Madres de Plaza de Mayo cumplió 36 años

Durante un homenaje que tuvo lugar en la exEsma, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, afirmó que la organización de derechos humanos es un ejemplo de que "pelear por lo que uno ama es la mejor manera de vivir" y consideró que su creación el 30 de abril de 1977 "constituyó la fecha de parto de la democracia moderna de nuestro país". A través de una carta, la agrupación HIJOS les agradeció "habernos enseñado que lo imposible sólo tarda un poco más" y "seguir firmes y llenas de amor".

"Junto a estas mujeres queremos ratificar la importancia de que la escuela hable de valores, que pueda reflexionar sobre el pasado reciente, porque este es uno de los caminos educativos", indicó Sileoni durante el encuentro "Vida Siempre", que se realizó en el ECuNHi.

De ayer a hoy, una verdadera línea de conducta

Antes del golpe de 1976, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) tenía unos 5000 trabajadores y al menos 794 fueron cesanteados durante la dictadura. Entre ellos hubo detenidos, personas obligadas a renunciar, trasladados, asesinados y cuatro desaparecidos. Todos esos datos comienzan a ser revisados en una nueva causa judicial impulsada por un sobreviviente y familiares de los desaparecidos en el juzgado federal de Daniel Rafecas. Las víctimas le piden a la Justicia un análisis de lo ocurrido como un “todo” y una revisión de las responsabilidades penales a la luz de la actuación que tuvieron los civiles y en particular la Sociedad Rural Argentina que, desde el Consejo Directivo Nacional del organismo, tuvo un rol determinante en esa depuración.

“A mi mamá alguien la marcó”

Dice Guido Prividera que empezó a preguntarse qué pasó en el INTA cuando escuchó las primeras denuncias sobre la participación de civiles durante la última dictadura. “Alguien hizo allí las listas, alguien señaló a mi mamá para que la vinieran a secuestrar, no fueron los militares.” Guido Prividera, sociólogo e integrante de la Comisión de Reparación Histórica del INTA, es hijo de Marta Sierra, una investigadora del área de Ecología del INTA Castelar que fue secuestrada un día después de la intervención del organismo.

Blaquier procesado por la represión dictatorial

El juez Fernando Poviña lo procesó en dos causas. “La cooperación tuvo lugar en el marco de una persecución político-sindical llevada a cabo por la empresa Ledesma”, dice el escrito, que también alcanza al ex gerente administrativo Alberto Lemos.

El paso está dado. El juez federal Fernando Poviña procesó al empresario Carlos Pedro Tadeo Blaquier como cómplice en primer grado de la privación ilegal de la libertad agravada de 29 personas durante la última dictadura militar. El procesamiento se hizo en dos causas, cuyas distintas características importan para entender el peso determinante de esta medida.

Ver los fallos de las dos causas por las que se lo procesa:">http://www.iade.org.ar/uploads/c87bbfe5-a223-9690.pdf]
-Aredez
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“Eramos un obstáculo”

Estuvo seis meses detenido en el penal de Gorriti. Dice que “los treinta mil habitantes de Libertador saben cuál fue el comportamiento de la empresa durante la última dictadura” y que “la apoyatura de transporte (para los militares) es sólo una parte”.

Hugo Condorí es el único dirigente gremial de la empresa Ledesma que sobrevivió a la dictadura. Era el presidente de la obra social del Sindicato de Obreros y Empleados del Azúcar del ingenio cuando fue secuestrado, en 1975. Hace pocos días dio su testimonio durante cuatro horas en la causa que investiga la desaparición del ex intendente de Libertador General San Martín, Luis Arédez, con quien había trabajado cuando era asesor de salud del gremio. Junto al vicepresidente de la obra social, el desaparecido Jorge Weisz, ejercían el control del cumplimiento de la Ley de Salubridad, un asunto que considera clave para entender la impunidad con que se manejan los Blaquier desde hace décadas. Condorí –que aún no se jubiló, está casado, tiene seis hijos, 25 nietos y dos bisnietos– hoy lucha por conseguir una indemnización desde la Asociación de Ex Presos Políticos. Y planea impulsar candidaturas para las próximas elecciones desde el Partido Solidario, que preside a nivel provincial. “Hubo 30 mil desaparecidos que querían un país mejor, que soñaban con un proyecto de independencia económica; hoy está cambiando el país grande, que es América latina, por eso trato de ser un orientador y facilitador con los jóvenes”, dice.

