El gobierno ruso cree que puede canalizar las protestas y se equivoca

Kai Ehlers entrevistó a Boris Kagarlitsky para el semanario Freitag.

Freitag: Las reacciones al fallo judicial del proceso contra Pussy Riot demuestran que las protestas continúan en Rusia. Pero el movimiento ni es unitario ni dispone de programa. A pesar de todo en los medios occidentales se le concede mucho espacio, ¿por qué?

Kagarlitsky: Por desgracia en Occidente no se entiende lo que verdaderamente está sucediendo aquí en Rusia. Quienes votaron en las elecciones presidenciales de marzo por Putin no son en ningún modo partidarios suyos. A menudo se trata de rusos que odian más a Putin que la propia oposición, pero que tenían miedo de que llegase al poder gente que tomase la misma senda neoliberal por la que Putin ahora anda.

La experiencia histórica de la URSS vista desde adentro

Uno de los sociólogos rusos de mayor importancia, y el más conocido, por sus obras, en occidente. Fue disidente en épocas de Brezhnev, por lo cual fue enviado a prisión, donde permaneció por un año. Durante la perestroika, fundó el Frente Popular de Moscú. Más tarde, se transformó en dirigente del Partido Socialista y fue electo diputado del soviet de Moscú.

Es autor de numerosos libros: El junco pensante: los intelectuales y el estado soviético de 1917 al presente (por el que recibió, en 1988, el premio Isaac Deutscher; de próxima aparición en castellano por la editorial El Cielo por Asalto), Dialectic of Change, Farewell Perestroika, Restoration in Russia, The mirage of Modernization, La desintegración del monolito(traducido al castellano y publicado por la editorial Ediciones del Pensamiento Nacional). Boris Kagarlitsky será uno de los expositores del ciclo “La crisis de fin de siglo ¿qué crisis?”