El análisis de la burguesía como actor político

Este texto apunta a discutir problemas teórico-metodológicos del análisis político de la burguesía como actor colectivo. El objetivo es doble. Primero, identificar los problemas ligados a reduccionismos que tienen presencia en los análisis de la burguesía. Segundo, desarrollar una serie de argumentos y premisas teórico-metodológicas para la articulación de variables estructural-económicas, político-institucionales e ideológicas en el análisis de la burguesía como actor político.

No prestarle atención a la burguesía ni a la articulación de variables estructural-económicas, político-institucionales e ideológicas en el análisis político son novedades en América latina. En una serie de trabajos seminales, a partir de mediados de los años '60 y durante algo más de una década, autores ligados a la "teoría de la dependencia" emprendieron justamente esa dirección.

¿Qué capitalismo es el chino?

El programa de reformas lanzado por Deng Xiaoping en 1978 pretendía construir las bases para la modernización socialista del país. Pero produjo el más espectacular proceso de desarrollo capitalista de la historia. Paradójicamente, las condiciones para esta transformación provienen de los logros “burgueses” de la revolución maoísta de 1949.

En 1978, cuando Deng Xiaoping lanzó su programa de reformas de mercado, su finalidad no era crear una economía capitalista. Deng, el “líder supremo” de China en el período post-maoísta, fue comunista desde sus 20 años, cuando era estudiante en Francia e ingresó al Partido Comunista Chino (PCCh), en 1924. En 1978 todavía preveía un futuro socialista para China. Pero como Lenin, Deng no se oponía a usar los medios del mercado capitalista para lograr los objetivos socialistas.

Notas sobre la burguesía nacional, el capital extranjero y la oligarquía pampeana

Los trabajos aquí presentados sobre la trayectoria de la empresa Siam Di Tella constituyen de por sí una contribución relevante a los estudios de caso pero, además, son importantes porque invitan a reflexionar sobre los sujetos sociales que, eventualmente, deberían encabezar la reconstrucción del país luego de la hecatombe generada por la valorización financiera vigente durante los últimos 30 años. Específicamente, invitan a examinar el concepto y la conformación de la burguesía nacional, problemática compleja por su ambigüedad, que ha dado lugar, y lo sigue haciendo, a reiteradas controversias porque históricamente ha formado parte de los sujetos sociales que plasmaron proyectos económicos, sociales y políticos que, durante la sustitución de importaciones, enfrentaron el orden establecido por los sectores dominantes.

¿Comienza una revolución anticapitalista?

En un pasaje memorable del Manifiesto Comunista Marx y Engels sostienen que con su ascenso la burguesía desgarró sin piedad el velo ideológico que impedía que hombres y mujeres percibieran la verdadera naturaleza de sus relaciones sociales “para no dejar subsistir otro vínculo que el frío interés, el ‘pago al contado’”. El capitalismo, decían, “ha ahogado el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del cálculo egoísta …

En una palabra, en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas ha establecido una explotación abierta, descarada, directa y brutal.” Y culminan esa sentencia diciendo que en ese mundo construido por la burguesía “todo lo sólido se disuelve en el aire; todo lo sagrado es profanado y los hombres, al fin, se ven forzados a enfrentarse, sobriamente, con sus condiciones reales de existencia y sus relaciones recíprocas.”

Varias consideraciones son pertinentes con respecto a estas palabras. En primer lugar para expresar la admiración que todavía hoy despierta esa extraordinaria capacidad de los fundadores del materialismo histórico para retratar, en unos pocos trazos, las profundas consecuencias que el ascenso de la burguesía tuvo sobre los hombres y mujeres de aquel tiempo. Segundo, para decir que el propio Marx revisaría aquella tesis cuando en el primer capítulo de su obra cumbre, El Capital, sentara los lineamientos generales de su teoría del fetichismo de la mercancía.