Los dinosaurios andan sueltos

Rita declaró durante el Juicio a las Juntas. Fue una de las mujeres secuestradas durante la semana del 20 al 27 de julio de 1976, en lo que se recuerda como la Noche del Apagón. Su marido Agustín Donato Garnica era el fundador del sindicato de zafreros de Ledesma y a esa altura estaba preso. El 20 de julio, los carros que levantaron a 200 personas en esa noche la levantaron a ella de su casa y con ella se llevaron a dos de sus hijos: Miguel Angel y Domingo Horacio, que siguen desaparecidos. Rita estuvo secuestrada seis meses. Su marido pasó siete años en la cárcel. Ella perdió su casa, y la vida en ese momento. Hoy está casi ciega, se sostiene con una vara de madera y apenas ve sólo por el costado de uno de los ojos. Allí, en la casa de una de sus hijas, en este pueblo de Ledesma que todavía está paralizado por el poderoso efecto de opresión que genera la compañía, ella había conseguido ganarse unos pesos en los últimos meses cuando un vecino decidió estacionar su auto en el patio de entrada de la casa. La semana pasada, cuando empezaron a escucharse las últimas noticias sobre el pedido de indagatoria a Blaquier y su salida del país, en el pueblo comenzaron nuevamente a agitarse los fantasmas que señalan a los ex detenidos como subversivos; y aquel vecino nunca volvió a estacionar el auto en la casa.

Quisiera que me recuerden

Quisiera que me recuerden sin llorar

ni lamentarme

quisiera que me recuerden por haber hecho caminos

por haber marcado un rumbo

porque emocioné su alma

porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados

porque interpreté sus ansias

porque canalicé su amor.

Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices

la seguridad de los justos

el sufrimiento de los humildes.

Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores

con comprensión por mis debilidades

con carilo por mis virtudes,

si no es así, prefiero el olvido,

que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de

HOMBRE.

Las huellas presentes del pasado - ¿Cuándo vienen?

Tenía poco más de dos años cuando irrumpió la dictadura cívico-militar genocida. Mi hermano había cumplido apenas un año 20 días antes. Mi papá, Carlos, hacía meses que no venía por casa: su nombre integraba una larga lista de “subversivos” buscados por las fuerzas represivas. Mi mamá, Mecha, trabajaba en el hospital, atendía nuestras demandas y esperaba noticias de su compañero. Ambos eran médicos y militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores. Ambos componen la nómina de 30 mil detenidos desaparecidos. No volvimos a saber nada de ellos.

¿Dónde está mi papá? ¿Cuándo viene? Mis preguntas debieron representar un peso insoportable para mi mamá. Desde marzo no se sabía nada de Carlos. Sólo llegaban versiones contradictorias que desalentaban cualquier esperanza y aumentaban la angustia que rodeaba el entorno familiar. El 7 de junio un grupo de tareas entró en la humilde casa en que vivíamos y secuestraron a Mecha y golpearon a mi tío y se burlaron de mi abuela.

A 35 años de "La Noche de los Lápices"

Este 16 de septiembre de 2011 se cumple un nuevo aniversario de uno de los episodios más aterradores de los producidos por la dictadura: el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata. La mayoría de ellos estudiaban en los colegios de la UNLP.

Un nuevo aniversario, el n° 35, se cumple hoy de uno de los episodios más aterradores de los producidos por la dictadura cívico militar que gobernó la Argentina entre 1976 y 1983: “La Noche de los Lápices, como se conoció al operativo de secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata. Tenían entre 16 y 18 años, y la mayoría de ellos estudiaban en los colegios de la Universidad Nacional de La Plata.

Como todos los años, cientos de estudiantes marcharán para recordarlos, con la consigna “los lápices siguen escribiendo”, por las calles de La Plata y de muchas ciudades del país. Los establecimientos de la UNLP (Colegio Nacional, el Liceo Víctor Mercante y Bachillerato de Bellas Artes), donde estudiaron algunos de los alumnos secuestrados y desaparecidos, también llevarán adelante actividades institucionales de homenaje.

