“Crean tensiones para su propio beneficio”

Empresarios y sindicalistas firmaron ayer un documento conjunto para apoyar el proyecto industrial que impulsa el gobierno nacional. “Los trabajadores industriales vamos a defender los logros de los últimos años, porque vuelven a surgir las voces del engaño, las voces de los ’90”, dijo Gerardo Martínez, de Uocra. Los puestos de trabajo, el poder de compra del salario, la inversión, la productividad de las fábricas y la incorporación de tecnología fueron los pilares para sostener el crecimiento de la última década. Para potenciarlos, el texto concluye que será central conservar la política de Estado, lo que permitirá superar las tensiones actuales y avanzar en el desarrollo del país.

Reunión con empresarios, sindicalistas y banqueros: palabras de la presidenta de la Nación

Quiero dirigirme un poquito a las señoras y señores de la prensa escrita, oral y radial, para plantear un poquito cómo va a ser el desarrollo de esta reunión: la primera parte, que es uno de los temas que habíamos planteado en la reunión de Río Gallegos y que hemos resuelto bajo la forma de una propuesta en materia de impuesto a los altos ingresos o Impuesto a las Ganancias con financiamiento por parte del Estado y también con un proyecto de Ley impositivo que enviaremos a la Cámara de Diputados, pero también con la firma de un decreto para hacer efectiva la suba del techo, digamos, del mínimo no imponible.

La fábula del salario y la inflación

La Argentina mediática describe las relaciones laborales así: de un lado los empresarios “preocupados”, “angustiados”, “agazapados”, desvalidos frente al “avance desmedido” de los sindicalistas que “muestran los dientes”, “voraces” en sus “presiones salariales” –los encomillados no son casualidad–. En el país que dibujan Clarín, La Nación y sus subsidiarias menores rige una lógica binaria dónde las sufridas empresas locales son rehenes de sindicatos desbocados que, con su desmedida ambición salarial, son responsables casi absolutos de la inflación. Porque ésa es la conclusión que el establishment impuso a sangre y fuego hace tres décadas: que el incremento de salarios es el principal motor de la inflación. No existen otras variables. No hay factores monetarios, fiscales o captación de renta que explique, para este relato, por qué suben los precios. La culpa es de los asalariados y de su temeraria intención de querer vivir mejor.
Habráse visto semejante imprudencia…

Con las paritarias a la vuelta de la esquina, la demonización de los salarios volvió al tope de la agenda política. Desde que el gobierno de Néstor Kirchner restituyó el ejercicio de las paritarias y la noción de dignidad laboral, las campañas tendientes a moderar los reclamos sindicales se convirtieron en un clásico del verano. Esta vez con un ingrediente adicional: el impacto de la “crisis global”. La sugestión, se sabe, suele ser una herramienta eficaz en manos del patrón.