La rabia

España atraviesa una de las peores crisis de su historia. La periodista Cristina Fallarás da testimonio en una extensa crónica en primera persona de sus últimos cuatro años, desde que perdió su trabajo como editora al descenso a los bajos fondos de la miseria. Con dos hijos y un desahucio que no le dio tiempo a muchas maniobras, dice que la rabia la impulsó a escribir A la puta calle (Planeta) en un mes, dando voz a miles de españoles que pasan por su misma situación.

El fiasco de la ortodoxia

Hace cinco meses, más precisamente el 3 de enero de 2013, en un escueto artículo, en la categoría draft, que no refleja una posición oficial, Olivier Blanchard, economista en jefe del FMI, de centroderecha, indicó que el organismo había cometido un error en sus cálculos sobre el impacto de la disminución del gasto público en el crecimiento económico. Concretamente decía “la consolidación fiscal en las economías desarrolladas produjo un impacto más importante en la caída de la tasa de crecimiento. Lo cual indica que los multiplicadores fiscales eran significativamente más elevados de lo que las previsiones estimaban implícitamente”. La confesión no dejó de producir una pequeña revolución en el mundillo de los macroeconomistas.

Unidos contra la Troika

¿Quién es la Troika? Un año atrás muy pocos sabían dar respuesta a esta pregunta. La conocíamos de referencias, por cierto nada buenas, de su estancia en Grecia. La Troika era sinónimo de austeridad, ajustes y recortes o lo que es lo mismo penuria, hambre y paro. Pero no fue hasta la llegada del tan negado rescate, en junio del 2012, que los “hombres de negro” y “la Troika” se convirtieron en habituales de la familia. Hoy, un año después, la gente, harta, sale a la calle para decir claro y fuerte: “Troika, go home!”.

La historia se repite. Y del mismo modo que en muchos países del Sur en los años 90 y 2000 vimos manifestaciones masivas contra el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a quienes el pueblo acusaba de condenarles a la miseria. Ahora la gente, aquí, se manifiesta contra la Troika. O lo que es lo mismo: el Fondo Monetario Internacional, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. Hemos cambiado un banco, por otro de la misma especie. La lógica, pero, es la de siempre.

Las relaciones centro-periferia que antes se daban a nivel global, actualmente se repiten en la Unión Europea. Y los países de la periferia del continente, nos hemos convertido en las nuevas colonias, o fuentes de negocio, del capital financiero. Si antaño, en el Sur, se aplicaban los llamados Planes de Ajuste Estructural que decían querer hacer más sostenible la deuda, como si la miseria y la pobreza a la que les sometían pudiese ser sostenible; ahora nos hablan de “ayudas” y “rescates” que… nos hunden en la miseria.

La deuda continúa siendo el yugo que se impone a los pobres. Un mecanismo de control y supeditación de los pueblos. Un instrumento infalible de transferencia de recursos, o para ser más precisos de expolio, del Sur al Norte, ya sea a escala global o europea. Y un argumento para reducir los derechos de la mayoría y generar más beneficios al capital, recortando servicios públicos y privatizándolos de forma encubierta. El pago de la deuda que nos imponen, que, por cierto, no es nuestra, es la excusa perfecta para aplicar un plan largamente planificado. De este modo, a la estafa se la llama crisis y al robo deuda.

A marchas forzadas, hemos aprendido el significado de la Troika, pero, también, el de otros conceptos como indignación, rebeldía y desobediencia. Y nos levantamos hoy, en más de 100 ciudades de toda Europa, como “pueblos unidos contra la Troika”. Porque sí se puede.

Crisis de la Eurozona: hay una alternativa realista y factible, lejos del falso dilema austeridad/crecimiento y de las tentaciones del federalismo autoritario

El economista griego Yanis Varoufakis, asesor del partido de la izquierda radical griega Syriza, participó el pasado 28 de mayo en el foro de la OCDE 2013. En su intervención en ese Foro volvió a recordar su Modesta proposición para sacar a la Eurozona de la crisis sistémica en que se halla. El textito de Varoufakis es suficientemente claro y autocontenido.

