uzbekistán pueden construir decenas de plantas hidráulicas en el territorio del primero: "en este caso, Uzbekistán puede usar gas natural para sus importaciones y así alentar su producción industrial química". ¡Genial! Estamos entrando a la complementariedad y reciprocidad geoeconómicas de las regiones planetarias.

RG no ignora las implicaciones de la regionalización energética centroasíática: "Rusia, China y Kazajistán han empezado a colaborar en este sentido. Rusia tiene interés en concluir la construcción de las plantas hidroeléctricas de Rogun y Sangutdin; China está interesada en construir tanto las plantas de Tayikistán como sus líneas de transmisión eléctrica; Kazajistán manifiesta un inmenso interés en construir la segunda y tercera fases de la planta hidroeléctrica de Rogun y la estación en cascada del río Zerafshan. Además, Kazajistán ve la posibilidad de construir una línea de transmisión desde la ciudad de Kujand, en el norte de Tayikistán, hasta Chimkent, en el sur de Kazajistán, cuyo déficit de energía eléctrica es de casi 40 mil kilovatios hora", lo cual puede ser subsanado por Tayikistán. Demasiado bello para ser cierto, si antes no se entromete la "mano invisible" ya muy vista de la parasitaria plutocracia petrolera anglosajona, tan proclive a las balcanizaciones ajenas.

Un dato relevante que aporta luz en retrospectiva a la invasión anglosajona a Afganistán lo aporta RG, quien devela que los "especialistas de Estados Unidos (EU) descubrieron recientemente un inmenso campo petrolero y gasero al norte de Afganistán, que según algunas previsiones, sería el mayor del mundo", y añade que el "norte de Afganistán es también el sur de Tayikistán", ¡qué interesante!
A sabiendas del nuevo hallazgo en el norte de Afganistán, la rusa Gazprom, hoy segunda empresa mundial, estableció con Tayikistán una "alianza estratégica" en exploración y producción de petróleo y gas.

De Defensa aduce que "los rusos están tranquilos hoy, así como estuvieron inquietos hace un año" debido al oleaje con máscara "democrática" y de "derechos humanos" (nota: que EU no practica ni en su propio suelo ni con los refugiados económicos de México que huyen de la esclavitud del modelo neoliberal depredador) de las revoluciones multicolores en la periferia inmediata de Rusia y teledirigidas por la dupla anglosajona de EU y Gran Bretaña: "la potencia y la influencia de Rusia se afirma por doquier y China se ha asegurado de concretar enormes acuerdos energéticos que firmó en marzo pasado con Moscú, mediante una cooperación militar sino-rusa sin precedente".

Para no dudar la profundidad de su nueva colaboración, Rusia invitó formalmente a China a participar en los diálogos del G-8, a celebrarse en San Petersburgo con los países en vías de desarrollo (Xinhua; 21-06-06), entre quienes fue desairado Fox, seguramente por ser considerado el presidente más pro texano del planeta.

China ya no se deja amedrentar por las bravatas de Rumsfeld, el torturador de Abu Ghraib y, por añadidura, controvertido secretario del Pentágono. El periodista indio Sudha Ramachandran reveló que Zhang Deguang, secretario general del Pacto de Shanghai, replicó a Rumsfeld que "China no consideraba a Irán un país terrorista. La defensa de Irán por China molestó a EU, obviamente" (Asia Times; 17-06-06).

De Defensa apunta que el "quinto aniversario del Pacto de Shanghai pone en relieve una realidad geopolítica de dimensión planetaria: la existencia de un nuevo polo de seguridad potente e influyente que contará mucho" e "intentará equilibrar y controlar la política exterior bélica y el poderío militar de EU".

No podemos soslayar un dato muy negativo: constituye una lástima que el flamante Club de Energía no haya proferido palabra alguna para salvaguardar el medio ambiente tan depredado en la etapa soviética.

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