La Sociedad Rural y financiera

El famoso arquitecto Alejandro Bustillo hizo el castillo estilo Tudor que los Pereda tienen en sus campos de Cañuelas, a 45 kilómetros de la sede de la Sociedad Rural Argentina. Los jardines los hizo el no menos célebre paisajista Carlos Thays. En los miles de hectáreas de alrededor, los Pereda tuvieron décadas de renta extraordinaria y de viajar los otoños bonaerenses a las magníficas primaveras parisinas.

Celedonio Pereda (h) estuvo codo a codo con otros terratenientes en las tórridas jornadas de la Apege (Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias) en el verano del ’76. Pereda presidía la Sociedad Rural Argentina y sabía perfectamente que en cuestión de semanas se produciría una brutal transferencia de recursos de los sectores industriales vinculados al mercado interno hacia los sectores agroexportadores y también de la clase trabajadora hacia el sector más concentrado de la oligarquía argentina. El otro líder de aquella gesta cívica imprescindible para que los campos de concentración se llenaran de militantes y fueran convertidos en mataderos era Jorge Aguado, el presidente de Carbap (Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa) y de CRA (Confederaciones Rurales Argentinas).