Apuntes preliminares para una revisión de la teoría del imperialismo

Alex Kodric * (Especial para sitio IADE-RE) | Comentario al libro Comercio Internacional e Imperialismo de Oscar Braun. 

El presente es un escrito con carácter de borrador de ideas y comentarios al libro de Oscar Braun Comercio Internacional e Imperialismo. A partir de considerar a dicho libro como una cabal expresión de la teoría del imperialismo en el marco del pensamiento económico nacional se procede, en primera instancia, a una exposición de los argumentos conceptuales que consideramos centrales del libro para, luego, elaborar una serie de comentarios que pretenden poner de manifiesto algunas críticas a dicha teoría.

Lejos de postular la inexistencia de acciones coercitivas o de intervención militar directa de un país para con otro, lo que se pretende poner de manifiesto es que en el modo de producción capitalista, la misma no es el elemento específico explicativo de la dinámica polar existente entre las formaciones económicas desarrolladas y las formaciones económicas dependientes.

En este sentido, en el segundo apartado, para ensayar una crítica a la teoría imperialista se retoman los aportes originales de Marx en el marco de la Crítica de la Economía Política que, lejos de agotar el tratamiento de la problemática del desarrollo, entendemos representa su punto de partida.   

Sobre el planteo original del libro

El libro comienza planteando que la dicotomía en el desarrollo económico de los países se da según sea su condición de imperialistas o dependientes. Acto seguido se formula el interrogante a resolver desde el campo de la ciencia económica: “Cuáles son las condiciones de producción del imperialismo: por qué el capitalismo genera el imperialismo y no es capaz de subsistir sin él” (p. 17).

Es decir, el autor reconoce la necesidad de explicar el fenómeno del imperialismo más allá de su apariencia inmediata, que es la coerción física. Lo cual implica, en primera instancia, la necesidad de explicar cuáles son y cómo funcionan los mecanismos de dominación y explotación de un país por otro y, en segunda instancia, cómo se reproducen dichos mecanismos en el tiempo. En otros términos, el objetivo del libro es explicar los fundamentos de la Economía Política del Imperialismo.

El apéndice conceptual del libro nos da pistas acerca del contenido de la dominación de los países imperialistas para con aquellos de estructuras dependientes. En palabras del autor: “Procedemos a definir dependencia, como la imposibilidad en que se encuentra (en un modelo simple de dos países) un país, de realizar la reproducción ampliada, y aún la reproducción simple del capital, en razón de encontrarse la producción de al menos una parte de las maquinarias y semimanufacturas que utiliza en la producción, monopolizada por el otro país” (p. 106).

Y continúa: “En efecto, podríamos tener un país sin inversiones extranjeras, en el cual se produce con una tecnología importada, y que por lo tanto requiere de un flujo constante de insumos y de maquinarias importados. Este país sería dependiente de acuerdo a nuestra definición, pues no estaría, por sí sólo en condiciones de efectuar la reproducción simple o ampliada del capital” (p. 107).

Esta incapacidad de realización de la reproducción ampliada del capital se explica debido a que los países dependientes abastecen sistemáticamente de materias a los países imperialistas a precios por debajo de su precio natural de producción. Esto ocurre porque, a través de diversos mecanismos, los países imperialistas imponen políticas restrictivas al intercambio comercial, lo cual obliga a los países dependientes a vender sistemáticamente las mercancías por debajo de su valor para intentar equilibrar la balanza comercial (debido a la imposibilidad de sustituir importaciones, pues requiere de la tecnología producida en los países imperialistas).   

La anterior situación se resume en palabras del autor de la siguiente manera: “Podemos ahora tratar de resumir la tesis de este trabajo. El imperialismo contemporáneo se explica por el intercambio desigual, es decir por la ventaja que los países imperialistas les representa comprar barato y vender caro. Los bajos precios de exportación de los países dependientes están ligados al bajo nivel relativo de salario real que en ellos rige” (p. 27).

Por fin se ha develado el misterio. Para Braun el contenido del imperialismo como forma socio-económica, se basa en la teoría del intercambio desigual y se expresa en el momento mismo del intercambio. Asimismo, ese acto de compra-venta desventajoso para los países dependientes deriva en una teoría de la superexplotación del trabajo. “Las masas populares de los países dependientes no pueden satisfacer sus necesidades vitales de consumo y menos aún acceder a los niveles de consumo de la clase obrera de los países imperialistas” (p. 15).

De esta manera, podemos observar que en el esquema de intercambio de Braun los precios de producción de las mercancías que exportan los países dependientes se determinan de manera exógena a su forma de producción, y es el salario real la variable que ajusta perfectamente dado el precio. 