La comunidad de la Universidad Nacional de La Plata tiene 765 víctimas asesinadas y/o detenidas desaparecidas durante el terrorismo de Estado. En este día, la Universidad Nacional de La Plata reafirma su compromiso en la defensa irrestricta de los derechos humanos y en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia.Treinta y cinco años después de los hechos, algunos de los principales responsables de los secuestros, torturas y desapariciones de estos jóvenes han comenzado a ser juzgados el pasado lunes 12 por el Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata, en la causa conocida como “Circuito Camps” y en la cual la Universidad Nacional de La Plata participa como querellante.

En septiembre de 1976, grupos de tareas del Ejército y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires irrumpieron en los domicilios de diez estudiantes secundarios, secuestrando a Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, Patricia Miranda, Gustavo Calotti y Emilce Moler. De ese grupo, sólo cuatro lograron sobrevivir: Díaz, Miranda, Calotti y Moler.

Los jóvenes secuestrados en La Noche de los Lápices tenían militancia política: en la Unión de Estudiantes Secundarios (peronista), la mayoría, y en la Juventud Guevarista. Un año antes, en la primavera de 1975, habían participado de las movilizaciones que reclamaban por el Boleto Estudiantil Secundario (BES). El 1° de septiembre de 1975 el Consejo Deliberante de La Plata tomó el proyecto presentado por el concejal Rodolfo Mariani sobre el Boleto Estudiantil. La idea era establecer una tarifa reducida para todos los alumnos secundarios y de escuelas nocturnas. Al no obtener respuestas gubernamentales, los estudiantes debatieron en asamblea y programaron una manifestación para el día 5. Los secundarios se concentraron en las puertas del Ministerio de Obras Públicas, en 7 entre 58 y 59, para entregar a las autoridades el petitorio en el que la Coordinadora Estudiantil exigía un BES de un peso. La tarde terminó con empujones, bomba de gases lacrimógenos contra los estudiantes y la posterior desconcentración violenta.

En marzo de 1976, bajo el gobierno militar, la Coordinadora de Estudiantes Secundarios (CES) convocó a la resistencia contra el golpe. Hacían reuniones clandestinas y planificaron varias estrategias para seguir en contacto entre todos los estudiantes. Pero el reagrupamiento era difícil en esas condiciones. El panorama educativo cambió radicalmente: se habían instalado policías en los techos de "La Legión", del Normal N° 3 y del Liceo Víctor Mercante. El Colegio Nacional estaba rodeado de patrulleros y pedían documento a todos los que ingresaban, al igual que el Colegio Bellas Artes. Los centros de estudiantes funcionaban clandestinamente y las reuniones se hacían en los bares, parques y plazas o en las casas de los militantes.

En la madrugada del 16 de septiembre de 1976 se puso en marcha en La Plata el operativo de la dictadura y los jóvenes secuestrados fueron destinados a diferentes centros clandestinos de detención, donde fueron torturados: Arana, el Pozo de Banfield, la Comisaría 3 de Valentín Alsina y la Unidad 9 de La Plata fueron algunos de los centros donde fueron mantenidos en cautiverio.

El testimonio de Pablo Díaz en el Juicio a las Juntas, en 1985, primero, y luego la publicación del libro “La Noche de los Lápices”, de Héctor Ruiz Nuñez y María Seoana, y de la exhibición de la película, dirigida por Héctor Olivera (ambos de 1986), sirvieron como intensos difusores de los sucesos. Por otro lado, desde el regreso a la democracia, las calles de La Plata, Buenos Aires y muchas ciudades argentinas son testigos de las movilizaciones realizadas año a año por los centros de estudiantes de colegios secundarios, universitarios, docentes, organismos de derechos humanos y organizaciones políticas y sociales, en las que se recuerda y homenajea a las víctimas del terrorismo de estado y se reclama “memoria, verdad y justicia”.

