¿Por qué hablar de patrón de reproducción del capital? / Jaime Osorio*

Jaime Osorio*
En este trabajo se desarrolla la noción "Patrón de reproducción del capital" como una propuesta de análisis para integrar los distintos momentos de la actividad económica, generalmente estudiados de manera aislada. Se entiende que existe alguna lógica que guía la reproducción del capital y que organiza, por tanto, los diferentes momentos por los cuales éste atraviesa. Finalmente se busca establecer algunas características de dicha reproducción en las economías dependientes.

Introducción

Edgar Morin (1998:30) señala que "el pensamiento simplificante es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y de lo múltiple (unitas multiplex)". Y agrega que este pensamiento "o unifica abstractamente anulando la diversidad o, por el contrario, yuxtapone la diversidad sin concebir la unidad". Aquí se encuentran resumidos dos de los principales problemas que atraviesan los análisis de las ciencias económicas, sociales y humanas. Así habrá estudios del sistema mundial capitalista, por ejemplo, que no terminan de desarrollar teóricamente los elementos que nos permitan el estudio de las regiones centrales o periféricas que lo constituyen, alcanzando una totalidad que aplasta o que no deja ver las unidades menores que la conforman. En el otro extremo, se multiplican los estudios que buscan dar cuenta de lo diverso, de lo particular, de lo fragmentario, pero en donde desaparecen los referentes en donde esa dispersión y fragmentación alcanza sentido.

En este trabajo nos proponemos desarrollar la noción Patrón de reproducción del capital como una propuesta de análisis que permite integrar los distintos aspectos o momentos de la actividad económica, generalmente estudiados de manera aislada, sea por especialistas en capital financiero, sea por aquellos a quienes interesan los procesos de trabajo, o por otros preocupados por los mercados, las crisis o la realización de la plusvalía. Entendemos que existe alguna lógica que guía la reproducción del capital y que organiza por tanto los diferentes momentos por los cuales éste atraviesa.

Luego de una serie de apartados que buscan la fundamentación teórica de la noción Patrón de reproducción del capital y su lugar en el esquema conceptual de Marx, hacia el final de este trabajo buscamos establecer algunas características de dicha reproducción en las economías dependientes.

1. La metamorfosis del capital y sus huellas

En su ciclo de valorización el capital sufre un proceso de metamorfosis, asumiendo las formas de dinero (D y D') (capital-dinero), fuerza de trabajo (Ft) y medios de producción (Mp), (capital productivo (P)), y mercancías (M') (capital-mercancías). Si para un capital individual alguna proporción del mismo sufre cada una de estas transformaciones de manera simultánea, el fenómeno es más general si se considera el capital social en su conjunto. Mientras determinados montos del capital se encuentran bajo la forma de capital-dinero, otros lo estarán en la de capital productivo y otros en la de capital-mercancías.

En situaciones históricas específicas si bien estas formas las asume el capital en ramas y/o sectores productivos diferenciados, no debe perderse de vista que son algunos sectores y ramas los que concitan las mayores o más importantes inversiones, en tanto se constituyen en ejes de la acumulación y de la reproducción del capital. Esto significa que el capital no siempre privilegia los mismos sectores ni las mismas ramas como sectores motores de su proceso de valorización y que ello varía en diversos momentos históricos.

El paso del capital bajo las distintas formas en su ciclo va dejando huellas en la producción y en la circulación. Estas huellas se convierten en brechas cuando ya no es uno o son unos pocos los capitales que se lanzan a invertir en determinadas ramas y sectores, sino que son muchos y que, con diferentes ritmos, pero en tiempos determinados, van realizando el ciclo o proceso de metamorfosis. El seguimiento de esas huellas y de las brechas que se van creando nos da pistas de análisis a fin de desentrañar cómo el capital se reproduce en determinados momentos históricos. En definitiva, el capital va estableciendo patrones de conducta en su reproducción en periodos históricos determinados.

La integración de la valorización y de las formas materiales que ésta asume, al encarnarse en determinados valores de uso, constituye uno de los problemas que la noción de patrón de reproducción del capital permite enfrentar con éxito, asuntos que por lo general, y violentando el sentido del análisis de Marx, se tienden a examinar por separado.

2. El espacio teórico de la noción Patrón de reproducción del capital

Para comprender el papel heurístico de la noción Patrón de reproducción del capital es necesario entender que en el marxismo existen diferentes niveles de análisis y de abstracción, o unidades de análisis, que van desde las más abstractas a las más concretas, donde pueden distinguirse modo de producción, modo de producción capitalista, sistema mundial, patrón de reproducción de capital, formación económico-social y coyuntura. El Patrón de reproducción del capital apunta a dar cuenta de las formas como el capital se reproduce en períodos históricos específicos y en espacios económico-geográficos y sociales determinados, sean regiones o formaciones económicos sociales. En este sentido Patrón de reproducción del capital es una categoría que permite establecer mediaciones entre los niveles más generales de análisis y niveles menos abstractos o históricos concretos. De esta forma se alimenta de los aportes interpretativos, conceptuales y metodológicos presentes en los niveles más abstractos, pero que reclama de categorías y metodologías que le son propias.

En El Capital, en tanto la formulación más acabada de las particularidades del modo de producción capitalista, Marx devela los mecanismos de funcionamiento de ese modo de producción, siendo el origen de la plusvalía en la relación capital-trabajo asalariado, y los mecanismos que generan la ley tendencial a la caída de la tasa de ganancia dos de sus aportes más significativos.

Como sistema mundial, el capitalismo se estructura de manera heterogénea, entre centros, semiperiferias y periferias, o -dicho de manera más ortodoxa- entre economías imperialistas y economías dependientes, en donde las últimas, bajo diferentes mecanismos, según diversos momentos históricos, transfieren valor a las primeras, propiciando modalidades particulares de capitalismos(1). Es en este nivel que se ubican problemas como el mercado mundial, la división internacional del trabajo y los movimientos cíclicos del capital, con sus ondas largas y sus fases de ascenso y descenso,(2) temas que abordaremos más adelante en su relación con el patrón de reproducción.

Las tres últimas unidades de análisis son las que presentan menores desarrollos teóricos, aunque la noción de formación económico-social cuenta con una mayor producción dentro de un cuadro todavía escaso.(3)

Además de dar cuenta de las formas cómo el capital se reproduce, la noción de Patrón de reproducción del capital permite historizar el movimiento de la economía a la luz de las modalidades que asume la reproducción en diferentes momentos históricos, sea en el mundo imperial o en el dependiente, en el marco de sus interrelaciones. La capacidad de historizar la reproducción del capital implica comprender las condiciones que hacen posible el ascenso, auge y declinación de un patrón, o su crisis, al tiempo que considera los momentos de tránsito, donde un antiguo patrón no termina de desaparecer o constituirse en patrón subordinado y otro nuevo no termina de madurar o convertirse en patrón predominante.

3. Los esquemas de reproducción y los ciclos del capital.

En el andamiaje teórico de Marx existen a lo menos dos fuentes en donde buscar elementos para construir la propuesta analítica del Patrón de reproducción del capital. Nos referimos a los esquemas de reproducción y al estudio que realiza de los ciclos del capital. Nos detendremos en ellas para ver su pertinencia en la tarea que nos proponemos.

3.1. Las limitaciones de los esquemas de reproducción

Cuando Marx analiza los esquemas de reproducción, abandona la visión del capital individual para adentrarse en el análisis del capital social. Allí señala que "la producción total de la sociedad se divide en dos grandes sectores:

I. Medios de producción, mercancías cuya forma las obliga a entrar en el consumo productivo, o por lo menos les permite actuar de ese modo.
II. Medios de consumo, mercancías cuya forma las destina a entrar en el consumo individual de la clase capitalista y de la clase obrera". (Marx, 1885:353)

Este último sector lo divide a su vez en un subsector de "medios de consumo que se destinan al consumo de la clase obrera", al que denomina "medios de consumo necesarios", y otro de "medios de consumo de lujo, que sólo se destinan al consumo de la clase capitalista" (Marx, 1885:359-360).

Los esquemas de reproducción están construidos sobre una serie de supuestos:

-una economía capitalista pura
-la existencia de sólo dos clases sociales: capitalistas y obreros
-una escala de reproducción sobre la misma duración e intensidad del trabajo
-no varía la composición orgánica del capital, ni el grado de explotación, ni la relación básica de distribución
-se excluye el comercio exterior

Estos supuestos permiten a Marx establecer las condiciones de funcionamiento en equilibrio de la producción capitalista. Esto es, en la reproducción capitalista, y respetando la ley del valor, qué valores de uso son necesarios para mantener el equilibrio.

"Para reproducir su capital, -señala Rosdolsky- la ‘sociedad', vale decir el ‘capitalista total' debe disponer no sólo de un fondo de valores sino también encontrar esos valores en una forma de uso determinada -en la forma de máquinas, materias primas, medios de vida- y todo ello en las proporciones determinadas por las exigencias técnicas de la producción" (1978:500-501).

La contradicción presente en la producción capitalista entre producir valor bajo la forma de valores de uso encuentra en los esquemas toda su complejidad y una vía de solución "recurriendo a un modelo sumamente abstracto y sencillo", en donde "cada uno de (los) sectores (I y II) debe velar (...) por la sustitución del valor de sus elementos de producción, pero sólo puede hacerlo si toma una parte de esos elementos de producción del otro sector, en una forma materialmente apropiada"(Rosdolsky, 1978:501-502)(4).

Frente al problema señalado en la pregunta de Marx sobre "¿cómo se repone a base del producto anual el valor del capital absorbido por la producción y cómo se entrelaza el movimiento de esa reposición con el consumo de la plusvalía por los capitalistas y del salario por los obreros?"(1885:351), Marini responde que "su solución pasa por la consideración del valor bajo su forma natural de medios de producción y de medios de consumo (...) es decir, por la consideración del valor en íntima conexión con el valor de uso" (1979a:23).

