A dos meses del atentado contra la vicepresidenta proliferan los discursos de odio ¿Un problema moral o socioeconómico?

Pablo Lucas Chamatropulos (Especial para sitio IADE-RE) | Las horas que siguieron al atentado a la vicepresidenta fueron testigos de la aparición de múltiples mensajes de repudio contra el hecho y de solidaridad con Cristina Fernandez de Kirchner. Sin embargo, la homogeneidad duró poco ya que, luego de que el actual presidente tirase la primera piedra desde un lugar institucional hacia el “discurso de odio” y sus voceros, sumándose a algunos análisis civiles apresurados, dos lecturas enfrentadas empezaron ocupar el centro de la escena.

La oposición comenzó a afirmar que se trataba de un evento desafortunado, llevado a cabo por un criminal aislado, pero que cualquier lectura que extendiese la responsabilidad más allá de Sabag Montiel era un intento de “politización” del atentado. Dos meses después del atentado, los recientes avances respecto del caso no dejan lugar a dudas: el atentado fue planificado. Aún queda por ver a cuántos actores, referentes políticos y sociales, quedan comprendidos bajo este manto que va desde la organización hasta el hecho, pero no hay duda de que la teoría del “loco suelto” fue posible postular solo en las primeras semanas del hecho, cuando no había investigación sería.

Esto eleva entonces la siguiente pregunta ¿El tiempo le dió la razón al oficialismo? Los comunicadores, en evidente falta de conciencia crítica y moral ¿Favorecieron un discurso de odio que hoy demostró habernos llevado hacia una sociedad más dividida y más violenta, con personajes dispuestos a matarse los unos a los otros?

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2 de octubre de 2022

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