Epoca de malas noticias para el futuro de la unidad europea

Estados Unidos se salió de curso y es ahora un gigante imprevisible y hasta peligroso, con un liderazgo al que la justicia ha debido ponerle límites. Pero antes, y de modo menos estridente, fue Europa la que anduvo ese mismo sendero. Los costos de ese derrape se miden en que el viejo continente es hoy una presa más vulnerable para las ideas corrosivas de Donald Trump y su troupe de admiradores en el otro lado del Atlántico.

Otra Europa

La Europa monetaria ha fracasado. La Europa del euro, sometida al neoliberalismo globalizador más radical, ha sido incapaz de construir una unión política, social y económica, que estuviera a la altura de la excelente Carta de Derechos Fundamentales que alumbró el año 2000.

Estaba claro que el cortoplacismo económico y el sometimiento a los mercados llevaba a brotes neofascistas, xenófobos, fanáticos, aislacionistas… El resultado de las elecciones recientes en Austria, los adictos a Le Pen en Francia, la ultraderecha en Suecia –que contrasta todavía más con su pasado-… todo auguraba –los PIGS; la desfachatez de nombrar gobiernos sin urnas en Italia y Grecia, cuna de la democracia; el absurdo seguimiento de los grupos plutocráticos (G7, G8, G20) en lugar de fortalecer un sistema multilateral democrático; la sustitución de los valores éticos por los bursátiles; la deslocalización productiva guiada por la codicia; la tibieza institucional y moral frente al derecho al asilo y la ayuda al desarrollo…- lo que ahora parece sorprender a la mayoría de los líderes europeos.

Brexit

Los ciudadanos –cada vez menos- creen todavía que sus respectivos países son gobernados por medio de sus representantes (que en realidad –cualquiera sea su color político- representan puntualmente al poder económico).

Pero esos mismos ciudadanos hace ya tiempo que mayoritariamente no se tragan la píldora de que las instituciones de la Unión Europea los representan de alguna manera y que se ocupan de la construcción de una Europa solidaria, democrática y social.

Esa es la interpretación que cabe hacer del resultado del plebiscito favorable al Brexit.