Para "buscar establecer las proporciones en que se intercambian las mercancías, tomadas como unidad de valor y de valor de uso, Marx debía desechar necesariamente los cambios en la productividad o en la magnitud intensiva del trabajo, así como, en general, en el grado de explotación". De allí "el papel específico -y por eso mismo limitado- que cumplen los esquemas en la construcción teórica de Marx, cuyo hilo conductor es precisamente la transformación de la capacidad productiva del trabajo..."(Marini, 1979:26).

Estas razones nos llevan a buscar en otros derroteros de la producción teórica de Marx los elementos que nos permitan conformar la estructura conceptual y metodológica para el análisis de la noción patrón de reproducción del capital, lo que no implica abandonar algunos de los principales problemas planteados en los esquemas, como el vínculo valor-valor de uso y las relaciones entre Sector I y Sector II.

3.2. Los ciclos del capital

Para realizar su ciclo el capital debe pasar por las esferas de la producción y de la circulación, asumiendo las formas de capital-dinero, capital productivo y capital-mercancías. Cada una de estas formas del capital presenta su propio ciclo. Sin embargo, es la unidad de estos ciclos y el paso del capital social de manera simultánea por cada uno de ellos lo que caracteriza la producción capitalista.(5)

La fórmula de los tres ciclos integrados se nos presenta de la siguiente forma:

6

En donde:

D = dinero
M = mercancía
FT = fuerza de trabajo
Mp = medios de producción
P = producción
M' = mercancía con nuevo valor
D' = dinero incrementado

La llave I (D - D') representa el ciclo del capital-dinero
La llave II (P....P) representa el ciclo del capital productivo
La llave III (M' - M') representa el ciclo del capital-mercancías

En tanto el ciclo del capital-dinero pone de manifiesto la esencia del dinero que funciona como capital, la de valorizarse, el ciclo del capital productivo permite ver no sólo la producción de plusvalía "sino la reproducción periódica de plusvalía", esto es, "no como una función ejecutada una sola vez, sino como función repetida periódicamente"(Marx, 1885:58). Por último, el ciclo del capital-mercancías nos muestra la valorización, pero como parte de un proceso en donde al capital, para lograr este objetivo, no puede desprenderse del valor de uso de las mercancías. M' debe venderse (por que tiene alguna utilidad) para realizar en dinero (D') el plustrabajo que contiene.

4. El patrón de reproducción desde el ciclo del capital-dinero

En el análisis del patrón de reproducción debemos considerar todos estos aspectos. Particular énfasis debe prestarse a la integración de los procesos de valorización y su encarnación en la producción de valores de uso específicos, asunto que en general tienden a desligarse en los análisis más recurrentes. Unos porque enfatizan el primer aspecto, olvidando o relegando la forma material que debe alcanzar el capital para valorizarse. Otros, porque privilegian la forma material (producción automotriz, electrónicos, etc.), sin preguntarse por las razones y el papel que tales valores de uso juegan en el proceso de valorización en momentos históricos determinados.

Para fines de la exposición nos centraremos en el ciclo del capital-dinero para el desglose pormenorizado de los problemas que reclama seguir las huellas y rumbos que sigue el capital en su reproducción.(6) Como ya hemos visto, la fórmula del ciclo del capital-dinero nos indica:

6

En este ciclo tenemos la presencia de dos fases que se desarrollan en la circulación y una en la producción, la que cumple la labor de intermediación de las dos primeras. Cada fase reclama tareas específicas a ser resueltas por el capital. Pasaremos al análisis de cada una de ellas (y de las metamorfosis que reclaman) a efectos de destacar los problemas de interés que se nos presentan para el análisis de la reproducción del capital.(7)

4.1. Primera fase de la circulación

a) D

Con D se nos plantean los interrogantes respecto a quiénes invierten, cuánto invierten y dónde invierten. En el quiénes invierten se presentan las siguientes opciones: capital privado, sea nacional o extranjero, y capital público o estatal.(8) Las proporciones entre estos actores de la inversión varían de acuerdo al patrón específico que nos referimos. Es sabido que en los inicios de la industrialización y hasta bien avanzados los años setenta del siglo XX el Estado jugó en América Latina un papel clave en la puesta en marcha de grandes proyectos de infraestructura y servicios, además de industrias básicas como la producción de acero y otros bienes. Esto se modifica desde los años ochenta de ese siglo, con un peso creciente de la inversión privada y, dentro de ésta, de la extranjera, al compás de nuevas políticas económicas y de la puesta en marcha de un nuevo patrón de reproducción del capital.

En las preguntas sobre el monto de las inversiones y dónde se realizan podemos encontrar algunas claves para determinar las ramas y sectores que están ocupando un lugar eje en la acumulación y en la reproducción del capital. Quienes cumplan con esa función seguramente tenderán a concentrar una masa significativa de las inversiones en un periodo determinado, absorbidas por los rubros que propician las mayores ganancias. El incremento de las inversiones favorece la concentración de capitales, así como tendencias a la monopolización y a la consecución de ganancias extraordinarias por parte de las empresas que producen con costos por debajo de la media social.

Esto va aparejado, por lo general, con la disposición de porcentajes más elevados de las inversiones a la compra de nuevos equipos, maquinarias y tecnologías, que conforman el capital constante, en desmedro del capital destinado al capital variable (fuerza de trabajo), lo que propicia elevaciones en la composición orgánica del capital, proceso que tarde o temprano se revertirá en tendencias a la baja de la cuota de ganancia.

Es importante poner atención en las ramas y segmentos de la producción que en determinados momentos privilegia el capital con sus inversiones, porque no todos tienen la misma capacidad de arrastre -o la capacidad de convertirse en pequeñas locomotoras que jalen a la expansión- de otras ramas y sectores. La industria automotriz, por ejemplo, tiene la capacidad de demandar una enorme cantidad de materias primas y una multiplicidad de partes y componentes que intervienen en la producción de autos. El establecimiento de estas empresas favorece, así, el desarrollo de una gran variedad de otras industrias, en tanto opere como fabricación de automóviles y no sólo como plantas ensambladoras de piezas y partes fabricadas en otras latitudes.(9)

También es importante prestar atención al aspecto valor de uso que fabrican las industrias que ganan atención de las inversiones y que tienden a convertirse en ejes de la acumulación. No es lo mismo fabricar salchichas que armas. En otras palabras, si bien la producción tiende a dirigirse a sectores en donde existe una demanda (o mercado), también puede incidir en crear mercado para los bienes que produce, y no todos los valores de uso responden a las mismas necesidades sociales. Hay algunos (como tanques, aviones de guerra o bombas) que marcan más claramente las distancias entre las necesidades del capital de valorizarse, produciendo cualquier bien, con las necesidades sociales de la mayoría de la población, que reclama bienes útiles de otra naturaleza.

El peso del capital financiero-especulativo y su "volatilidad" debe ser un elemento a considerar en las actuales condiciones de reproducción del capital, porque introduce un elemento relativamente novedoso, pero de enorme significación en tal proceso, considerado tanto en términos "locales" como del sistema mundial.

b) D - Mp

Una parte del dinero que quiere circular como capital industrial(10) debe destinarse a la compra de medios de producción: galpones o naves industriales, máquinas y herramientas, materias primas o brutas, repuestos, lubricantes, gasolinas, computadoras, software, tecnologías, licencias, etc.

La capacidad productiva de una empresa está determinada en gran medida por el grado de avance de sus medios de producción con relación a la media social. Mientras más sobresalga de esa media social tendrá mayores posibilidades de apropiarse de ganancias extraordinarias, a la hora de la fijación de los precios de producción y de reparto de la cuota media de ganancia en la economía. La temprana monopolización que presenta el sector secundario de la economía latinoamericana -apoyado en inversiones extranjeras- puede explicarse por esta lógica.

Esto pone al capital frente a una de sus grandes contradicciones: la necesidad de realizar avances permanentes en el campo de la productividad, para apropiarse de mayores ganancias, con el costo de que ello propicia una caída de la tasa de ganancia, al elevarse la composición orgánica del capital, y disminuir el capital variable en relación al total del capital invertido.

Es importante determinar dónde son adquiridos los equipos, maquinarias y tecnologías, tanto del sector I (medios de producción) como del sector II (medios de consumo), esto es, si en la economía interna o en los mercados externos. El asunto es relevante porque tiene consecuencias a lo menos en dos direcciones: por una parte, si son adquiridos en el exterior, nos habla del débil desarrollo interno del sector I y, por otra, que una parte sustantiva de D, apenas iniciado el proceso, saldrá inmediatamente al exterior como forma de pago para la compra de esos bienes.

c) D - Ft

La compra de fuerza de trabajo por el capital es el proceso más importante en términos de valorización, ya que esta mercancía es la única que tiene la capacidad de generar un valor extra, superior al que ella vale. Aquí reside la clave de la producción del plusvalor.

4.1.1. Dimensiones en el análisis del valor de la fuerza de trabajo

En el análisis de Marx respecto al valor de la fuerza de trabajo se encuentran presenten dos dimensiones: por un lado, el valor diario; por otro, el valor total. Este último considera el tiempo total de vida útil del trabajador o el total de días que el poseedor de la fuerza de trabajo puede vender su mercancía en el mercado en buenas condiciones, además de los años de vida en que ya no participará en la producción (o años de retiro).

