Anteojeras

The Economist ha tenido la gentileza de ilustrar, en apenas cinco páginas, acerca de las causas y consecuencias de los avatares sufridos por la economía argentina en los últimos cien años. A su modo de ver, se trata de una tragedia porque sufrimos un siglo de declinación. No perderemos tiempo criticando la adjetivación, ya que todos entendemos que se trata de una metáfora, y reconoceremos que esa declinación se mide en relación con los países más desarrollados. Pero este formato comparativo es engañoso. Con una vara similar, por ejemplo, se podría hablar del medio siglo perdido de Estados Unidos, o de Europa, siempre y cuando se lo mida contra el fantástico desarrollo reciente de Japón, de Corea del Sur o incluso de China.