Augusto Pinochet: epitafio para un tirano

El general asesino y traidor falleció en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Su muerte ocurre 33 años después del golpe de estado que le instaló de manera ilegítima y brutal en el poder, Pinochet es repudiado como uno de los símbolos universales de la cobardía y la traición e incluso en Chile ha perdido numerosos apoyos desde que se descubrió que, además de ser el máximo responsable de crueles y masivas violaciones de los derechos humanos, saqueó los fondos públicos en proporciones multimillonarias. Autor: [b]Mario Amorós[/b] Fuente: [b]Rebelión[/b] [size=xx-small][b]Artículos relacionados:[/b] .La sombra perecedera de Augusto Pinochet .Pinochet, mucho peor que un simple dictador: el primer gobernante que puso en práctica el neoliberalismo .Pinochet: ¿a quiénes sirvieron sus crímenes? .A la muerte de un canalla / Mario Benedetti [/size]

El general asesino y traidor falleció en el Día Internacional de los Derechos Humanos. En 1978 un tribunal italiano condenó al policía Eugenio D’Alberto por proferir una “ofensa imperdonable” a sus superiores: les había llamado “Pinochet”. El juez dictaminó que este término era una “calificación injuriosa”, ya que les acusaba de ejercer el mando con “métodos de naturaleza autoritaria y represiva”. Su muerte ocurre 33 años después del golpe de estado que le instaló de manera ilegítima y brutal en el poder, Pinochet es repudiado como uno de los símbolos universales de la cobardía y la traición e incluso en Chile ha perdido numerosos apoyos desde que se descubrió que, además de ser el máximo responsable de crueles y masivas violaciones de los derechos humanos, saqueó los fondos públicos en proporciones multimillonarias.

Sin embargo, en su “legado” hallamos las claves que nos explican la situación actual de Chile. Al adelantarse en más de un lustro a Margaret Thatcher y Ronald Reagan en la aplicación del proyecto neoliberal, la dictadura de Pinochet condenó a la miseria a amplias capas de la
población: en 1990, al ceder el poder al presidente Patricio Aylwin tras perder el plebiscito de 1988, el 45% de la población vivía en condiciones miserables. Aún hoy, a pesar de la reducción de la extrema pobreza, Chile es uno de los países donde la brecha social es más acentuada y donde la indefensión de los trabajadores frente al poder económico es mayor, puesto que está vigente el Código del Trabajo de 1980. Asimismo, las transnacionales del cobre, la pesca y la madera depredan los principales recursos naturales del país en virtud de su alabada “apertura” económica y la educación y la sanidad públicas han sufrido las consecuencias del “tsunami” neoliberal.

Testimonios como éste y la lucha de la izquierda chilena por la construcción de una alternativa socialista al modelo neoliberal (impuesto por la dictadura y mantenido de manera acrítica por la Concertación) constituyen la auténtica derrota histórica de Pinochet y su legado.

Compartir en