Economía, la "ciencia ansiosa" / Paul A. Samuelson

"Los inversores en bonos actúan como si la Fed fuera a bajar las tasas de interés para eludir una recesión inmobiliaria y automotor". Mientras tanto, "los precios de Wall Street están más altos que en la burbuja del 2000". En un año que empieza con fuertes contradicciones, Paul Samuelson traza escenarios posibles para EE.UU., la mayor economía del mundo. Autor: [b][color=336600]Paul A. Samuelson[/color][/b] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .EE.UU.: la economía se desacelera / Joseph Stiglitz .Santa Claus es chino, o por qué China crece y EEUU decae [/size]

Por cierto, la escena política estadounidense está caótica. La confianza en el liderazgo del presidente Bush es merecidamente baja, tanto en los EE. UU. como afuera: En Europa, en Asia y, lo que es muy importante, en el Medio Oriente musulmán.

Por lo general, cuando la geopolítica se pone mal, la economía de los EE.UU. es moderadamente estable. Eso le permitió a la locomotora estadounidense mantener bastante vigoroso el crecimiento mundial desde el 2000.

Pero ahora, al comienzo del 2007, tengo que decir que tanto entre los gurúes de Wall Street como entre los inversores corrientes reina una confusión extraordinaria. Los inversores en bonos actúan como si pensaran que la Reserva Federal pronto fuera a bajar las tasas de interés para eludir una recesión en los inmuebles y los automotores.

Los compradores de acciones de Wall Street, optimistas, sustentan una óptica opuesta. Pasada la mitad del 2006, los índices de los precios bursátiles se fueron a niveles más altos que los de la burbuja del 2000. Eso porque las ganancias de las empresas parecen estar en un curso de suba.

Sumando contradicciones a la contradicción, los discursos de los máximos funcionarios de la Reserva Federal advierten ominosamente que a menos que el nivel general de precios pare de subir a más del 2% anual, el próximo movimiento de las tasas de interés tendrá que ser hacia arriba, no hacia abajo.

Durante la mayor parte del año que pasó, el dólar bajó frente al euro y la libra esterlina. Bajó menos contra el yen; pero eso probablemente no es un signo de firmeza del dólar y más bien se debe a que Japón quiere mantener un yen favorable para la competitividad de sus exportaciones. Para lograr esto, Japón deberá estar dispuesto a conservar deuda estadounidense de bajo rendimiento, aún cuando esos activos le impliquen pérdidas para el futuro.

El nuevo secretario del Tesoro, Henry Paulson, venido del poderoso banco de inversiones Goldman Sachs, sigue simulando que prefiere un "dólar fuerte". En realidad, en opinión de todos los expertos, el Tesoro estadounidense ve con buenos ojos devaluaciones modestas del dólar que reduzcan el déficit comercial crónico del país. En particular, Paulson intenta mediante la diplomacia convencer a China de que deje flotar el yuan, para que suba.

¿Quién está en lo cierto? ¿Hay una recesión en puerta para EE.UU. en el 2007? ¿O tendremos la suerte de un aterrizaje suave?

¿Un crecimiento inferior al 2% mantendrá la inflación por debajo del 2% admisible? ¿Significará este aterrizaje suave que la caída de los precios de las viviendas va a tener un pronto fin?

"Ni optimista ni pesimista"

Trato de ser realista: ni optimista ni pesimista.

Aquí está mi ponderación de lo que considero evidencias buenas y malas.

1. No esperaría que el saldo comercial de los EE.UU. mejore pronto. Los estadounidenses somos muy consumidores y ahorramos muy poco. Las rebajas de impuestos de Bush en 2001-06 y su explosivo gasto militar suman desahorro público a esa ecuación. Incluso debo dudar de que nuestro endeudamiento internacional se pare en los dos años que le restan a Bush en la Casa Blanca.

2. A lo sumo, en los próximos varios meses, la Reserva Federal podría mantener constante su tasa de interés. Haría falta un debilitamiento abrupto de la economía estadounidense para convencer al presidente de la Fed, Ben Bernanke, de que baje las tasas de interés.

3. Es dudoso que el nuevo congreso demócrata pueda desandar en un tiempo corto las debacles de Bush en Medio Oriente. Y cabe esperar que un veto presidencial parará cualquier intento del nuevo congreso de poner fin a los regalos de Bush a los millonarios de los EE.UU. Así que no hay que contar con reducciones sustantivas del déficit fiscal.

4. Con un poco de suerte, el siguiente pronóstico centrista podría ser más sabio que cualquiera de los tres escenarios más extremos:

a. Un crecimiento real del PBI estadounidense de entre el 1 1/2 % y el 3%.

b. Una inflación núcleo de entre el 1 3/4 % y el 2 1/4%.

c. Ninguna corrida o cataclismo contra el dólar en el futuro visible.

Zonas de peligro

La economía no es una ciencia exacta. Cualquier pronóstico basado en evidencias puede salir horriblemente mal. Así que hay que cuidarse de alguno de los siguientes peligros posibles.

En cualquier momento puede desatarse un cimbronazo contra el dólar. El miedo cada vez mayor a una recesión en EE.UU. podría ser el disparador que acentuara la diversificación de las tenencias de China y la India en desmedro de los activos en dólares. Si eso ocurriera, hay que pensar que los oportunistas fondos de cobertura estadounidenses también harían shortselling de dólares.

Como nunca antes en la historia económica, hoy existe una vasta pirámide de opciones y pases. Cuando el cielo está sereno, esto les permite a los inversores distribuir sus riesgos eficientemente. Sin embargo, las opciones put y las ventas call y los futuros de commodities también les vienen bien a quienes se lanzan a tomar riesgos apalancando para arriba y no para abajo. Nadie puede todavía saber si, en caso de un pánico financiero, la pirámide de derivados exacerbará el derrumbe o le pondrá límites.

En vista de los muchos pros y contras enunciados más arriba, el viejo apelativo de la economía como la "ciencia sombría" podría quizás cambiarse, para mayor exactitud, por el de la economía como la "ciencia ansiosa".

TRADUCCION DE SUSANA MANGHI

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