Es el valor total de la fuerza de trabajo el que determina su valor diario. A ello alude Marx cuando indica que "(...) el valor de un día de fuerza de trabajo está calculado (...) sobre su duración normal media o sobre la duración normal de la vida de un obrero y sobre el desgaste normal medio...".(11)

El valor diario de la fuerza de trabajo se debe calcular, entonces, considerando un determinado tiempo de vida útil de los trabajadores y de vida promedio total, de acuerdo a las condiciones imperantes en la época. Los avances en la medicina social, por ejemplo, han permitido elevar la esperanza de vida, por lo que el tiempo de vida productiva y de vida total también se han prolongado. Esto implica que si en la actualidad un individuo puede laborar 30 años bajo condiciones normales, el pago diario de la fuerza de trabajo debe permitirle reproducirse de tal forma que pueda presentarse en el mercado laboral durante 30 años y vivir un determinado monto de años de retiro en condiciones normales, y no menos.

Un salario insuficiente o un proceso de trabajo con sobredesgaste (sea por la prolongación de la jornada laboral, sea por la intensificación del trabajo), que acorten el tiempo de vida útil total y de vida total, constituyen casos en donde el capital se está apropiando hoy de años futuros de trabajo(12) y de vida. En definitiva, estamos frente a procesos de superexplotación, en tanto se viola el valor de la fuerza de trabajo.(13)

Es importante considerar que con los elementos anteriores la idea de remunerar a la fuerza de trabajo por su valor no puede ser reducida a un asunto puramente salarial. El trabajador debe encontrar el conjunto de condiciones que son indispensables para producir y reproducir su fuerza de trabajo, y dentro de ellas el salario es importante, pero no es el único elemento.

Pueden producirse procesos de trabajo que alarguen la jornada o que la intensifiquen a tal punto que -a pesar del pago de horas extras o de incrementos salariales por incrementos en las mercancías producidas- terminarán reduciendo la vida útil y la vida total del trabajador. Ello es así porque si bien se podrá acceder a la cantidad necesaria (e incluso mayor) de bienes que conforman los medios de vida para asegurar la reproducción del trabajador, éste no puede alcanzar las horas y días de descanso necesarios para reponer el desgaste físico y mental de largas o intensas jornadas. Cuando ello ocurre, el salario extra sólo compensa una parte de los años futuros que el capital se apropia con jornadas extenuantes o de trabajo redoblado.

Una vez establecido el tiempo de vida útil y de vida promedio total de los trabajadores, cifra que en cada época está determinada por las condiciones médico-sociales imperantes, se debe pasar al cálculo del valor diario de la fuerza de trabajo, mismo que debe hacer posible la venta de la fuerza de trabajo en condiciones normales por el monto de años arriba considerados.

El valor diario de la fuerza de trabajo se determina por el valor de los medios de vida necesarios para asegurar la subsistencia y reproducción de su poseedor. Aparecen aquí las necesidades referidas a alimentos, vestido, vivienda, educación, salud, etc.

Con las dimensiones espacio y tiempo se hacen presente nuevos elementos a considerar. El lugar geográfico es importante con relación al valor de la fuerza de trabajo, ya que las particularidades climáticas definen necesidades específicas. Considérese simplemente las diferencias que reclama una zona de clima frío frente a otra de clima tropical con relación al tipo de alimentación, vestuario, vivienda, etc.

También deben considerarse cuestiones referidas a la educación, la cultura y las costumbres en las que han sido educados los trabajadores, lo que hace que determinadas necesidades básicas se resuelvan de maneras distintas en diversos países, regiones y culturas. Por ejemplo, una cultura sustentada en el maíz soluciona sus necesidades básicas en materia alimenticia de manera distinta a otras sustentadas en el trigo o en el arroz.

Pero la historicidad del problema no termina aquí. Las necesidades básicas de la población trabajadora no son las mismas hoy en día que a finales del siglo XIX o a comienzos del siglo XX, simplemente porque ellas han variado para el conjunto de la sociedad. Contar con un radio, un refrigerador o un televisor, por ejemplo, constituyen necesidades sociales tan sustantivas en nuestro tiempo como contar con pan (o tortillas), leche o frijoles.

La reproducción de los trabajadores, -que incluye a las nuevas generaciones, por lo que debe contemplar en su valor a la familia obrera- no puede ser calculada como la suma de un monto determinado de calorías, proteínas y vitaminas que se encuentren en cualquier bien, lo que implicaría considerar la reproducción fisiológica como quien le da de comer a un animal de carga. Existen elementos históricos y morales que no pueden ser soslayados, que hacen que esas calorías, vitaminas y proteínas no puedan ser calculadas sobre la base de cualquier alimento, sino sobre aquellos que constituyen parte de la cultura y de la historia alimenticia de un pueblo.

El desarrollo material de la sociedad y la generalización de nuevos bienes van convirtiendo a éstos en bienes necesarios en épocas determinadas. Por ello, no tiene nada de extraño que en barriadas urbanas pobres se multipliquen las antenas de televisión, a pesar de que sus habitantes no cuenten con los alimentos básicos. Lo que debe sorprender no son las antenas, sino que a estas alturas del desarrollo societal existan personas que no pueden contar con los bienes materiales básicos, propios de la época en que viven, y satisfacer al mismo tiempo el resto de sus necesidades de manera suficiente.

El incremento del número de bienes necesarios que propicia el desarrollo histórico presiona hacia la elevación del valor de la fuerza de trabajo. Pero el incremento de la productividad y el abaratamiento de los bienes indispensables en general, actúa en sentido contrario, con lo cual el valor de la fuerza de trabajo se ve permanentemente tensionado por estas dos fuerzas.

Una vez expuestos los criterios teóricos a considerar en la compra-venta de la fuerza de trabajo, deben señalarse otros puntos de interés a la hora del examen de un Patrón de reproducción del capital. Entre ellos destacan los sectores, ramas e industrias que demandan fuerza de trabajo en determinados momentos históricos, las características diferenciadas de la fuerza de trabajo, las condiciones en que se establece esa demanda, así como su localización territorial.

Asuntos como el monto de trabajadores contratados, la calificación de los mismos y los tipos de contratos que prevalecen en la compra-venta, son asuntos de la mayor importancia. En todos estos terrenos nos encontraremos con diferencias o similitudes entre diversos patrones de reproducción. Por ejemplo, la llamada "precariedad laboral" (que alude, entre otros asuntos a la compra de fuerza de trabajo sin contratos o con contratos temporales, con escasos o nulos mecanismos de protección y de beneficios sociales referidos a antigüedad, salud, etc.), es un rasgo que presenta similitudes entre el patrón de fines del siglo XIX y comienzos del XX, con el que se instaura a fines del siglo XX y a inicios del XXI.

4.2. Fase del capital productivo

Bajo las formas de fuerza de trabajo y de medios de producción, el capital está listo para ingresar a la fase productiva. Allí la mercancía fuerza de trabajo pondrá de manifiesto su capacidad de generar un valor por encima de su propio valor, la valorización, al tiempo que permite reponer su valor y traspasar al producto final el valor de los medios de producción que en él intervienen, la creación de valor.(14) Desde esta dimensión la fuerza de trabajo se presenta como capital variable, en tanto los medios de producción funcionan como capital constante.

El primer aspecto a considerar una vez que el capital abandona la primera fase de la circulación e ingresa a la fase productiva se refiere al trabajo mismo, que es la forma cómo el capital consume a la fuerza de trabajo.(15) En aras de incrementar la tasa de explotación, esto es, la relación entre la plusvalía y el capital que la genera, el capital variable, (p/v), se distinguen cuatro formas fundamentales: la compra de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, la prolongación de la jornada de trabajo, el incremento de la productividad del trabajo y la intensificación del trabajo. La primera de ellas se realiza en la primera fase de la circulación, donde ya hemos señalado algunos de sus puntos fundamentales, por lo que no redundaremos en ella. Veamos, entonces, las tres restantes.

a) Prolongación de la jornada de trabajo

Existen límites máximos que marcan la posible duración de una jornada de trabajo. Ellos están impuestos por el hecho de que el obrero necesita cada día determinadas horas para reponer el desgaste de sus energías físicas y mentales. A ello se agregan las "fronteras de carácter moral. El obrero necesita una parte del tiempo para satisfacer necesidades espirituales y sociales cuyo número y extensión dependen del nivel general de cultura"(Marx, 1867:178). En condiciones normales de trabajo la jornada de trabajo no puede durar 24 horas. Su límite mínimo en el capitalismo, por otro lado, es el tiempo de trabajo necesario (en donde el obrero reproduce el valor de su fuerza de trabajo) más alguna magnitud extra de tiempo en donde se genere plusvalor. Entre estos dos extremos se mueve la duración de la jornada de trabajo. No existe por ello una magnitud constante. Su duración es variable y estará determinada en definitiva por la lucha de clases.(16)

En términos del valor de la fuerza de trabajo, hemos visto que la prolongación de la jornada tiene como consecuencia una elevación de dicho valor, al requerirse una mayor cantidad de bienes necesarios para reponer el desgaste de las horas extras. Pero rebasado cierto punto, en donde el desgaste físico y mental no alcanza a reponerse, el aumento de horas de trabajo diarias no logra ser compensado por el aumento del salario.(17) En esos casos el capital se está apropiando hoy de años futuros de trabajo, lo que no sólo viola el valor de la fuerza de trabajo, sino que implica, además, la reducción de la vida útil del trabajador y la reducción de su esperanza de vida, de acuerdo a las condiciones normales imperantes.

El incremento de la plusvalía vía la prolongación de la jornada forma parte de la plusvalía absoluta, esto es, de un incremento del tiempo de trabajo excedente por el incremento absoluto de la jornada de trabajo.

