EE.UU.: la economía se desacelera

Joseph Stiglitz
El consumo desenfrenado de Estados Unidos y su incapacidad para vivir de acuerdo con sus recursos es la principal causa de desequilibrios que terminarán impactando en la economía global. Autor: [b][color=336600]Joseph Stiglitz *[/color][/b] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .Santa Claus es chino, o por qué China crece y EEUU decae .Economía, la "ciencia ansiosa" / Paul A. Samuelson [/size]

*PREMIO NOBEL DE ECONOMIA, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD DE COLUMBIA

Tal vez el dato más importante para el mundo hoy sea que los votantes en Estados Unidos le dieron un voto de no confianza al presidente George W. Bush, que ahora estará vigilado por un Congreso demócrata.

Nunca la opinión que tiene el mundo de Estados Unidos fue tan baja. Ocurrió lo impensable: un presidente norteamericano defendiendo el uso de la tortura, utilizando tecnicismos a la hora de interpretar las Convenciones de Ginebra e ignorando la Convención sobre Tortura, que la prohíbe bajo cualquier circunstancia. La corrupción y la incompetencia reinaron bajo la administración de Bush, desde la respuesta fallida al huracán Katrina hasta cómo manejó las guerras en Afganistán e Irak.

En realidad, deberíamos tener cuidado de no analizar demasiado la elección de 2006: a los norteamericanos no les gusta estar en el lado perdedor de ninguna guerra. Fue este fracaso, y la ciénaga que Estados Unidos había vuelto a pisar tan confiadamente, lo que llevó a los votantes a rechazar a Bush.

Pero el caos de Oriente Medio que ocasionaron los años de Bush también representa un riesgo central para la economía global. Desde que comenzó la guerra en Irak en 2003, la producción de petróleo de Oriente Medio no creció como se esperaba para satisfacer la creciente demanda mundial.

Si bien la mayoría de los pronósticos sugieren que los precios del petróleo se mantendrán en el nivel actual, o levemente por debajo, esto se debe en gran medida a la percepción de un crecimiento moderado de la demanda, liderado por la desaceleración de la economía norteamericana.

Por supuesto, una desaceleración de la economía norteameri cana constituye otro riesgo global importante. La raíz del problema económico de Estados Unidos son las medidas adoptadas tempranamente en el primer mandato de Bush. En particular, la administración consiguió que se aprobara un recorte impositivo que, en gran medida, no logró estimular a la economía, porque estaba destinado a beneficiar principalmente a los contribuyentes más ricos.

La carga del estímulo recayó sobre la Reserva Federal, que bajó las tasas de interés a niveles sin precedentes. Si bien los créditos a baja tasa de interés tuvieron poco impacto en la inversión comercial, alimentaron una burbuja inmobiliaria, que hoy estalla y pone en peligro a los hogares que pidieron prestado frente a valores inmobiliarios en suba para sostener el consumo.

Esta estrategia económica no era sostenible. Los ahorros familiares estuvieron en rojo por primera vez desde la Gran Depresión, mientras el país le pedía prestado al exterior 3.000 millones de dólares por día.

Pero las familias pudieron seguir gastando dinero sólo mientras siguieron subiendo los precios y las tasas de interés se mantuvieron bajas.

En consecuencia, las tasas de interés más altas y los precios de la vivienda en baja no son un buen augurio para la economía norteamericana. En realidad, según algunas estimaciones, aproximadamente el 80% de la suba del empleo y casi las dos terceras partes del incremento del PBI en los últimos años se originó directa o indirectamente en el sector inmobiliario.

Para colmo de males, el gasto irrestricto del gobierno estimuló aún más la economía durante los años de Bush, con déficit fiscales que alcanzaban nuevas alturas, dificultándole al gobierno la posibilidad de actuar ahora para sostener el crecimiento económico mientras los hogares recortan el consumo.

Es más, muchos demócratas, después de haber hecho campañas basadas en la promesa de un retorno a la salud fiscal, probablemente exijan una reducción del déficit, que restringiría aún más el crecimiento.

Mientras tanto, los persistentes desequilibrios globales seguirán generando ansiedad, especialmente para aquellos cuya vida depende los tipos de cambio. Aunque Bush desde hace mucho tiempo intenta culpar a los demás, es evidente que el consumo desenfrenado de Estados Unidos y su incapacidad para vivir de acuerdo con sus recursos es la principal causa de estos desequilibrios.

A menos que esto cambie, los desequilibrios globales seguirán siendo una fuente de inestabilidad global, sin importar lo que hagan China o Europa.

Copyright Clarín y Project Syndicate, 2006. Traducción de Claudia Martínez.

Fuente: Clarín / Project Syndicate

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