En este sentido, debe mencionarse que en 1988 la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires sancionó la Ley 10.671, que establece la fecha del 16 de septiembre como el “Día de los Derechos del Estudiante Secundario”. La norma, además, incluyó la indicación a la Dirección General de Cultura y Educación para autorizar y promover que se desarrollen “clases alusivas a esta conmemoración, al tema Democracia y Derechos Humanos, brindando información sobre los sucesos acaecidos el 16 de septiembre del año 1976, remarcando la importancia de los valores democráticos en contraposición a la arbitrariedad de los regímenes dictatoriales”. Además, se autoriza a los Centros de Estudiantes, a realizar toda actividad cultural y/o deportiva tendiente a conmemorar lo especificado.

Posteriormente, en noviembre de 2006, el presidente Néstor Kirchner elevó a la Cámara de Diputados de la Nación un proyecto de ley para establecer el día 16 de septiembre como Día Nacional de la Juventud, aprobado en comisiones pero no tratado por el cuerpo. Los fundamentos del proyecto expresan que “la elección de esa fecha para representar el Día Nacional de la Juventud trasciende el dato histórico y busca establecer el hecho simbólico (…) Se propone, así, instituir un Día Nacional de la Juventud que tenga por objeto que los jóvenes de nuestro país se reconozcan como protagonistas de su propia historia, sujetos de deberes y de derechos, ejerciendo plenamente su libertad y sus potencialidades, y manteniendo la lucha, siempre interminable, por una patria para todos”.

Los estudiantes de La Noche de los Lápices

Claudio de Acha. Nació el 21 de septiembre de 1958. Ingresó al Colegio Nacional en 1972. En 1974 se incorporó en la UES. Fue secuestrado el 16 de septiembre de 1976 a los 17 años, continúa desaparecido.

María Claudia Falcone. Nació el 16 de Agosto de 1960. Ingresó al Bachillerato de Bellas Artes en 1973. Militaba en la UES. La secuestraron el día 16 de septiembre de 1976 a los 16 años, continúa desaparecida.

Horacio Ungaro. Nació el 12 de mayo de 1959. En 1971 ingresó a la Escuela Normal Nº 3. Militaba en la UES. Lo secuestraron el 16 de septiembre de 1976, tenía 17 años, continúa desaparecido.

Daniel Alberto Racero. Nació el 28 de Julio de 1958. Ingresó en 1971 a la Escuela Normal Nº 3. Un año después se incorpora al Movimiento de Acción Secundaria (MAS) y en el verano del ‘73 a la UES. En 1976 se inscribió en el Industrial Modelo de Berisso para cursar Tornería Mecánica. Lo secuestraron el 16 de septiembre de 1976 a los 18 años, continúa desaparecido.

María Clara Ciocchini. Nació el 21 de abril de 1958. Estudiaba en el Bachillerato de Bellas Artes y en 1973 se incorporó a la UES. La secuestraron el 16 de septiembre de 1976 a los 18 años, continúa desaparecida.

Francisco López Muntaner. Nació el 7 de Septiembre de 1960. Ingresó en 1974 al Bachillerato de Bellas Artes. Militaba en la UES. Lo secuestraron el 16 de septiembre de 1976, tenía 16 años, continúa desaparecido.

Pablo Díaz. Nació el 26 de junio de 1958. En 1972 ingresó al colegio José Manuel Estrada. Militó en la Juventud Guevarista. Lo secuestraron el 21 de septiembre de 1976. Estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y liberado en 1980.

Emilse Moler. Alumna del Bachillerato de Bellas Artes. Militante de la UES. Fue secuestrada el 17 de septiembre en su casa, a los 17 años. Estuvo detenida a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y liberada en 1978.

Patricia Miranda Alumna del Bachillerato de Bellas Artes. No tuvo militancia política. La secuestraron el 17 de septiembre de 1976, a los 17 años. Estuvo detenida a disposición del Poder Ejecutivo Nacional hasta 1978.

Gustavo Calotti. Estudiante del Colegio Nacional, había militado en la UES pero en 1976 ya se había desvinculado y estaba más próximo a agrupaciones de izquierda. Era empleado de la Policía bonaerense cuando fue secuestrado el 8 de septiembre de 1976. Estuvo a disposición del Poder Ejecutivo Nacional hasta 1979.