Por lo general, la prolongación de la jornada de trabajo tiende a constituir un mecanismo de incremento de la plusvalía en empresas con niveles tecnológicos atrasados y menores niveles de capitalización, recurso preferentemente empleado por medianas y pequeñas industrias. Sin embargo, en situaciones de crisis y/o de una ofensiva del capital que termina rompiendo los diques de defensa de la clase obrera en la materia (como ocurre desde las últimas décadas del siglo XX y a comienzos del siglo XXI), la prolongación de la jornada puede trasladarse al conjunto de la producción y su disminución dependerá de un cambio en las correlaciones de fuerza en la sociedad.

b) La productividad del trabajo

Con una jornada de trabajo constante se puede modificar la relación entre trabajo necesario y trabajo excedente por la vía de una disminución del valor de la fuerza de trabajo y, por ende, del tiempo de trabajo necesario. Así, sin variar la jornada, crece el tiempo de generación de plusvalía, lo que permite incrementar la cuota de plusvalía. Esta es la forma clásica de generación de plusvalía relativa.

Esto sólo puede darse como resultado de una elevación de la productividad del trabajo en las ramas que producen los medios de consumo de los obreros, lo que reduce su valor unitario y, por esta vía, inciden en disminuir el valor de la fuerza de trabajo.

Es importante destacar que aquí se produce un incremento de la tasa de explotación y del tiempo de trabajo excedente sin violar el valor de la fuerza de trabajo, sino respetándolo. Es más, el incremento de la productividad general en la sociedad permite incluso incrementar la masa de bienes que pasan a formar parte de la canasta de bienes indispensables de la clase obrera, al abaratar el valor unitario de los productos (sean radios, periódicos, televisores, etc.). Este incremento en la canasta de bienes indispensables no acarrea necesariamente el incremento del valor de la fuerza de trabajo, sino que, por el contrario, puede ir acompañado por su descenso, al descender el valor unitario de los nuevos bienes incorporados, junto al descenso que opera en los bienes básicos (alimentos, vestuarios, etc.) por efectos de la elevación de la productividad.

En estas condiciones, el incremento de la productividad del trabajo supone aumentos en el consumo obrero, sin que se incremente el valor de la fuerza de trabajo. También supone un desgaste igual e incluso inferior de la fuerza de trabajo.(18) Las nuevas tecnologías o las nuevas organizaciones del trabajo permiten producir lo mismo o incluso más, sin mayor desgaste. Pero el capitalismo no está para ofrecer mejores condiciones de vida. Su objetivo es la valorización, por lo que hace de los avances tecnológicos y de la organización del trabajo no una forma de liberación sino de mayor sometimiento y explotación. En esta lógica,(19) la elevación de la productividad propicia la elevación de la intensidad del trabajo.

c) La intensidad del trabajo

Vistos desde la producción final, la elevación de la productividad y de la intensidad propician su incremento. Pero con diferencias sustanciales. La segunda se logra sobre la base de aprovechar los avances tecnológicos y en la organización del trabajo para incrementar el desgaste de los trabajadores, lo que no ocurre con la primera. La no comprensión de este elemento lleva a confundir productividad con intensidad.

Es cierto que, para que se eleve la intensidad, es necesario que se produzcan cambios tecnológicos y en la organización del trabajo que van asociados a la productividad. Sobre esas bases, el capital busca transformar todos los "tiempos muertos" en la producción en tiempos de valorización,(20) acelerando los ritmos de producción, encomendando cada vez mayores tareas a un mismo trabajador, etc.(21)

Todo esto supone la aplicación de avances técnicos a la producción que terminan por propiciar una supeditación real del trabajo al capital y que éste cuente, así, con las condiciones de disponer de los trabajadores bajo las condiciones que requiera en toda la jornada de trabajo.(22)

Al igual que la prolongación de la jornada, el incremento de la intensidad supone mayor cantidad de trabajo desplegado, por lo que debe ir acompañado de incrementos de la remuneración, para compensar el mayor desgaste físico y mental. Pero también hay un punto en donde las mayores remuneraciones son insuficientes para compensar tal desgaste si éste se incrementa. La intensidad es uno de los mecanismos empleados por el capital para elevar la tasa de explotación en condiciones que generan violaciones al valor de la fuerza de trabajo, ya sea en su valor diario como en su valor total.

La intensidad del trabajo tiende a producirse preferentemente en empresas de punta, con elevados niveles tecnológicos y productivos, en donde la duración de la jornada de trabajo es la "normal", e incluso inferior a la normal. Ello porque no es posible sostener por largas horas y de manera regular en el tiempo una atención redoblada como la que exige la intensificación del trabajo.(23)

La intensidad del trabajo propicia un tipo de desgaste que termina reduciendo la vida útil del trabajador "en condiciones normales", por la vía de enfermedades nerviosas y mentales, y por una elevación de los accidentes del trabajo, a diferencia de la prolongación de la jornada, con desgastes físicos inmediatos no sólo por accidentes.

La organización del trabajo

La forma cómo el capital organiza la producción ha ido variando desde el trabajo a domicilio, las primeras manufacturas, las grandes industrias, el fordismo y su trabajo en cadena, el posfordismo (o "toyotismo") y la conformación de equipos flexibles, la producción just in time y el regreso a empresas de tamaño medio. El predominio de cierta organización del trabajo no supone necesariamente la extinción de las formas previas, sino regularmente su combinación.(24) Junto a la grande o mediana industria de punta actualmente operan múltiples talleres bajo formas de subcontratación, e incluso el trabajo domiciliario.

De la mano con la búsqueda de incrementar la valorización del capital, la organización del trabajo está definida por el tipo de valores de uso que se producen. Una fábrica de computadoras o de automóviles tiene una organización diferente a la producción de vino, maderas o frutas frescas.

La composición técnica del capital también tiene incidencias en la organización de la producción. Si se cuenta o no con cadenas y líneas de montaje, robots, producción por computadoras, etc., son elementos que repercuten en las posibilidades de la organización productiva.

4.3. Segunda fase de la circulación

Una vez concluida la fase productiva, el capital toma la forma de mercancías que buscan ser vendidas para volver a asumir la forma de dinero, aunque acrecentado. Esta fase plantea al análisis una serie de importantes problemas.

Al salir las mercancías a la circulación, el primer interrogante es a qué mercados se dirigen, porque éste siempre es una categoría social. Así es necesario distinguir el mercado de medios de producción, la demanda que genera el capital, en sus diversos sectores (grande, mediano y pequeño) para reponer el desgaste de esos medios, sean máquinas, herramientas, repuestos, materias primas, o para ensanchar la producción. Después tenemos el mercado que genera la plusvalía no consumida productivamente, que el capital destina al consumo individual y que se satisface con medios de consumo necesarios y otros "de lujo"(25) o suntuarios. En algunas franjas de este mercado participan también sectores de la pequeña burguesía propietaria, como profesionales con despachos propios (médicos, arquitectos, publicistas, etc), y de la no propietaria (gerentes, profesionales y técnicos con cargos elevados en el sector privado, parte de la clase política y de la clase reinante, etc.).(26)

En un mercado socialmente diferente participa el grueso de la pequeña burguesía y algunas capas altas de la clase obrera. Más abajo se encuentra la demanda de las capas bajas del proletariado activo y el proletariado inactivo de manera temporal. Por último, los desempleados crónicos y el pauperismo en general.

¿A cuáles de estos mercados va dirigida la producción de manera predominante? La forma que asumen los mercados nos da una idea de la forma que asumen los sectores y ramas de la producción en una economía y viceversa. En el mediano y largo plazo son elementos que tienden a alcanzar una relativa congruencia en su desarrollo.

Cuando nos preguntamos por los mercados a los que se dirige la producción también se debe considerar el problema de los mercados externos (frente a lo ya señalado con relación a los mercados internos).

Otro asunto de interés en esta fase se refiere al tipo y monto de los valores de uso que han sido lanzados al mercado. Esto es relevante por muchos motivos, como darnos una idea del nivel de desarrollo de una economía y las ramas o sectores ejes de la producción. Pero también nos ayudará entender problemas derivados de las fluctuaciones de los mercados en relación a determinados valores de uso. Por ejemplo, una crisis generalizada tiende a propiciar derrumbes de mercados, pero por lo general economías que producen bienes de consumo indispensable (como carne, trigo, etc) serán menos golpeadas que economías que producen bienes de consumo no indispensables (café, plátanos y otras frutas) o incluso materias primas (estaño, cobre, etc.).(27) Esto porque la demanda de medios de producción tiende a decaer a la larga en contextos de crisis, en tanto, a pesar de la crisis, hay un consumo individual indispensable que se realizará.

Dentro de las diversas fases del ciclo del capital, esta es una de las más proclives a desatar crisis. Si bien cualquier interrupción, en cualquier fase del ciclo del capital, es propiciatoria de crisis, la fase M' -D' es la más aguda, porque pone de manifiesto la anarquía en que se mueven las decisiones en la producción capitalista en general, y es posible que las mercancías no encuentren mercados, por lo que se interrumpe el proceso de realización de la plusvalía.(28) Este es el momento en que se comprueba si las decisiones de inversión y de producir determinados bienes fue correcta, o si, por el contrario, se destinó tiempo de trabajo social mayor al necesario. La ley del valor alcanza aquí toda su fuerza.(29)

5. Reproducción de las contradicciones

Como proceso de reproducción, una vez transformada M' en D', el ciclo está en condiciones de continuar, pero recreando las contradicciones que le son inherentes..La lógica capitalista no permite que el ciclo se reproduzca de manera continua bajo las mismas condiciones técnicas. La elevación de la composición orgánica, con gastos crecientes en capital constante, y en nuevas tecnologías, equipos y maquinarias más avanzadas, eleva la productividad, pero a costa de ir generando una masa de sobrepoblación relativa, como resultado de la disminución relativa en capital variable.

