Colonialismo ayer y hoy

Pocos ignoran ya que el capitalismo nace de manos del asalto colonial. Habría así una globalización (término usado en los últimos años pero vigente desde la expedición colombina) que tiene su expresión fáctica en 1492. La filosofía cartesiana le añade el componente subjetivo a esta empresa de la modernidad capitalista y occidental. Desde un principio es Inglaterra la nación que domina la conquista de los territorios periféricos, marginales o subalternos. Incluso los piratas tienen una relevante importancia. La llamada Rubia Albión sabe utilizarlos con sagacidad. La leyenda de piratas ahorcados por las autoridades inglesas es sólo eso: una leyenda. Sir Francis Drake, Henry Morgan –centralmente– despojaban a los galeones españoles y llevaban el oro a Inglaterra. Ese oro se convertía en la materia prima del capital comercial y luego industrial británico. Así, en el siglo XIX, Inglaterra se proclama “el taller del mundo” y decide extraer materias primas baratas de los territorios periféricos. En muchos de ellos elige no instalarse: los dominará por medio de la economía. Esto sucede con la Argentina. Por jacobinos que fueran Moreno y Castelli habían desentrañado exquisitamente el rumbo de la historia (que, en ese momento, era transparente) en que les convenía incluirse: el de la modernidad occidental capitalista. Al que el llamado “descubrimiento de América”, la subjetividad cartesiana y luego la voluntad de poder nietzscheana le entregan su orden fáctico y filosófico.