Una apuesta (fuerte) al conocimiento

Hace unos 20 años, Bernardo “Beni” Kosacoff me presentó a Patrizio Bianchi en la vieja sede de la CEPAL en Buenos Aires. Fue aquella una reunión memorable en la que, por momentos, también intervino Francisco Gatto. Nada más nombrar a éstos expertos de primerísimo nivel da una idea de la riqueza conceptual desplegada en el encuentro. Volví a escuchar al profesor Bianchi varios años más tarde en la UIA y, en la oportunidad, realizamos una entrevista en la que manifestó gran preocupación por la velocidad de los cambios en el mundo. “Ocurren más rápido que el armado de un marco conceptual que los contenga e interprete”, decía con fuerte tono peninsular.

“La Unión Europea ha sido un proyecto de elite”

La crisis en Europa ha desatado una tensión estructural entre distintos proyectos europeos. Los programas de ajuste que intentan salvar el euro trazaron los contornos de otra Europa. Una Europa dividida, advierte Ulrich Beck, en su reciente libro Una Europa alemana (Paidós). ¿Dividida entre qué, entre quiénes? Beck describe dos fronteras: una discurre entre los países del Norte y los países del Sur. Otra distingue a los países del euro “obligados a actuar” de aquellos que, aun integrando la Unión Europea, no se adhirieron a la moneda común y “ahora tienen que ver cómo se toman decisiones cruciales sobre el futuro de la Unión sin contar con ellos”. En una región donde casi uno de cada cuatro jóvenes menores de 25 años no encuentra trabajo, en países muy endeudados como España, Grecia, Portugal se vislumbra una tercera brecha: los gobiernos aprueban los paquetes de ayuda; las poblaciones las desaprueban, observa este investigador de la Universidad de Munich y de la London School of Economics. Invitado por la Universidad de General San Martín y la Fundación OSDE, el prestigioso sociólogo alemán dialogó con Cash sobre la polarización que experimentan los habitantes del Viejo Continente, no solo entre países deudores y acreedores, sino entre la elite política y una población fuertemente empobrecida. Pero pese a reconocer el resquebrajamiento producido por una crisis que “no se pudo anticipar”, Ulrich Beck reniega de un nacionalismo que considera “enemigo” y propone que las naciones y los nacionalismos se abran a Europa y al mundo. Sólo así las naciones podrán sobrevivir, concluye.

Las ilusiones fatales de quienes propugnan ahora una salida de la Eurozona

"La frustración nacida de la estulticia de la Troika en la gestión de la crisis está tan justificada como la crítica de los errores de diseño en la construcción de la Unión Monetaria. Pero un regreso al parapeto atrincherado de las monedas nacionales no ofrece solución ninguna. Nadie debería sucumbir a la ilusión fatal de que eso permitiría poner freno a la política económica y financiera neoliberal. Al contrario. Mientras esté en vigor el Tratado de Lisboa suscrito en 2007, seguirá el baile.

La recesión se instala en Europa y crece la presión sobre el BCE

El Producto Interno Bruto del bloque monetario descendió a una tasa anualizada de 0,9% en los primeros tres meses del año, según datos publicados el miércoles, agravando una recesión que empezó a finales de 2011.

El sur de Europa vive condiciones más propias de una depresión que de una recesión lo que, combinado con un debilitamiento del crecimiento global, está arrastrando a las principales economías de la zona euro. Alemania se expandió a un ritmo anémico, mientras que Francia se contrajo.

La recesión se adueña de la UE e irrumpe en una golpeada Francia

Francia se sumergió nuevamente en el abismo de la recesión y se sumó así a la situación del resto de la eurozona que no logra salir de la crisis económica.

Los peores presagios sobre el temido double dip se confirmaron ayer cuando Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea (UE), dio a conocer el crecimiento del primer trimestre de 2013. Cuando la mayoría de los 17 países de la eurozona creía haber superado la crisis iniciada en 2008, volvieron a caer en una aguda fase de retroceso económico.