Por otra parte, la elevación de la productividad aumenta la masa de valores de uso en donde se encarna el valor. El capital comprobará que "cuanto más se desarrolla la capacidad productiva, más choca con la angosta (franja ) sobre (la) que descansan las condiciones de consumo"(Marx, 1894:243).(30) La elevación de la composición orgánica provoca a su vez la caída tendencial de la tasa de ganancia, lo que propicia la sobreacumulación (relativa) de equipos, maquinarias y materias primas, los que no pueden ser reincorporados a la producción en tanto no se eleve la tasa de ganancia. Mientras ello no ocurre, la crisis se hará presente y múltiples capitales se verán destruidos o absorbidos por otros. Las crisis sirven como detonante para restablecer nuevas condiciones para la rentabilidad del capital, para volver a propiciar la renovación de su ciclo de reproducción y de sus contradicciones en nuevos estadios.(31)

6. Patrones de reproducción y políticas económicas

Para que la reproducción del capital genere un patrón es necesario que reproduzca ciertas pautas por algún tiempo, esto es, que su paso por las esferas de la producción y la circulación deje huellas a base de repeticiones. Hemos visto, además, que en el proceso de reproducción el capital debe sortear diversos obstáculos referidos a su metamorfosis, esto es, a las diversas formas que asume a lo largo de ese proceso.

Uno de los mecanismos fundamentales con que cuenta el capital para el logro de esos objetivos lo constituye la política económica. Esta ha sido definida como "la manipulación deliberada de ciertos medios con el objeto de alcanzar ciertos fines económicos"(32) o bien como la "acción general del poder político central, consciente, coherente y finalista ejercida en el campo económico de la producción, del intercambio, del consumo y de la distribución".(33)

Lichtensztejn considera que toda política económica tiene a lo menos cuatro componentes básicos: i) un centro o poder de decisión (Estado, gobierno, etc.); ii) prácticas o mecanismos de decisión (acciones, medios, instrumentos, medidas, etc.); iii) destinatarios sociales de las decisiones (sectores, clases, grupos, etc.); y iv) propósitos de las decisiones (fines, objetivos, metas, etc.).(34)

A la luz de los elementos anteriores, no es difícil percibir que "la política económica tiene que ver con elementos de orden económico, que, a su vez, son necesariamente políticos; es un corte simultáneo de dos planos que están perfectamente integrados y que no se pueden aislar".(35) Esto es importante de destacar en tiempos en que se enfatiza el aspecto técnico-administrativo de la política económica (y de las políticas públicas en general), relegándose su aspecto político. Una rápida visión de los instrumentos que se utilizan en política económica nos muestra lo siguiente(36):

-------------------------------------------------------------------------------
Campo de Aplicación Instrumento
-------------------------------------------------------------------------------

Monetario Tasas de interés

Fiscal Impuestos (personas y empresas)
Gasto público

Comercio Exterior Tipo de cambio
Nivel de aranceles

Inversión Extranjera Impuestos a utilidades
Préstamos

Consumo Impuestos de compraventa
Seguro social

Mano de obra Tasas de salarios

Producción Subsidios
Control de precios

Inversión Tasa de interés
Exención de impuestos
Inversión pública
-------------------------------------------------------------------------------

El campo de acción de la política económica es extenso y cubre prácticamente todos los terrenos que recorre el capital en su ciclo y en su reproducción. Esto significa que, a través de los instrumentos de política económica, se puede incidir en ayudar al capital a que su tránsito por el ciclo sea lo más fluido y favorable a sus necesidades.

Para tal efecto, el capital deberá velar porque sus intereses encarnen en el Estado, para que éste impulse políticas económicas favorables a sus proyectos de reproducción. De allí la imbricación de lo económico y lo político en la política económica.

Aquí hablamos de capital en general, pero en el nivel de análisis de un Patrón de reproducción es necesario distinguir fracciones del capital y sectores. Entre las primeras están el capital financiero y/o bancario, el capital industrial, agrícola, y el capital comercial. Entre los segundos, gran capital, mediano y capital pequeño.

Estas diferenciaciones son importantes porque la política económica no puede resolver las necesidades de reproducción de todas estas fracciones y sectores de igual manera. Algunos sectores o fracciones se verán más favorecidos y otros tantos más perjudicados. Esto significa, visto desde el campo de la política, que a nivel del Estado, los sectores más favorecidos cuentan con mayores cuotas de poder y las hacen sentir en la aplicación de políticas económicas que propicien de mejor manera su desarrollo o reproducción particular.

No existe una sola política económica, sino varias, dependiendo de las corrientes económicas de las cuales se deriven. Si se considera el énfasis ya sea en el Estado o en el mercado, sin ánimo exhaustivo, tenemos las siguientes:

---------------------------------------------------------------------------------
Enfasis en la acción estatal Enfasis en la acción del mercado
---------------------------------------------------------------------------------
Keynesiana Liberal
Estructuralista Neoliberal
Neoestructuralista Monetarista
---------------------------------------------------------------------------------

Lo importante de la distinción anterior es poner de manifiesto que, en cada una de estas escuelas o corrientes de política económica, los instrumentos señalados en el cuadro anterior se aplican de distintas maneras.

Pero cabe hacer la pregunta: ¿qué define que en determinado momento predomine y se aplique una u otra corriente de política económica? La respuesta se encuentra en la economía y en la política. En la economía, en tanto distintos patrones de reproducción del capital reclaman políticas económicas diferentes; y en la política, en cuanto los requerimientos de los sectores del capital que se convierten en ejes de un determinado patrón, tenderán a buscar las mayores cuotas de poder estatal y de esta forma lograr la aplicación de las políticas económicas que mejor se ajusten a sus necesidades de reproducción.

7. Patrón de reproducción y crisis

Vista desde el ciclo del capital, la ley a la baja tendencial de la tasa de ganancia se expresa de formas diversas, según la etapa de la metamorfosis en que se encuentre el capital. Desde la forma dinero, puede observarse que aquella ley puede propiciar la sobreacumulación relativa de capitales, es decir, excesos de capital en relación a la tasa de ganancia existente; en definitiva, capitales que no se invierten esperando su elevación.

El capital también asume la forma de mercancías en su ciclo. Y como la producción capitalista se orienta a ciegas respecto al monto de mercancías que se deben producir, al tender a la permanente elevación de la productividad del trabajo, y con ello incrementar la masa de mercancías lanzadas al mercado, propicia sobreproducciones de medios de producción y de medios de subsistencia, en donde muchos no alcanzarán a realizarse, esto es, a transformar M' en D', o lo alcanzarán por debajo del valor contenido, reduciendo de esta forma la tasa de ganancia.(37) Tendremos así crisis de sobreproducción de mercancías, o crisis de realización.(38)

Desde el ángulo del consumo, esto implica que el capitalismo genera una capacidad de demanda limitada respecto a su poderoso potencial productivo. A ello alude Marx cuando indica que "cuanto más se desarrolla la fuerza productiva, tanto más entra en conflicto con la estrecha base en la cual se fundan las relaciones de consumo".(39) Con relación a su capacidad de producir, el capitalismo siempre genera subconsumo, esto es, no es una producción establecida para resolver las necesidades de la población, sino para producir mercancías que le permitan valorizarse. En palabras de Marx, "la contradicción (...) consiste en que, de una parte, el régimen capitalista de producción tiende al desarrollo absoluto de las fuerzas productivas, prescindiendo del valor y de la plusvalía implícita en él y prescindiendo también de las condiciones sociales dentro de las que se desenvuelve la producción capitalista, mientras que, por otra parte, tiene como objetivo la conservación del valor-capital existente y su valorización hasta el máximo..."(1894:247, subrayado por J.O.).

Porque la capacidad de consumo de la sociedad "no se halla determinada ni por la capacidad productiva absoluta ni por la capacidad absoluta de consumo, sino por la capacidad de consumo a base de las condiciones antagónicas de distribución que reducen el consumo de las masa de la sociedad a un mínimo susceptible de variaciones dentro de límites muy estrechos"(Marx, 1894:243), los límites de la valorización del capital, que reclama cuotas de explotación determinadas y sobrepoblación excedente que presione para elevar esa cuota, limitan la satisfacción adecuada de necesidades en los asalariados.

Entre la fase de producción (o de explotación) y el paso en la circulación a la realización de las mercancías, existe una distancia marcada por el hecho que estos dos procesos difieren en el tiempo y en el espacio. Y la realización se halla limitada "por la proporcionalidad entre las distintas ramas de producción y por la capacidad de consumo de la sociedad" (Marx, 1894:243). Además de crisis de consumo, la crisis asumen la forma de crisis de desproporción entre sectores: el de medios de producción y el de medios de consumo.(40)

Como cualquier fase en los ciclos del capital es una metamorfosis de éste, siempre las crisis asumen la forma general de crisis de sobreproducción de capital, sea bajo la forma de dinero, de medios de producción (equipos, maquinarias, materias primas) o de mercancías. El nombre de la crisis dependerá de la fase del ciclo de la que hablemos. La no comprensión de este asunto ha gastado mucha tinta,(41) en donde por lo general se da por sentado que si calificamos la crisis de una determinada manera (sobreproducción, realización, subconsumo, desproporción, etc.), ella es contradictoria con cualquiera otra.

El capital, visto en su sentido social, como la suma de los múltiples capitales, recorre simultáneamente todas las fases, por lo que a la hora de producirse una baja de la tasa de ganancia quedará "atrapado" en todas ellas, sea como capital-dinero, sea como capital productivo, o sea como capital- mercancía. El ciclo se interrumpe dando vida a una crisis.