Acerca de la Crítica a la Economía Política como contenido de la crítica

A partir de la reexposición de la teoría expuesta por Braun, en el presente apartado se elabora una crítica a la teoría del imperialismo retomando los desarrollos de Marx en torno a la Crítica de la Economía Política.

En primera instancia, es preciso remarcar que el propio autor pone como foco de la reproducción de la desigualdad entre los países el acto de intercambio y no las condiciones productivas y de acumulación de capital de cada uno de los mismos. En otras palabras, al centrar el análisis en el momento del intercambio se pierden de vista las particularidades del proceso de generación de valor y plusvalor en cada uno de los países. Las consecuencias de realizar esta abstracción son las que luego se extienden a lo largo del argumento y, a nuestro entender, representa su mayor debilidad.

Al hacer abstracción de las condiciones productivas de la generación de valor y plusvalor de cada una de las formaciones económicas, pero especialmente de las dependientes, no queda otro camino que centrar el fenómeno de la dependencia en el valor de uso y el fenómeno de la diferenciación en el intercambio. Es así que el autor nos postula que la dependencia de un país para con otro se debe a que, para realizar la reproducción ampliada, los primeros necesitan importar mercancías industriales (bienes de capital y otros insumos), mientras que los segundos son los que las producen. Este tipo de argumentación hace abstracción que el intercambio de mercancías en un fenómeno recíproco, signado por la división social del trabajo (en este caso internacional), de manera que cabría argumentar también, a la inversa, que los países imperialistas requieren para la reproducción ampliada de sus capitales de las mercancías primarias que los países dependientes producen y, en tal caso, la dependencia sería mutua.

Por otra parte, ya centrados en la esfera de los precios, el autor argumenta que sistemáticamente los países dependientes venden sus mercancías por debajo de su precio de producción normal, lo cual se traduce en que las mercancías no se intercambian por sus valores y que, a partir de este desfasaje, se explica la transferencia de valor de un país a otro. Esta situación sería la génesis explicativa de la desigualdad entre las formaciones económicas. Una vez generada está desigualdad sería justamente la posición dominante, coercitiva a imperial la explicaría la reproducción de dicha lógica.  

En particular, tal como expusiéramos en el apartado anterior, Braun señala que la causa de la venta de las mercancías por debajo de su precio de producción se debe a que los salarios reales de la fuerza de trabajo se pagan por debajo de su nivel de reproducción normal. En esta instancia cabe preguntarse cómo es posible considerar la producción sistemática de valor y plusvalor y, al mismo tiempo, no contemplar las necesidades de la reproducción de la mercancía que porta, justamente como valor de uso, la capacidad de generar más valor que el que encierra en tanto mercancía. En otros términos, el pago sistemático de la mercancía fuerza de trabajo por debajo de su valor no sería otra cosa que la expoliación de una nación por otra, lo cual no explica el principio por el cual, anterior a la transferencia de plusvalor, debe asegurarse la producción del mismo.

Resulta obvio que esta explicación no es compatible con una reproducción sistemática de dicha relación en el tiempo y, por lo tanto, lejos de explicar las condiciones de producción y reproducción de la desigualdad entre las formaciones económicas nacionales, lo que se estaría representando es la apariencia que adopta la misma.

La incapacidad de realizar la reproducción ampliada no es otra cosa que la incapacidad del capital de valorizarse como tal lo cual, a nivel de un país, implicaría la no generación de nueva riqueza social. De manera que, cabe preguntarse, cómo es que un país que no genera nueva riqueza social es capaz de transferirla, dé dónde proviene entonces ese excedente.

La extensión de este artículo no permite una exposición sistemática capaz de responder las anteriores preguntas. Sin embargo, queremos dejar planteado como punto inicial del argumento que, así como Marx no necesitó plantear que las mercancías no se intercambian por sus valores para explicar la existencia del beneficio en el modo de producción capitalista, creemos que no es necesario apelar a argumentaciones ad hoc para explicar la diferenciación polar entre las formaciones económicas.

En tanto uno de los movimientos generales del modo de producción capitalista es su tendencia hacia la universalización y homogeneización de sus relaciones, el intercambio de mercancías entre países no puede escapar a dicha lógica. Por lo tanto, la diferenciación en el nivel de desarrollo de los países debe explicarse por la propia dinámica de las relaciones de producción capitalistas y, más particularmente, por las condiciones en las que cada uno de ellos se inserta en el esquema de la división internacional del trabajo y su articulación con el esquema específico de acumulación de capital.

 

* Miembro del Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), Investigador del Centro Cultural de la Cooperación y docente de las universidades de Buenos Aires (UBA), José C. Paz (UNPAZ) y General Sarmiento (UNGS).

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