Ataque retórico contra Irán

Los "terroristas" pierden la batalla, dice Bush usa su "misión de libertador" para revivir su liderazgo en EU. Este gobierno presenta síntomas dictatoriales, sostiene ex juez de la Suprema Corte. Presenta legislador demócrata medida de "censura" contra el gobernante por las escuchas. DAVID BROOKS Fuente: La Jornada

Nueva York, 13 de marzo. Con su nivel de aprobación por los suelos, el presidente George W. Bush intenta resucitar su presidencia empleando, una vez más, la "guerra" y su misión de "libertador", pero las señales de disidencia dentro y fuera de sus propias filas, y advertencias de figuras como una ex juez de la Suprema Corte de que este gobierno muestra síntomas dictatoriales, complican su estrategia política.

Una encuesta nacional de CBS News difundida esta noche registra que Bush sigue con el índice más bajo de aprobación de su presidencia: 34 por ciento. Un 54 por ciento cree que Irak nunca será una democracia estable, dudando del supuesto objetivo oficial del presidente para la guerra; y una abrumadora mayoría (71 por ciento) estima que ya estalló una guerra civil en el país petrolero. Sólo una cuarta parte cree que la guerra vale los costos humanos y materiales, pero 70 por ciento cree que no.

Mayoría estima que las tropas deben volver a casa
CBS realizó un análisis de las respuestas al sondeo de familias militares que tienen o han tenido a un integrante desplegado en Irak, y encontró que la mayoría (58 por ciento) estima que es hora de regresar las tropas a casa, 28 por ciento desea que esto suceda de inmediato. En torno a sus percepciones del comandante en jefe, 54 por ciento de las familias de militares lo desaprueba como presidente, y 59 por ciento desaprueba su manejo de la guerra. Aunque son más positivos que la población en general, la tendencia de este segmento es reprobar al presidente como líder militar.

Otra encuesta difundida hoy, de CNN/USA Today/Gallup, también registra el nivel más bajo de aprobación de Bush en ese sondeo -36 por ciento- con el índice de desaprobación de 60 por ciento. En el mismo día que intentó recuperar la confianza pública en su guerra, esta encuesta registró que 57 por ciento de los estadunidenses cree que la guerra fue un error, y la mitad considera que la aventura bélica va de mal en peor; además, 67 por ciento cree que Bush no tiene un plan claro para manejar la situación en Irak.

Con todo, la Casa Blanca inició hoy una nueva contraofensiva para tratar de rescatar el segundo periodo presidencial -ya dañado tanto por Irak como por la respuesta al huracán Katrina, y más recientemente, el manejo de la controversia sobre el traslado de las operaciones marítimas de varios puertos estadunidenses a una empresa con sede en Dubai- empleando, una vez más, la carta de la guerra (tal vez porque es la única que le queda en este juego).

En el primero de tres discursos sobre la llamada guerra contra el "terrorismo", programados para esta semana por la Casa Blanca, Bush declaró que en la batalla no hay un punto medio en Irak y que no hay otra alternativa aceptable más que "cumplir con la misión" de crear un "Irak libre en el corazón de Medio Oriente", ya que eso será la única manera de hacer más seguro a Estados Unidos durante generaciones. Advirtió, en su presentación en una universidad de Washington, D.C. esta tarde, que "los terroristas" están perdiendo en el campo de batalla, y por eso están empleando la propaganda -las terribles imágenes que se trasmiten en los medios- para intentar desalentar a "los aliados".

Bush intensificó también el ataque retórico contra Irán, y responsabilizó al gobierno de ese país de proveer algunas de las bombas caseras empleadas por las fuerzas "terroristas" en Irak, e insistió en que Irán representa cada vez más una amenaza nuclear para el mundo. Una vez más afirmó: "no permitiremos que las muertes de nuestros seres queridos sean en vano".

Pero continuar en el país petrolero, se atreven a decir cada vez más voces sorprendentes, es lo que sería en vano. "Sólo al salirnos de Irak será posible que Estados Unidos logre el suficiente apoyo internacional para diseñar una nueva estrategia para limitar el crecimiento de las fuerzas antioccidentales que se ha desencadenado en Medio Oriente y el sudoeste asiático", advirtió recientemente el general (retirado) William E. Odom, quien fue director de la Agencia de Seguridad Nacional entre 1985 y 1988, y el oficial de mayor rango encargado de inteligencia para el ejército.

El representante John Murtra dejó claro que no pocos en los altos mandos de las fuerzas armadas estadunidenses continúan preocupados por las decisiones de los civiles en la Casa Blanca y el Pentágono sobre esta guerra, y una encuesta registró la semana pasada que una mayoría de los soldados en Irak favorece un retiro de las tropas en un año.

En tanto, el presidente sigue bajo ataque en otros frentes; aunque casi todo ha sido justificado por ser "tiempos de guerra". La ex juez de la Suprema Corte de Estados Unidos, Sandra Day O'Connor, recién jubilada después de 24 años en el tribunal supremo al que fue nombrada por Ronald Reagan, denunció en un discurso tácticas empleadas por políticos para intimidar o presionar a la rama judicial del gobierno. Estas tendencias, advirtió, "representan una amenaza directa a nuestras libertades constitucionales", y señaló ante abogados en un foro en la Universidad Georgetown que este tipo de interferencia política en el sistema judicial puede encaminar a un país hacia la dictadura.

Pero las tácticas de intimidación -insistir que toda crítica o denuncia sólo beneficia al "enemigo" en tiempos de guerra- ha funcionado. La queja más frecuente y generalizada entre los opositores a Bush es la falta de coraje de los demócratas. Con algunas excepciones, el liderazgo demócrata ha avanzado con gran cautela, y no ha surgido un político que haya logrado canalizar y encabezar la oposición que se manifiesta en las encuestas.

Hoy el senador demócrata, Russ Feingold, presentó ante la cámara alta una medida formal para "censurar" (como una amonestación oficial de la Legislatura) al presidente por violar la ley y engañar al público al autorizar el espionaje doméstico sin orden judicial. Aunque el acto es drástico, ya que al parecer sólo se ha hecho una vez antes en la historia estadunidense, y generó algo de noticia, no hubo gran apoyo entre sus colegas demócratas.

Cuestionar al gobierno, un deber: George Clooney
El actor George Clooney, recién galardonado con el Oscar, deploró la falta de oposición entre los demócratas y políticos liberales, y los acusó de ser víctimas del temor de ser criticados como antipatriotas si expresan su disidencia con las políticas de Bush. "Sólo observen cómo tantos demócratas se rindieron justo antes de la guerra", escribió ayer en el sitio de Internet Huffingtonpost.com. Recordó que muchos dudaban de los argumentos oficiales para la guerra, y que se sabía que eran mentiras, "y por eso me vuelve loco escuchar a todos estos demócratas diciendo: 'fuimos engañados'. Me hace querer gritar ¡"Vete a la chingada¡, no fuiste engañado. Tenías miedo de ser acusado de antipatriota". Agrega que "el temor de ser criticado puede ser paralizante" pero se necesita, subraya, llegar a un acuerdo entre todos: "no sólo es nuestro derecho cuestionar a nuestro gobierno, es nuestro deber".

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