Los factores que propician la caída de la tasa de ganancia, esto es, la búsqueda de elevación de la productividad para ganar y/o sobrevivir en la competencia, vía al elevación de la composición orgánica, son los mismos que operan en el incremento de la masa de mercancías que requieren ser vendidas para recuperar el plusvalor en ellas contenido. Por tanto confrontar estos dos elementos(42) (o caída de la tasa de ganancia o realización) como procesos independientes y desligados uno de otro es no comprender las "contradicciones internas de la ley"(43) tendencial a la caída de la cuota de ganancia, como el "conflicto entre la expansión de la producción y la valorización"(Marx, 1894:245)(44).

En esta misma lógica, sólo una lectura fragmentada puede propiciar juicios como los que afirman que en ciertos pasajes Marx se presenta como adscribiéndose a la idea de crisis por el subconsumo, en otros, a la realización, etc.(45) Para Marx, como hemos dicho, las crisis terminan manifestándose de todas esas maneras. Todo dependerá de la fase de la reproducción que se enfatice, porque las crisis son simultáneamente la expresión de la unidad del capital y sus varios rostros o metamorfosis en sus ciclos de reproducción.

Las crisis, por razones como las arriba comentadas, pueden propiciar el agotamiento de un patrón de reproducción, con lo cual se crean las condiciones para el surgimiento de uno nuevo, periodo que puede ser precedido por una etapa de transición, en donde el antiguo no termina de morir o de subordinarse, y el nuevo, de imponerse y prevalecer. Cuando un nuevo patrón prevalece, lo que tenemos es que el capital ha encontrado nuevas condiciones para reproducirse, provocando cambios en los sectores o ramas que fungirán como ejes de la acumulación, en la organización del trabajo, en las condiciones técnicas, en las mercancías producidas, en los mercados a los cuales dirigirá su producción, en los agentes que invertirán, en el tipo de asociación con el capital extranjero, en fin, en el conjunto o en algunos de los principales estadios que marcan el rumbo del ciclo del capital.

8. Sistema mundial capitalista y división internacional del trabajo

8.1. Valor de cambio: regiones imperialistas y regiones dependientes

La consideración del sistema mundial (capitalista) en el análisis introduce un conjunto de problemas de significativa relevancia en el tema que nos ocupa. Aquél constituye una unidad heterogénea desde varias perspectivas. La más relevante se refiere a la imbricación que establece entre núcleos económico-espaciales, el llamado centro o centros, con la capacidad de apropiarse -vía diversos mecanismos- de valores producidos en otras extensiones económico-espaciales, las llamadas periferias o economías dependientes. Así tenemos un sistema mundial que opera con núcleos de acumulación de valor frente a amplios territorios que sufren de desacumulación.

Es como resultado de esta heterogeneidad intrínseca al sistema mundial capitalista que se gestan diversas modalidades de desarrollo capitalista, sea si nos referimos a las regiones o naciones que tienen la capacidad de atraer valores, o bien a aquellas que no tienen la capacidad de retenerlo. A ello aluden, por ejemplo, las nociones de economías imperialistas y de economías dependientes. Todas son capitalistas, sólo que operan y se reproducen de diferentes maneras.

Los procesos que permiten la transferencia de valores de unas a otras regiones y economías varían en el tiempo. Si en la etapa colonial ello era posible por vías preferentemente políticas (las colonias entregando tributos e impuestos a las metrópolis, o sufriendo de despojos de riquezas y metales preciosos por la simple condición colonial), posteriormente tal proceso tiende a descansar de manera predominante en mecanismos económicos (deterioro en los términos de intercambio o intercambio desigual, pago de regalías, transferencias por el monopolio de conocimientos, intereses de la deuda, etc.).

Esta situación tiene repercusiones en las condiciones en que se desenvuelven los patrones de reproducción, sea en el centro o en el mundo dependiente, incidiendo en los niveles de acumulación, condiciones de explotación y superexplotación de la fuerza de trabajo, de los tamaños y modalidades de constitución de los mercados internos y externos, en fin, en el conjunto de factores que inciden en la reproducción del capital.

Constituye, por tanto, una variable de significativa importancia a la hora del análisis de cómo se reproduce el capital, determinar el papel de una economía en el reparto del valor a nivel mundial, así como de los mecanismos que pueden beneficiarla o afectarla en términos de acumulación o desacumulación.

8.2. Valor de uso: la división internacional del trabajo

Pero el sistema mundial capitalista no es sólo reparto desigual de valor. También refiere a modalidades diversas de producción de valores de uso, lo que nos lleva al tema de la división internacional del trabajo (DIT) que se gesta en diversos momentos históricos.

La monopolización de determinadas líneas de producción (y la producción, por ende, de determinados valores de uso) por las regiones centrales, va de la mano con la competencia que se produce en el mundo dependiente en torno a líneas de producción y de bienes, sean primarios, secundarios o terciarios. Ello pone de manifiesto que la DIT no es solamente un reparto de funciones diferenciadas a nivel del sistema mundial en materia de valores de uso, sino que ello también tiene implicaciones en el campo del valor como tal. Mantener prerrogativas monopólicas sobre determinados bienes o conocimientos, tiene implicaciones en la capacidad de apropiación de valor.

Esto no significa desconocer que ciertas economías dependientes pueden contar con ventajas naturales, como yacimientos petrolíferos, lo que les permite limitar en periodos coyunturales la transferencia de valores al centro en el terreno comercial. Sin embargo, tales limitaciones no impiden que sigan operando otros mecanismos (como la capacidad de empresas financieras del centro de captar los excedentes alcanzados por economías dependientes en el comercio internacional), con lo cual el proceso heterogéneo de acumulación-desacumulación continúa operando en el mediano y largo plazo.

Todo esto pone de manifiesto la necesidad de considerar estos problemas a la hora del análisis de las condiciones, a nivel del sistema mundial, en que se desenvuelve un determinado patrón de reproducción de capital.

9. Patrones de reproducción del capital en América Latina

En situaciones históricas específicas nos encontraremos por lo general que existen articulaciones, en donde se producela convivencia de un patrón de reproducción subordinado junto a un nuevo patrón que se convierte en el dinamizador del proceso de reproducción del capital en su conjunto.

También será necesario introducir al análisis la noción de transición: momentos en donde un patrón no termina de subordinarse y el que emerge no termina de dominar con claridad.

En una simple enumeración de los patrones ejes de la reproducción de capital que ha recorrido la región a partir de su etapa de independencia,(46) podemos observar el siguiente cuadro:

-----------------------------------------------------------------------------------------------------
Patrón de reproducción Período que cubre
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a) Patrón primario-exportador Hasta la segunda década del siglo XX

b) Etapa de transición Años 30

c) Patrón industrial

- Patrón internalizado y autónomo De los años 30 a mediados de los años 50
- Patrón industrial diversificado De mediados años 50 a mediados de los 70s

d) Etapa de transición Mediados de los setentas a 80s

e) Patrón exportador de Mediados de los 80s a la fecha
especialización productiva

Cada uno de estos patrones (y sus subdivisiones) tiene su lógica interna de reproducción. Sin embargo debe considerarse que ellos forman parte de un movimiento más general, el del sistema mundial capitalista, por lo que su análisis debe integrarse a los procesos que marcan el curso de dicho sistema, de las etapas que va cursando y de la lógica que rige cada una de sus periodizaciones. Lo particular del análisis no debe ir separado entonces de los procesos generales del cual forman parte.

Esto implica asumir las características que presenta el proceso mundial de acumulación de capitales y la forma heterogénea que de ella se deriva en cuanto a la generación de centros, semiperiferias y periferias, o de centros imperialistas y regiones y naciones dependientes, y los movimientos y relaciones que en el proceso histórico se producen entre estas unidades interrelacionadas.

Un problema teórico y metodológico de la mayor importancia es desentrañar los elementos que hacen posible que los cambios en los centros imperiales propicien cambios en las economías dependientes, o, dicho de otra manera, que "lo externo" se "internalice", y cómo las modificaciones en el mundo dependiente repercuten en el mundo imperialista, o cómo "lo interno" (visto desde la periferia) se "externaliza".

Plantearse estos problemas evita mecanicismos, como suponer que bastaría conocer la dinámica de las economías imperialistas para entender lo que acontece en el conjunto del sistema mundial capitalista, o su contraparte, quedar reducido a los movimientos en las regiones dependientes y suponerles una autonomía absoluta.

Debe considerarse que si hablamos de un patrón que alcanza forma en diversas economías (por ejemplo, el patrón primario-exportador) ello nos habla de rasgos generales comunes. Sin embargo, es necesario diferenciar las especificidades como tal patrón se desarrolla en las diversas formaciones económico-sociales. El patrón primario-exportador, para seguir con el ejemplo, no tuvo las mismas características en Argentina que en Bolivia o en México. Los valores de uso producidos en unos y otros casos, sus implicaciones para dinamizar o no manufacturas locales o el tipo de propiedad sobre los principales rubros de exportación (economías de enclave o de control nacional, para asumir la distinción en la materia que plantearon Cardoso y Faletto, 1969) y sus repercusiones en la estructura de clases y en el Estado, son elementos que permiten diferencias "nacionales" dentro de un mismo patrón de reproducción de capital.

10. Diferencias en los regímenes de superexplotación en el centro y en la periferia

Si las tesis que formulan la existencia de centros, semiperiferias y periferias en el sistema mundial tienen alguna validez, ellas permiten señalar que la reproducción del capital se realiza bajo formas particulares en cada uno de estos espacios y que una tarea del análisis es llegar a formular hipótesis que expliquen esas particularidades.

Para las economías dependientes, como las latinoamericanas, una de las claves se encuentra en la superexplotación del trabajo. Marx señala que un mecanismo para contrarrestar la caída de la tasa de ganancia es el pago del valor de la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Esto implica que el proceso de superexplotación, en situaciones de crisis, no es privativo de las economías dependientes, sino del sistema capitalista en su conjunto.

Pero considerando la economía mundial en su larga duración, veremos que ella presenta diferencias sustanciales en la materia. Por lo pronto, cabría indicar que la especificidad de las economías dependientes sería la predominancia de la compraventa de la fuerza de trabajo en condiciones que violan su valor, siguiéndole en jerarquía la prolongación de la jornada y en menor medida la intensidad del trabajo. Tal sería la articulación del régimen de superexplotación en una economía dependiente, con sus particularidades, como la débil significación de los salarios en la constitución del mercado interno, y la tendencia en general de las economías dependientes a volcar su producción al exterior y a las franjas altas de consumo del mercado local, propiciando lo que Marini llamó la tendencia a la "ruptura del ciclo del capital" en las economías dependientes.

Ello difiere de lo que, en el largo plazo, ocurre en las economías centrales o imperialistas, en donde sería la intensificación del trabajo la forma predominante de superexplotación, con pesos menos significativos de la prolongación de la jornada y del pago de un salario por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Repito, esto en el largo plazo y de manera estructural, y no en situaciones de crisis en donde estas dos últimas formas también se acentuarían en el mundo central, como ocurre en nuestros días no sólo con la mano de obra migrante, sino también con los trabajadores "locales".

El régimen de superexplotación en una economía central permite a los trabajadores en general jugar un papel significativo en el desarrollo del mercado interno y del consumo, todo lo cual propicia una modalidad de reproducción del capital que difiere con lo que acontece estructuralmente en las economías dependientes. Y ello también tiene consecuencias sociales y políticas, como la posibilidades de acuerdos entre capital y trabajo que sustentan formas de gobierno democrático-liberales, asunto de difícil resolución en América Latina, por ejemplo, y en general en el mundo dependiente.

La superexplotación tiene repercusiones en el conjunto de los eslabones que conforman la reproducción del capital en una economía dependiente y determina el curso de este proceso. Por ejemplo, y como ya hemos indicado, la fase M'-D', esto es, la realización, se ve condicionada por la superexplotación en las economías dependientes debido al escaso peso de los salarios en la conformación de los mercados. Esto propicia una acentuada segmentación, en donde el mercado de consumo alto (plusvalía, rentas elevadas y salarios altos) tiene poco o ningún contacto con el resto de los mercados, sea el conformado por salarios medios y por salarios bajos respectivamente. Lo que en las economías centrales es una tensión permanente, en las dependientes termina por convertirse en una ruptura, acentuada por la vocación a encontrar en el exterior espacios de realización de la plusvalía. No es casual el peso de los mercados externos en la historia de casi dos siglos de los patrones de reproducción del capital presentes en América Latina.

Este proceso alienta a su vez la acentuada especialización de las industrias respecto a los mercados (internos) segmentados a los cuales dirigen su producción. De esta forma, tanto los mercados y la planta industrial de una economía dependiente presenta una marcada heterogeneidad, a la cual se han referido diversos autores y corrientes. El elemento que explica esa tendencia parece encontrarse en la superexplotación.

El desgaste prematuro de la fuerza de trabajo que propicia la superexplotación sólo es posible en condiciones de economías con abundante mano de obra. La temprana monopolización alcanzada por la industria latinoamericana limita la expansión de la planta productiva y de los empleos, al tiempo que el régimen de superexplotación absorbe trabajo excedente a un monto reducido de obreros (los activos), dejando un enorme excedente (obreros inactivos) disponible para presionar a los trabajadores activos, así como para el rápido reemplazo de los "agotados" por esta modalidad de trabajo y explotación. La propia reproducción del capital dependiente genera así la población disponible a sus necesidades.

Breve conclusión

Frente a la tendencia actual -en la economía y en las ciencias sociales en general-, a convertir el análisis en investigación de "pedacería", la noción de Patrón de reproducción del capital permite reconstruir la totalidad en una doble dimensión: primero, como la búsqueda de la lógica y de los ejes que articulan y organizan las formas fragmentadas como se presenta el capital (en dinero, en medios de producción, en fuerza de trabajo, en mercancías, si se considera su metamorfosis), lo que también acontece cuando se privilegian sectores (minería, agricultura, manufactura, servicios), o ramas productivas (alimentos, vestuario, automotriz, etc), así como "temas" diversos, como procesos de trabajo, salarios, impactos territoriales, etc, para sólo mencionar algunos de los que concitan la atención en las investigaciones.

En segundo lugar, favorece una visión que obliga a romper con las fronteras disciplinarias, las que se han convertido en verdaderas camisas de fuerza para la reflexión. La relación entre patrón y políticas económicas, por ejemplo, nos traslada a la relación de los movimientos del capital y su relación con el Estado (centro del poder político), que es desde donde se implementan las políticas económicas.

Estos son algunos de los principales valores heurísticos de la categoría Patrón de reproducción del capital, amén de permitir desentrañar y periodizar la lógica que guía los movimientos del capital. Con ello, las nociones más abstractas presentes en la obra de Marx, y en autores que han desarrollado categorías para el estudio del sistema mundial, alcanzan las mediaciones necesarias que favorecen el estudio de situaciones históricas más concretas, sea en el mundo imperial, sea en las regiones dependientes.

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Como citar este artículo:

Osorio, Jaime (2006): "Por qué hablar de Patrón de reproducción del capital", Oikos N°21, 149-186, EAE, Universidad Católica Silva Henríquez (UCSH), Santiago de Chile

* Chileno, Sociólogo, Dr. en Ciencias Sociales, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana UAM-Xochimilco, México, josorio@correo.xoc.uam.mxEsta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla

(1) Este nivel de análisis alcanzó sus primeros desarrollos a partir de las obras clásicas de Lenin, Rosa Luxemburgo, Hilferding y Bujarin sobre el imperialismo, y ha vuelto a ganar atención a partir de la producción de Immanuel Wallerstein , Samir Amin y Giovanni Arrighi. La vertiente marxista de la teoría de la dependencia es la que mejor desarrolló este problema desde las economías dependientes. Su expresión más acabada la realizó Ruy Mauro Marini (1973). Para una exposición de las corrientes y aportes de la teoría de la dependencia, véase el capítulo 5 de este libro. También puede consultarse el capítulo IX: La construcción de paradigmas. Sobre el subdesarrollo y la dependencia, en Osorio (2001).

(2) E. Mandel señala que el ciclo industrial dura entre siete a diez años y que "Marx determinó (su) longitud (...) por la duración del tiempo necesario para la rotación y reconstrucción del capital fijo". Pero "la historia del capitalismo en el plano internacional surge (...) no sólo como una sucesión de movimientos cíclicos de una duración de siete o 10 años, sino también como una sucesión de periodos más largos, de aproximadamente 50 años (...)". (Mandel, 1979:107 y 117)

(3) Parte de esa producción puede verse en El concepto de "formación económico-social", de Cesare Luporini y Emilio Sereni, Cuadernos de Pasado y Presente N°39, Córdoba, 1973. Sobre Patrón de reproducción la productividad es aún menor, y se puede consultar de José Valenzuela Feijóo ¿Qué es un patrón de acumulación?, Facultad de Economía, UNAM, México, 1990. En torno a la noción de coyuntura puede verse el cap. IV de Osorio (2001).

(4) Bujarin señala (Bujarin y Luxemburgo, 1975:102 y ss.) que en la reproducción simple la proporción entre los sectores I y II para el equilibrio debe ser : I (v + p)= IIc, y para la reproducción ampliada : I (v + &v + @p) = II (c + &c) , en donde @ expresa la plusvalía consumida improductivamente y & la parte acumulada.

(5) "El verdadero ciclo del capital industrial, en su continuidad , no es (...) solamente la unidad del proceso de circulación y del proceso de producción, sino la unidad de sus tres ciclos. Pero, para ello, es necesario que cada una de las diferentes partes del capital vaya recorriendo sucesivamente las distintas fases del ciclo, pase de una fase , de una forma funcional a otra, que el capital industrial, como el conjunto de todas estas partes, aparezca, por tanto, simultáneamente , en las diferentes fases y funciones, describiendo con ello los tres ciclos al mismo tiempo" (Marx, 1885:92).

(6) "La forma general del ciclo del capital industrial es el ciclo del capital-dinero, siempre dando por supuesto el sistema capitalista de producción"(Marx, 1885:57).

(7) En su artículo "El ciclo del capital en la economía dependiente" (1979b), R. M. Marini realiza un ejercicio como el que aquí iniciamos, aunque enfatizando sus modalidades en el capitalismo dependiente. Aquí retomaremos algunas ideas allí vertidas. El análisis se moverá en un nivel general, aunque en algunos puntos nos detendremos en las especificidades que presenta la reproducción del capital en América Latina.

(8) Para simplificar dejamos fuera la posibilidad de capitales "mixtos".

(9) Que es lo que ha tendido a ocurrir en América Latina en los últimos veinte años, donde la demanda de las plantas automotrices instaladas, a la industria local, es mínima.

(10) "(...) industrial, en el sentido de que abarca todas las ramas de producción explotadas sobre bases capitalistas"(Marx, 1885:49).

(11) Marx, (1867:440), subrayado JO. Marx reitera esta idea cuando indica: "Sabemos que el valor diario de la fuerza de trabajo se calcula tomando como base una determinada duración de vida del obrero..."(1867:451), subrayado JO.

(12) Bajo la forma del discurso de un obrero a un capitalista, Marx argumenta así esta situación: "(...) calculando que el periodo normal de vida de un obrero medio que trabaje racionalmente es de 30 años, tendremos que el valor diario de mi fuerza de trabajo, que tú me abonas un día con otro, representa a 1/365x30 , o sea 1/10.950 de su valor total. Pero si dejo que la consumas en 10 años y me abones 1/10.950 en vez de 1/3.650 de su valor total, resultará que sólo me pagas 1/3 de su valor diario robándome, por tanto, 2/3 diarios del valor de mi mercancía. Es como si pagases la fuerza de trabajo de un día empleando la de tres". (Marx, 1867:180).

(13) La formulación teórica de este tema se encuentra en Marini (1973).

(14) "(...) el proceso de valorización no es más que el mismo proceso de creación de valor prolongado a partir de un determinado punto" (Marx, 1867:146).

(15) El paso de una fase a otra Marx lo dibuja así: "El antiguo poseedor de dinero abre la marcha convertido en capitalista, y tras él viene el poseedor de la fuerza de trabajo transformado en obrero suyo; aquel pisando recio y sonriendo desdeñoso, todo ajetreado; éste tímido y receloso, de mala gana, como quien va a vender su propia pelleja y sabe la suerte que le aguarda...."(1867:129), subrayado en el original.

(16) "(...) en la historia de la producción capitalista, la reglamentación de la jornada de trabajo se nos revela como una lucha que se libra en torno a los límites de la jornada; lucha ventilada entre el capitalista universal, o sea , la clase capitalista, de un lado, y de otro el obrero universal, o sea, la clase obrera". (Marx, 1867:180).

(17) "Hasta cierto punto cabe compensar el desgaste mayor de la fuerza de trabajo que necesariamente supone toda prolongación de la jornada aumentando al mismo tiempo la remuneración. Pero, rebasado ese punto, el desgaste crece en progresión geométrica, destruyéndose al mismo tiempo las condiciones normales de reproducción y de funcionamiento de la fuerza de trabajo"(Marx, 1867:440), subrayado nuestro. Cabe hacer notar que es recurrente la utilización por parte de Marx de ideas sobre "lo normal", que nada tienen que ver con la idea de promedio respecto a lo que ocurre. Esto para contraponerlo a quienes creen que no existe norma alguna en el tema como el capital utiliza la fuerza de trabajo y que sólo lo que ocurre de manera cotidiana en la realidad es "lo normal". De esta forma, si la jornada dura 12 o 14 horas diarias, eso sería "lo normal". El punto de vista de Marx, como vemos, no concuerda con esta postura "realista-empirista" del capital.

(18) "En general, el método de producción de la plusvalía relativa consiste en hacer que el obrero, intensificando la fuerza productiva del trabajo, pueda producir más, con el mismo desgaste de trabajo y en el mismo tiempo" (Marx, 1867:337).

(19) Esto es, en la lógica del capital. En otra lógica, los incrementos de la productividad generan las condiciones para incrementar el tiempo libre.

(20) Frente a la imposición de "una jornada normal de trabajo, limitada por la ley", el capital establece una "intensificación del trabajo", esto es, "impone (..) un desgaste mayor de trabajo durante el mismo tiempo, una tensión redoblada de la fuerza de trabajo, tupiendo más densamente los poros del tiempo de trabajo, es decir, obligando al obrero a condensar el trabajo hasta un grado que sólo es posible sostener durante una jornada de trabajo corta."(Marx, 1867:336-337).
"La intensidad creciente del trabajo supone un despliegue mayor de trabajo dentro del mismo espacio de tiempo"(Marx, 1867:438).

(21) "(...) la máquina se convierte, en manos del capital, en un medio objetivo y sistemáticamente aplicado para estrujar más trabajo dentro del mismo tiempo. Esto se consigue de un doble modo: aumentando la velocidad de las máquinas y extendiendo el radio de acción de la maquinaria que ha de vigilar el mismo obrero, o sea, el radio de trabajo de éste"(Marx, 1867:339).

(22) "La producción de plusvalía relativa supone (...) un régimen de producción específicamente capitalista (...) a base de la supeditación formal del trabajo al capital. Esta supeditación formal es sustituida por la supeditación real del obrero al capitalista"(Marx, 1867:426), subrayado en el original.

(23) "(...) tiene que sobrevenir necesariamente un punto, un nudo, en que la prolongación de la jornada de trabajo y la intensidad de éste se excluyan recíprocamente..."(Marx, 1867:337).

(24) Para un análisis que presenta las similitudes y diferencias entre el fordismo y el toyotismo, ver Juárez (2002).

(25) Siguiendo con el nombre que da Marx (1885:359-360) al sector IIb en los esquemas de reproducción.

(26) La distinción de estas fracciones y sectores de la pequeña burguesía, y del resto de clases sociales en el capitalismo la hemos realizado en Osorio, 2001:cap. VI.

(27) Esta fue una de las razones por la cual la crisis mundial que va de la primera a la segunda guerra, pasando por la crisis del 29, afectó de manera desigual a los países latinoamericanos. Los grandes productores de bienes de consumo indispensables (como Argentina, productora de carnes y trigo) se vieron menos afectados que los productores de materias primas (Chile, salitre: Bolivia, estaño), o que los productores de bienes de consumo no indispensables (Brasil y Colombia, café; países centroamericanos y caribeños, que producían bananos y azúcar). Ello permitió que en Argentina los sectores ligados al patrón primario-exportador mantuvieran un peso económico y político que en otros países latinoamericanos se debilitó con aquella larga crisis.

(28) Marx señala que en ciertos momentos el capitalista industrial puede vender al capitalista comercial sus mercancías, y seguir produciendo como si las mercancías hubieran salido de la órbita del mercado. Si ello no ha ocurrido, "una oleada de mercancías sigue a la otra, hasta que por último se comprueba que la oleada anterior no ha sido absorbida por el consumo más que en apariencia. Los capitales en mercancías se disputan unos a otros el lugar que ocupan en el mercado (....). Los que las tienen en su poder se ven obligados a declarse insolventes o a venderlas a cualquier precio para poder pagar (...) Es entonces cuando estalla la crisis"(Marx, 1885:69).

(29) "La gracia de la sociedad burguesa consiste precisamente (...) en que a priori no existe en ella una regulación consciente, social de la producción. Lo racional y lo naturalmente necesario sólo se impone en ella como un ciego promedio", carta de Marx a Kugelman (1885:706).

(30) La traducción en la edición de Pedro Scaron para Siglo XXI es más clara en este párrafo:"Pero cuanto más se desarrolla la fuerza productiva, tanto más entra en conflicto con la estrecha base en la cual se fundan las relaciones de consumo". Marx, El Capital, Tomo III, vol. 6, Siglo XXI editores, México, 1976.

(31) Para una síntesis de las contradicciones del capitalismo véase Marx, 1894:cap. XV (Desarrollo de las contradicciones internas de la ley).

(32) Tinbergen (1961), citado por. Lichtensztejn en Magaña et al. (1997:18).

(33) J. Saint Geours (1973), citado por Lichtensztejn en Magaña et al. (1997:18).

(34) Lichtensztejn en Magaña et al. (1997:17-18).

(35) Vargas Larios en Magaña et. Al. (1997:51).

(36) Síntesis construida a partir de H. B. Chenery, "Política y programas de desarrollo", en Boletín Económico de América Latina, CEPAL, Santiago, marzo 1958, vol. III, n. 1, tomado de Herschel en Magaña et. al. (1997:122-123).

(37) "La masa total de mercancías (...) necesita ser vendida. Si no logra venderse o sólo se vende en parte o a precios inferiores a los de su producción, (la) explotación no se realiza como tal para el capitalista (...) o solamente va unida a la realización parcial de la plusvalía estrujada, pudiendo incluso llevar aparejada la pérdida de su capital en todo o en parte"(Marx, 1894:243).

(38) "(...) se producen demasiadas mercancías para poder realizar y convertir en nuevo capital, en las condiciones de distribución y de consumo trazadas por la producción capitalista, el valor y las plusvalía contenidos en ellas, es decir, para llevar a cabo este proceso sin explosiones constantemente reiteradas" (Marx, 1894:255).

(39) Marx, El Capital, Siglo XXI editores, 1976, t. 3, vol. 6, p. 314. (Esta edición es más clara en ese punto, que la del FCE, que señala que "cuanto más se desarrolla la capacidad productiva, más choca con la angosta (sic) sobre que descansan las condiciones del consumo"(1894:243).

(40) Los dos sectores que Marx distingue cuando analiza los esquemas de reproducción. Véase 1885:Cap. XX y XXI.

(41) Sólo a modo de ejemplo, véase los trabajos de Sweezy (1945), de Dobb (1945) y de Colletti (1978) entre otros.

(42) Colletti señala que en el marxismo "(...) a menudo terminó por prevalecer la concepción de las llamadas "crisis de realización": concepción ésta a partir de la cual la crisis siempre se hace derivar de la declinación de la ganancia, aunque esta declinación se explique no por las contradicciones de la acumulación y por el aumento de la composición orgánica del capital, sino por la imposibilidad de los capitalistas de realizar el pleno valor de las mercancías que producen" y agrega que las teorías que enfatizan la realización en las crisis "provienen, por lo general, de autores que por una u otra razón no concuerdan con Marx en el reconocimiento de la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia" (1978:97).

(43) Así se llama justamente el capítulo XV del tomo III de El Capital, que cierra la Sección Tercera en donde se ha desarrollado "la ley como tal" (cap. XIII) y las "causas que contrarrestan la ley" (cap. XIV).

(44) La otra contradicción señalada en el cap. XV es el "exceso de capital y exceso de población". (1894:248).

(45) Dobb incurre en comentarios en esta línea. (1945:85-86).

(46) Considerando la situación de los países de mayor desarrollo relativo.

Fuente: [color=336600]Revista OIKOS [/color]

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